Una nueva hornada de editores gerundenses reivindican publicar fuera de Barcelona
En el último medio año ha nacido Cap de Brot y Gata Maula, que se suman al relevo y cambios en Ela Geminada
GeronaEste Sant Jordi, en la plaza Catalunya de Girona habrá una nueva parada de libros que representa a la nueva generación de editores gerundenses. Es la formada por Cap de Brot y Gata Maula, dos jóvenes editoriales independientes nacidas este curso con un propósito similar: editar buenos libros en catalán y hacerlo y reivindicarlo desde Girona. Muy cerca, yendo hacia la Rambla, Laia Regincós estará en la parada de Ela Geminada. A pesar de tener sólo treinta años, lleva ya seis gestionando de facto esta editorial fundada en el 2011, pero éste será el primero que lo hace en calidad de propietaria. groupie se ha sentado en la primera fila de la presentación de las dos editoriales. "Durante muchos años me he sentido muy sola", expresa. Ahora, lejos de hacerse competencia, reivindican tejer alianzas y ayudarse en lo necesario.
La primera piedra será este Sant Jordi, en el que Gata Maula invita a los libros de Cap de Brot a su parada en Girona y lo mismo pasará a la inversa en Barcelona. Las tres editoriales ya se preparan para ir de la mano en la próxima Semana del Libro en Catalán.
Ela Geminada
La colección que quiere normalizar la literatura erótica en catalán
Pese a ser la integrante más joven de todas las nuevas editoriales gerundenses, Laia Regincós es de lejos la que lleva más tiempo en el sector. A finales del grado de filosofía en la UdG, entró a realizar prácticas en Ediciones de la Ela Geminada, que Oriol Ponsatí-Murlà había creado en 2011 en Girona para editar autores clásicos en catalán. Sin embargo, poco sabía que un año después, con 23 años, se encontraría al frente de la editorial porque él pasaría a dirigir la Institución de las Letras Catalanas. "No sé si lo viví como una oportunidad: era o lo cojo o la cierro", reflexiona.
La primera década fue de inercia y aprendizaje, pero en 2023 brotó finalmente el proyecto de Regincós dentro de Ela Geminada: la colección Idil·lis, que busca recuperar, promocionar y normalizar la literatura erótica en catalán. El último volumen publicado es Confesiones de un sugar baby.
Pero este 2025 ha dado un paso más convirtiéndose en propietaria del sello y con el impulso de una nueva colección de voces contemporáneas que verá la luz en septiembre. Comenzará con Criaturas podridas, de Amy Twigg, que nos adentra en un contexto de común de mujeres y de secta. "La narradora lo mira desde dentro y con un punto de escepticismo. Es un tema que nos parecía interesante y poco tocado aquí", explica.
Regincós asegura que ha tenido que "picar mucha piedra" para llegar hasta aquí, por eso ha vivido con una gran alegría el nacimiento de Cap de Brot y Gata Maula. "He hecho lo que me gustaría que me hubieran hecho a mí", señala. Sobre el panorama editorial, reivindica que le encanta Girona y que no se marcharía "ni con aguarrás". Pero también admite que editar desde Girona implica cierta "resistencia", por la necesidad todavía de cierto relevo generacional y de "ocupar" espacios.
En este sentido, desde Ela Geminada valoran la labor descentralizada que está haciendo Mar Camps, que acaba de publicar su primera novela con Editorial Gavarres, desde el festival De Soca-rel de Celrà y de la Llera del Ter. "Encontrar nuestro sitio dentro de la cultura: no se trata de una élite culturita. La piscina es pequeña y eso tiene cosas buenas y malas", concluye.
Cabo de Brote
Un proyecto nacido en la UdG entre el gamberrismo y la elegancia
A finales de septiembre, la cooperativa editorial Cap de Brot se estrenaba con la publicación de un libro de Santiago Rusiñol descatalogado: Pájaros de barro. Era toda una declaración de intenciones que resume la idiosincrasia del sello de Llagostera: navegar entre el gamberrismo y la elegancia, entre la seriedad y el arrebato. Es así como Cap de Brot, que tiene por lema "La editorial que no tiene miedo", ha reeditado los cuentos de la figuerense Carme Guasch, Situaciones insulares.
