Laia Marsal: de profesión, ayudar a huir de Afganistán

La embajada española en Pakistán tarda semanas en dar cita a los afganos para estudiar su caso

Laia Marsal, en casa suya en Barcelona. Mueve cielo y tierra para conseguir visados para los afganos
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BarcelonaAntes trabajaba en el ámbito de la cultura –se encargaba de la comunicación y el marketing de 21 cines en España–, y no tenía ninguna vinculación con Afganistán. De hecho, reconoce que no tenía ni idea del país, más allá de lo que podía leer en las noticias. Con todo, cuando los talibanes ocuparon Kabul el 15 de agosto, la impactaron tanto las imágenes de miles de afganos intentando huir del país de manera desesperada que pensó que no se podía quedar de brazos cruzados. La catalana Laia Marsal, de 44 años, empezó ayudando de manera voluntaria a mujeres afganas que suplicaban ser evacuadas y ahora ha convertido esto en su forma de vida. Se dedica profesionalmente a sacar a gente de Afganistán, y lo hace desde Barcelona, sin moverse de casa. Cada semana recibe decenas de peticiones. Miles de afganos continúan intentando salir de Afganistán y llegar a un país occidental. El problema es que no es tan fácil conseguir un visado.

Marsal explica que todo empezó en agosto cuando contactó a través de Twitter con la activista afgana Nilofar Ayoubi, que pedía ayuda a través de esta red social para huir de Afganistán. "Necesitava llenar un formulario, pero no podía hacerlo desde Kabul porque la conexión a internet era muy mala", dice Marsal, que se ofreció a ayudarla aunque, admite, nunca había llenado un formulario para solicitar un visado. Ahora, en cambio, se ha convertido en toda una experta.

Gestiones con las embajadas

A raíz del caso de Ayoubi, hizo gestiones para otros muchos afganos y entró en contacto con la ONG norteamericana Too Young to Wed, que la ha contratado para que precisamente se dedique a esto: preparar la documentación que los afganos necesitan para pedir un visado y hacer gestiones ante las embajadas. Marsal dice que está en contacto con la embajada española en Pakistán, pero también con la de Portugal, Alemania e Italia. Según explica, la alegación española es la única que exige tener una entrevista personal con el solicitante del visado y esto, lógicamente, alarga el proceso.

Una mujer afgana pidiendo limosna con su hijo en brazos en una calle de Kabul

Antes, sin embargo, los afganos tienen que llegar al Pakistán o a algun otro país que haga frontera con Afganistán, puesto que en Kabul no hay ninguna embajada occidental abierta. Todas cerraron cuando los talibanes entraron en la ciudad. “La gente paga 300 o 400 dólares por un visado en Pakistán, y 300 dólares más para conseguir un pasaporte”, asegura Marsal. Se ha creado una especie de mercado negro donde solo quién está dispuesto a pagar obtiene los documentos.

Esto es lo que le pasó a un periodista afgano que prefiere mantener el anonimato por miedo a que los talibanes lo localicen. Explica por teléfono desde Islamabad que llegó a la capital paquistaní el 4 de diciembre con su mujer embarazada y sus tres hijos, de 3, 5 y 11 años. Según dice, pagó una fortuna, unos cuantos miles de dólares, por los pasaportes y los visados. Ahora la embajada española le ha dado cita para el 11 de marzo para entrevistarlo y estudiar su caso. “Estamos alojados en un hostal y cada vez nos queda menos dinero”, comenta angustiado. Y lo peor, añade, es que el visado paquistaní de su mujer y los de sus hijos caducan el 22 de febrero, y el suyo ya ha expirado. Para renovarlos tendrá que volver a recurrir al mercado negro.

Marsal confirma que la embajada española tarda semanas en dar cita. Según fuentes del ministerio de Asuntos Extranjeros, la alegación ha aumentado el personal con un diplomático más. Sin embargo, es evidente que no es suficiente dado el gran volumen de peticiones de visado. Estas mismas fuentes también detallan que la embajada ha concedido 187 visados desde que acabaron los vuelos españoles de evacuación desde Kabul a finales de agosto.

“La gente se tiene que espabilar para encontrar un alojamiento en Pakistán y sobrevivir mientras espera el visado”, denuncia Marsal, que ha abierto un crowdfunding a título personal para pagar el alquiler de casas donde algunos afganos esperan. Así mismo, busca fondo para sufragar billetes de avión desde Islamabad hasta Madrid. Porque este es otro problema: muchos afganos no tienen dinero para pagarse el viaje una vez ya tienen el visado. “La gente en España dice que es muy solidaria con Afganistán, sin embargo, a la hora de dar dinero, nadie da nada”, se queja Marsal. Según dice, la mayoría de donaciones que ha conseguido son aportaciones de conocidos o de ONG de los Estados Unidos y el Canadá.

Otras iniciativas de ayuda

Afghan Women on the Run es un colectivo que también hace gestiones para que los afganos puedan conseguir un visado para llegar a España. Surgió espontáneamente por iniciativa de varias mujeres que no se conocían de nada, pero que se unieron a través de las redes sociales a raíz de la llegada de los talibanes a Kabul. Queralt Puigoriol, Inma Orquín o Mònica Rodríguez, de la ONG Un Gest de Calor, son algunas de sus integrantes. Ellas también ayudan a preparar la documentación a los afganos para solicitar un visado y piden cita a las embajadas españolas de Pakistán o Irán para que los reciban y estudien su caso. Así mismo, han abierto una cuenta corriente para recaudar fondos para alquilar casas en Pakistán para que estas personas puedan alojarse o para pagarles los billetes de avión hasta España. Todo lo hacen voluntariamente, porque consideran que no pueden dejar a la población afgana a su suerte.

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