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De vender souvenirs a servir café: los kioscos de Barcelona se buscan la vida

La reinvención avanza imparable aunque el Ayuntamiento todavía debe aprobar todos los cambios

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El quiosco de Gran Via con Calàbria donde se vende café, bebidas y souvenirs

BarcelonaLos quioscos de prensa de Barcelona se han hecho suya la máxima de renovarse o morir. Para compensar la caída de ventas de periódicos y revistas, tienen tabaco, lotería o juguetes y cromos para los niños, además de publicidad, pero donde la reinvención se ha evidenciado más hasta ahora ha sido en las zonas turísticas, donde a menudo los suvenires han arrinconado a la prensa. Desde la pandemia, este proceso ha alcanzado una nueva dimensión. En ocasiones, de la mano de inversores locales y venidos de otros países que han visto una oportunidad en el declive de los quioscos. En muchos ya se han instalado cajeros automáticos, taquillas de paquetes de Amazon, se sirven cafés y ahora tendrán antenas 5G.

Algunos han incorporado una barra de bar para tomar café y cuesta reconocer cuál era su función primigenia. Los cajeros, las taquillas de paquetes y las antenas 5G cuentan con el beneplácito municipal, pero las cafeteras no. Pese a que hace más de un año que el Ayuntamiento anunció que los quioscos podrían vender café, comida envasada y reducir el porcentaje mínimo que debe tener la prensa –pasando del 80% al 51%–, el hecho es que estas medidas se quedó en una mera voluntad que atascó con las elecciones municipales de mayo de 2023.

Las transformaciones están motivando que el paisaje de los quioscos barceloneses sea de lo más heterogéneo, como ha constatado el ARA después de haber recorrido una veintena de varios barrios y de Hospitalet de Llobregat. La venta de prensa se concentra sobre todo en las personas mayores acostumbradas al papel. De ahí que los quiosqueros se busquen la vida para garantizarse otros ingresos o que nuevos inversores revivan quioscos cerrados o en proceso de jubilación aprovechando que el traspaso les resulta económico. Varios quiosqueros coinciden en que los nuevos servicios y productos ya les suponen el 70% de la facturación y la prensa el 30% restante.

El quiosco de Diputació con Roger de Llúria, donde apenas se ven diarios.
El quiosco de Gran Via con Calabria, donde se vende café y se entregan paquetes.

Hasta ahora, la venta de souvenirs se había convertido en la gallina de los huevos de oro de algunos quioscos, donde la prensa puede haber acabado reducida a la mínima expresión. En el de Diputación con Roger de Llúria del Eixample barcelonés, los turistas incluso tienen salvaslips a su disposición. En algún otro la prensa ya ha desaparecido del todo, como el de la salida del metro de Montbau (L3), que sobre todo vende snacks, bebidas y juguetes. En un lateral quedan viejas revistas teñidas de azul, como una Dinero de mayo de 2007, con un titular revelador: "El ladrillazo. El aterrizaje del sector inmobiliario puede ser abrupto". Desde aquella crisis y con sus dificultades para adaptarse a la digitalización, la prensa en papel retrocede sin cesar. Según el Ayuntamiento de Barcelona, ​​en los últimos años se han retirado 109 quioscos, y de los 288 que quedan 254 adjudicados, 9 cedidos al Instituto Municipal de Personas con Discapacidad y 25 vacantes.

El café toma el protagonismo

Ahora el café se ha erigido en la nueva gallina de los huevos de oro de los quioscos. Entre los pioneros en tener, el del paseo de Sant Joan 17, donde en diciembre del 2019 se estrenó News & Coffee, impulsado por un grupo de expuestos, entre ellos Gautier Robial. "El papel no está muerto, el quiosco no está muerto: está más fuerte y más necesario que nunca", asegura, como para fomentar la interacción vecinal y las publicaciones de calidad. Hacen café de especialidad, venden algunos diarios de aquí y hasta 120 revistas "independientes", ninguna en catalán, al menos el día que hemos ido al quiosco. Robial asegura que el 60% de las ventas son de prensa y presume de ser "el único concepto de quiosco en Barcelona que respeta el 80%" mínimo de prensa vigente. En Barcelona hay cinco kioscos News & Coffee y se han extendido a Valencia, Madrid y Londres.

El quiosco News & Coffee de paseo de San Juan en una imagen de archivo.

Unos meses más tarde, ya en 2020, nació GoodNews con el objetivo de transmitir "buen rollo" en plena pandemia. En este caso, el café ha tomado casi todo el protagonismo en la prensa: en el quiosco de enfrente del Palau Robert contamos una decena escasa de periódicos y revistas, y se puede entrar para recoger el café en una barra. Tras esta empresa hay un grupo de cinco emprendedores, entre ellos el CEO, Jan Barthe Cuatrecasas, de la familia del despacho de abogados Cuatrecasas. Entre varias rondas de financiación han levantado ya 15 millones de euros. En Barcelona tienen 13 puntos de venta, entre quioscos y bajos comerciales seleccionados por estar en zonas concurridas por oficinistas y turistas, detallan desde la empresa, y también tienen presencia en Madrid y París.