Al frente de la cooperativa hay tres compañeros de universidad que se conocieron a caballo de los claustros de la Facultad de Letras de la UdG, donde estudiaban filología catalana, y del Aula de Escritura de la Merced, de Sant Josep, de Llagostera. Todos compartían la inquietud por el retroceso de la lengua catalana y la necesidad de demostrar que hay todavía mucha vida y mucho mercado. la reedición del emblemático Aquí acaba todo del valenciano Josep Piera, en una versión corregida y ampliada.
Una década después del nacimiento de editoriales independientes como L'Otra, Males Herbes y Periscopi, que según Bartolomé Cerdà "salvan la narrativa en catalán", con Cap de Brot querían demostrar que todavía hay mucho camino por recorrer. Las publicaciones están trabajadas al detalle, con ilustraciones de la lagosterense Alba Barceló, diseño de la banyolina Júlia Planas, de la Incorrecta, e impresión en Inglés.
Con esta declaración de intenciones, Cap de Brot –que lejos de ser un insulto remite a lo mejor en su especie– nace con tozudez y ganas "de ocupar nicho" en el conjunto de los Països Catalans. "Saber que podemos competir, que tenemos buen producto", dice Codina. También en Girona, donde lamentan tener cierto "síndrome de Estocolmo". "La sentimos muy nuestra, pero al mismo tiempo cuesta la aceptación –dice Bartolomé Cerdà–. Luchas contra la aceptación de aquí y que no te cuelguen la etiqueta de provinciano de ciudad".
Esta lucha es compartida a través del grupo de WhatsApp que tienen con Ela Geminada y Gata Maula, que lleva por nombre "Pobres editors". Lo identifica una imagen del Capitán Haddock de Tintín con un bocadillo donde se lee: "¡Ninguno de Gata Maula Geminada!". "El mundo editorial es muy pequeño y hay mucha competencia, y lo fácil es sumar fuerzas", resumen.
Gata Maula
Los dos libreros que no encontraban los títulos que querían defender
Antes de la pandemia, Aaron Sánchez Tolosa, entonces librero en la extinta Geli, hizo por primera vez de jurado en el premio Llibreter y se encontró con un problema: el título que hubiera querido defender no existía. Se lo comentó a su pareja, Cristina Sagrera, librera en La 22, y de ahí surgió el sueño de crear juntos su propia editorial. El momento llegaría en el 2022, cuando Geli bajó definitivamente la persiana y Sánchez Tolosa se dio cuenta de la necesidad de crear sus propios proyectos. De esa muerte nació lo que hoy es Gata Maula, presentada en sociedad el 1 de marzo, el año en que Sagrera ha cumplido 40 años.
"Me fui de La 22 y por primera vez tenía dos años de paro, y nos tiramos a la piscina sin ver si había agua", explica ella con ironía. Ahora Sánchez Tolosa es librero en La 22. El objetivo de su editorial, de momento, es hacer buenas traducciones al catalán que hasta ahora no encontraban –ambos son devoradores de libros en inglés–. Se han estrenado con La balada de los pájaros de montaña, una recopilación de cuentos de la escritora china que sonó en las quinielas como premio Nobel de literatura Can Xue, así como con Al atardecer, del activista surcoreano Hwang Sok-yong.
Es desde Girona, pues, que dos escritores asiáticos prominentes han entrado en el panorama editorial catalán. Para Gata Maula este proceso tiene también parte de resistencia. "En Girona, en el ámbito cultural, había un tapón generacional que apenas lo hemos hecho saltar –reflexiona Sánchez Tolosa–. Escritores como Terribas, Fonalleras y Grau pusieron mucho color a la Girona gris de Josep Pla. Esta generación ya había alcanzado éxitos y ahora de repente tres proyectos diferentes han ido tomando forma. pero existe un punto de unión generacional".
Este proceso, para Gata Maula, también bebe del momento actual: son una generación que ya no puede permitirse vivir en la capital catalana: "Las puertas de Barcelona las encontramos cerradas". Pero, mientras, se sienten inconformistas en su ciudad. Son los ingredientes que han llevado al nacimiento de la nueva hornada de editores gerundenses.