El imperio de Lamine Yamal no deja de crecer
La casa de Shakira y Piqué en Esplugues es la última adquisición del delantero azulgrana. Antes de cumplir dieciocho años, ya había adquirido propiedades importantes para sus padres y para su hermano pequeño
BarcelonaQue Lamine Yamal cumplió dieciocho años este julio lo sabrá la mitad de la humanidad, si tenemos en cuenta las características de su fiesta de cumpleaños, tan opulento como desastrosa en términos de personal branding. Pese al desastre, el talento del joven y el apasionamiento de su fandom todo lo aguantan y el trance parece que ya ha quedado atrás. De ahí que las finanzas de este joven mataronense no se hayan visto resentidas y, pocos meses después de haber alcanzado la mayoría de edad, su patrimonio no deja de crecer.
Yamal, que ganó un título de Liga más de un año antes de ganar el título de la ESO, está transitando por el mundo de los adultos a toda velocidad. Un cambio de niño a hombre que está viendo en directo a todo el mundo. En primer lugar, porque ni él ni su entorno se encargan mucho de protegerle del acoso mediático. Y, en segundo lugar, porque en su ámbito profesional es complicado mantener la opacidad sobre la vida privada, ya que todo lo que lleva el nombre de una estrella del fútbol vende mucho más y ningún medio puede resistirse a llevarse su parte del pastel.
La velocidad a la que vive Yamal ha hecho que en poco más de dos años escasos pase de debutar a tener ya un patrimonio inmobiliario que muchos adultos desearían. Un patrimonio que el adolescente ha adquirido pensando más en sus padres que en él. Al menos al principio, ya que como hemos sabido esta semana, cuando le ha llegado el turno, no ha sido nada. Tal y como ha publicado esta semana el diario El País, el extremo azulgrana se ha quedado la mansión de que Shakira y Gerard Piqué se construyeron para vivir su romance. La vivienda, el último vínculo material que quedaba entre la famosa pareja, estaba desde que fracasó la relación a la espera de comprador. Sin embargo, se pedían 14 millones de euros, un precio que la mayoría de los interesados encontraban por encima de mercado.
Por último, ha sido Lamine Yamal quien se ha quedado por 10 millones y pico el inmueble, una construcción que parece destinada a ser fotografiada durante toda la eternidad. De hecho, aunque nos refiramos a ella en singular, la casa que se ha comprado Yamal no es sólo una casa, son dos. De hecho, son tres. Pero según hicieron público las periodistas Laura Fa y Lorena Vázquez, la tercera no fue adquirida por el azulgrana porque sigue habitada por los padres de Gerard Piqué, que ya estarían haciendo las obras para separar su propiedad del resto, ahora que ya no serán familia de sus vecinos.
Una casa demasiado grande para él solo
Yamal, que habría comprado la casa después de tres meses de negociaciones, no vivirá solo, ya que se prevé que sus amigos Moha y Soha le acompañarán. Evidentemente, para llenar de vida los 2.000 metros cuadrados que tiene la casa, hace falta gente. Por eso se espera que sus amigos del alma se instalen en una de las seis habitaciones que tiene el inmueble principal. Juntos podrán gozar de todos los privilegios que incluye la mansión, entre los que destacan dos piscinas, un gimnasio, una biblioteca y un estudio de grabación. De hecho, este último atributo de la casa hizo que muchos pensaran que sería ideal para la compañera sentimental del futbolista, la cantante Nicki Nicole. Sin embargo, hasta ahora no hay noticias de que Argentina se tenga que trasladar.
Pero aunque esta casa sea la más emblemática de Yamal, no es la única. Según Vanitatis, en 2024 demostró que las cosas le estaban yendo el mar de bien comprándose nada menos que cinco viviendas. El último de ellos fue el que compró en diciembre del año pasado para su padre, el polémico Mounir Nasraoui. Tiene 180 metros cuadrados y está ubicado en elupper barcelonés. Un trastero y un parking fueron los complementos de esta propiedad, que no es la mejor de las que compró ese año. El joven, que entonces era menor, también agradeció a su madre los esfuerzos realizados para criarle en solitario después de que se divorciara de su padre. A su progenitora, Sheila Ebana, según este medio, le compró una casa en Premià de Dalt de 650 metros cuadrados construidos con piscina propia, bodega y un ascensor. Allí es donde viviría ahora ella con el hermano menor de Lamine, llamado Keyne, fruto de una relación de ella con su actual pareja. También ha trascendido que en el 2024, Lamine se habría comprado un piso junto a la ciudad deportiva del Barça que le permitiría independizarse de su familia e ir a trabajar sin demasiadas complicaciones, ya que entonces no tenía el carnet de conducir.
Coches antes que el carné
De hecho, probablemente todavía no tiene carné. Sin embargo, está haciendo esfuerzos para quitárselo. Sólo diez días después de su cumpleaños, trascendía que el delantero azulgrana ya estaba inscrito en la autoescuela de Cuenca a la que suelen acudir muchos famosos a sacarse el carnet de conducir. De hecho, Lamine es el último nombre que ha trascendido, pero la lista es larguísima e incluye a actores, actrices, magos e, incluso, cantantes internacionales. Pese a no tener aún el carnet, hay medios que ya le atribuyen coches de alta gama al joven. Concretamente, un Lamborghini Urus y un Porsche 911 Turbo S. Lo que seguro que tendrá llegada la hora será el Cupra que le facilita el Barça a todos sus jugadores.
Lamine Yamal es en estos momentos una máquina de fabricar billetes. Su millonaria ficha con el FC Barcelona –que algunos medios apuntan a que podría alcanzar los 20 millones de euros brutos anuales con las bonificaciones– y sus múltiples contratos publicitarios hacen que los ingresos persigan a un joven que, por ahora, parece interesado en construir un patrimonio para cuando todo acabe. Quizás ya le han dado este consejo a casa, y por eso ha empezado tan pronto. No sería de extrañar que cuando la espuma baje o surjan problemas que ahora ni imagina, los amigos y los contratos huyan. Será entonces cuando le hará especialmente compañía haber cuidado a los de casa y haber construido un patrimonio duradero. Tanto financiero como humano.