Quioscos particulares también se han apuntado al auge del café, como el Barukh Coffee de Gran Via – Calabria. Solo con prensa "la rentabilidad no era la esperada" para Diego Caicedo y ahora el negocio lo realiza con el café de especialidad. Cuando acudimos, buena parte de las revistas están ocultas tras paquetes por recoger. "La prensa desaparecerá tarde o temprano", vaticina Caicedo, mientras que para otros el café es un mero complemento, como en el quiosco del eje verde de Consell de Cent junto a Bruc. Daniel Nieva puso una cafetera por la expectativa creada con el anuncio de que podrían vender café, pero el suyo es tan sólo de cápsulas y garantiza: "Si mañana me dicen que lo saque, no tengo ningún problema".

Incluso el Colegio de Periodistas de Catalunya, que gestiona quioscos en la Rambla y en el paseo de Gràcia, ha incorporado una cafetera en al menos uno de ellos y ha traspasado al frente del Palau Robert en GoodNews. Todos los intentos por tener el parecer del colegio sobre estas decisiones han resultado infructuosos. En todo caso, la extensión de las cafeteras ha inspirado a Florencia Cagna, que con Ossie Mustafa han cogido el quiosco de la esquina entre Conde Borrell y Marqués de Campo Sagrado en Sant Antoni para vender vinilos –encajan con el pliego de condiciones vigente– y prensa musical. "¿La primera vez que vi una cafetería en un quiosco fue «Uau, por qué no eso»?", relata.

Florencia Cagna en el quiosco del barrio de Sant Antoni donde vende sobre todo vinilos.

Para incorporar nuevos servicios, la Asociación Profesional de Vendedores de Prensa de Barcelona y Provincia (APVPBP) confía en Urban Service Point (USP), una empresa a través de la cual se instalan los cajeros, taquillas de Amazon, cargadores baterías para bicis y motos –un par de quioscos ya tienen– y antenas 5G –la primera se está montando en la Rambla, 136–. De familia de quiosqueros, Luis Sancho (USP) pensó en remediar el declive de los quioscos, porque son "un capital brutal" al estar a pie de calle y ser accesibles. Desde 2022 han desplegado nuevos servicios en más de 150 quioscos de Barcelona y son casi 400 contando los de Madrid, Málaga y Granada. "Hay muchos quioscos que de no ser por nosotros habrían cerrado", asegura.

Modificación normativa pendiente

El visto bueno municipal en todos los cambios en los quioscos se hace esperar. No gustan a todos: el Gremio de Restauración de Barcelona ha llegado a considerar la venta de café y comida envasada una muestra de intrusismo y competencia desleal. Fuentes municipales explican al ARA que "el Ayuntamiento trabaja desde hace meses en un nuevo modelo de negocio y tiene previsto elevar en el plenario durante las próximas semanas la aprobación provisional". Añaden que la propuesta hay que trabajarla "con los grupos municipales y otros interesados", entre ellos la asociación APVPBP de los quiosqueros barceloneses. El vicepresidente, Jordi Bastardas, reclama al Ayuntamiento agilidad: "En prácticamente nada dice que no, pero no sacamos nada adelante o se tarda mucho".

Entretanto y sin detallarlos, el Ayuntamiento dice tener abiertos 14 expedientes por incumplimientos. Los hay vinculados al café porque al menos alguno es de News & Coffee, confirma Robial. Al mismo tiempo, con la apertura de su quiosco de vinilos, Cagna ha visto cómo el Ayuntamiento es "superflexible" ante "la nueva ola de jóvenes con ganas de emprender" y cree que el futuro de los quioscos implica especializarse como ella: vender cómics, juegos de mesa o artículos para perros y tener la correspondiente prensa especializada. El quiosco queer Odd Kiosk de la calle Valencia, que tiene publicaciones y obras de arte LGTBIQ+, es un ejemplo.

"El quiosco hace barrio"

Los quioscos de toda la vida hacen su función social, sostiene Mario Gerboles, quiosquero de la calle Riera Blanca de L'Hospitalet, cerca del Camp Nou. "El quiosco hace barrio", subraya Gerboles, por el contacto con el vecindario y, como se ponen temprano, dan seguridad. Ahora muchos se jubilan sin relieve. "Nadie quiere coger un negocio como éste", asegura, al menos en Hospitalet. Por eso los quiosqueros hospitalenses reclaman poder incorporar otros servicios como en Barcelona y lamentan que nadie quiera ponerles publicidad, el único que por ahora les ha permitido el Ayuntamiento. En Hospitalet sólo quedan 15 quioscos de prensa –hace poco más de una década eran cinco veces más– y el Ayuntamiento estudia que tengan más productos y servicios.

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