Enric y Meghan Markle, fuente de conflicto político en Colombia
La visita de los duques de Sussex al país latinoamericano provoca críticas contra la vicepresidenta colombiana
BarcelonaIba a empezar este texto diciendo que los pobres Enric y Meghan deben tener muchas ganas de que al menos en alguna ocasión los eventos que protagonizan no se conviertan en polémicas internacionales. Pero claro, esta reflexión me ha durado en la cabeza entre uno y dos segundos, porque rápidamente he caído en la obviedad de que no pueden permitírselo. Los duques de Sussex valen ya sólo lo que vale su atención mediática, y esto hoy en día, por desgracia, es directamente proporcional a las polémicas que provocas o el odio que generas. En la era del Twitter de Elon Musk, la ira gana la batalla de largo. Algunos son víctimas, pero otros lo saben capitalizar. No sorprenderá a nadie que ellos, con un extenso currículum de capitalizar shows, sean del segundo grupo.
El último espectáculo que han protagonizado ha sido una visita a Colombia, que les llevó a pasearse por el país latinoamericano a lo largo de cuatro días a mediados de agosto. Enric y Meghan Markle, ambos en paro a pesar de que ya no tienen ninguna limitación de palacio que les impida trabajar, visitaron las ciudades de Bogotá, Cartagena y Cali, donde participaron en toda una serie de eventos incriticables, tan típicos de monarcas y primeras damas como, por ejemplo, visitar escuelas, contemplar muestras de cultura popular, pasar a saludar por un centro de reinserción, visitar a personas con alguna discapacidad mientras se rehabilitan y, en el clímax del acto más neutral posible, ayudarle a plantar un árbol.
Todos estos actos, pertinentemente cubiertos por medios de comunicación nacionales y extranjeros, se produjeron gracias a la invitación de la vicepresidenta del gobierno colombiano, Francia Márquez. La número 2 de Gustavo Petro había confesado tiempo atrás que había visto el documental que habla sobre la vida de los duques en Netflix, Harry & Meghan, y que había quedado "profundamente conmocionada por su historia". De hecho, su fascinación por la vida y obra del hijo de Lady Di y su esposa llegó tan lejos que decidió que debía invitarles a Colombia. Y así fue, ella les invitó y ellos aceptaron esa invitación, que finalmente se ha convertido en una visita que mediáticamente ha recibido un tratamiento similar a la visita oficial de unos jefes de estado.
Quizá por la envidia de ese baño de atención popular que se logró regalar a sí misma la vicepresidenta colombiana durante cuatro días seguidos, la oposición le ha saltado a la yugular. La que más levantó la voz contra la visita fue la senadora opositora María Fernanda Cabal, que pidió por la vía oficial a la oficina de la vicepresidenta cuánto había costado la visita a las arcas colombianas. El resultado, como era de esperar, no le ha hecho ninguna gracia. "Resultó que como Francia Márquez quedó fascinada por una serie de Netflix con los duces de Sussex, los trajo a Colombia a costillas de los contribuyentes. ¿Cuánto nos costó el embeleso de Francia Márquez? [...] Luego de que Francia Márquez viera la historia de Harry y Meghan por Netflix, los trajo a Colombia por un espacio de 4 días con un coste diario no menor diario de 34.892.186 de pesos [7.614 euros, al cambio actual]., se ha quejado. La opositora, que yo creo que en realidad está enfadada porque ella es team Guillermo y Kate, cifra el total de la visita en el equivalente a 53.000 euros, una suma elevada para los mortales pero que a Sussex les parecerá nada, ya que Markle exhibió aquellos días por Colombia roba por un valor tan alto como lo que costaba su transporte interno.
En cualquier caso es lícita la pregunta retórica que se hacía Canal en su protesta: “¿Qué beneficios tendrá para Colombia la visita de los duces de Sussex?”. Tiene una difícil respuesta, porque prestigio los Sussex ya no tienen mucho y inversiones por donde pasan tampoco aportan. De hecho, ellos son más que llevar gastos. En cualquier caso, la senadora Canal también puede conformarse un poco pensando que al menos Francia Márquez no sufrió un embeleso con el reality de Netflix Love is blind o con el documental Conversaciones con asesinos...
Tampoco ha pasado desapercibido por cuestiones económicas últimamente el actor Can Yaman, que se hizo muy famoso y deseado en España hace un quinquenio gracias a la serie Erkenci Kus: pájaro soñador. El galán de telenovelas turcas volverá a España después de que en 2019 colapsara el aeropuerto madrileño de Barajas con una invasión de fans. Lo hará por tener una cita multitudinaria con sus fans ibéricas, que le esperan desde entonces. Hasta aquí todo sería normal, uno meet and greet de toda la vida, pero resulta que el pájaro soñador de Yaman pide 450 euros –¡más gastos de gestión!– por citarse con las fans. 450 euros que generan terror a las fans madrileñas del actor, que temen que se repita allí lo que ya habría ocurrido en Barcelona en febrero, cuando el artista hizo una cena de esos que salió fatal. Tanto que algunas de las mujeres que pagaron esa cantidad explican que no llegaron ni a ver al actor de cerca ni tampoco pudieron hacerse una foto. Qué cara sale la pasión turca...
Y puesto que no dejamos de hablar de dinero, no podemos pasar por alto el anillo que Lady Gaga se puso esta semana para hacer acto de presencia en el Festival de Venecia, donde presentó la película Joker: folie à deux con Joaquín Phoenix. La prensa especializada asegura que la joya, con un diamante ovalado de más de diez quilates que podría valer más de un millón de dólares, es el anillo de compromiso que le ha regalado su prometido, Michael Polansky, un multimillonario del sector tecnológico con un patrimonio estimado de 2.000 millones de dólares. Era difícil que se prometiera con alguien más rico que ella, pero lo ha hecho. Gaga puede todo. Por ahora, llevan cuatro años juntos y parece que ésta es la buena. Es el tercero prometido del artista y dicen que a la tercera siempre va la vencida. No se equivocará quien diga que éste es un amor que deslumbra.