Biodiversidad

Polémica en Reino Unido por la prohibición de importar trofeos de caza de África

Cinco países y movimientos conservacionistas advierten a Londres de que la ley perjudicará a las especies en peligro de extinción

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El rinoceronte blanco, el camaleón de Tarzan y la rana venenosa son especies en peligro.

LondresAún no han pasado ni cinco días desde que Gary Lineker ha sido restituido como comentarista del programa de deportes de la BBC, Match of the Day, después del caos y boicot del último fin de semana por la censura a la que fue sometido, y ya ha vuelto a ser señalado por sus intervenciones políticas por la prensa británica más pro-Tory. En esta ocasión, no a raíz de la ley de los refugiados, sino de la que prohíbe importar al Reino Unido trofeos de caza. En su fase final en los Comunes, la ley se vota este viernes y Lineker la apoya, como otras personalidades británicas: Hugh Grant, Joanna Lumley o Ed Sheeran, por ejemplo.

El ex jugador y estos muy conocidos defensores de los derechos de los animales han publicado una carta en The Times advirtiendo a los diputados –que normalmente abandonan Westminster los jueves por la tarde para volver a sus distritos– que si no están presentes en el momento de la votación, la ley podría incluir una enmienda que, en la práctica, permitiría llevar en la maleta proveniente de África, junto con el fusil, una cabeza de león o de rinoceronte o cualquier otro trofeo de caza. La enmienda clave la introdujo el martes el diputado conservador Bill Wiggin y sanciona la legalidad de las importaciones si se demuestra que la caza de aquel animal concreto contribuye a su conservación o al sostenimiento de la biodiversidad de su entorno.

Protesta africana

Pero el veto que pretende imponer el Reino Unido, que tiene el apoyo de nueve de cada diez británicos, no ha sido muy bien recibido por las comunidades más afectadas. Las embajadas de cinco naciones africanas en Londres –Zambia, Zimbabwe, Tanzania, Suráfrica y Namibia– han expresado frustración porque los responsables legislativos de los Comunes no han evaluado lo suficiente el impacto de la norma escuchando a los especialistas de la región.

Un elefante africano en el delta del Okavango, en Botsuana.

En una carta dirigida al secretario de estado de Reino Unido para el desarrollo africano, Andrew Mitchell, los diplomáticos avisan de que el proyecto de ley puede "revertir e inhibir los esfuerzos de conservación sostenibles y establecidos desde hace tiempo en muchos países africanos”. Afirman, también, que los ingresos procedentes de la caza de trofeos ofrecen incentivos a los terratenientes para proteger la fauna salvaje de la amenaza más inmediata para los animales y la biodiversidad: es decir, la caza furtiva y la agricultura. "La caza –acaban– es una forma útil de gestión de poblaciones de fauna salvaje". Este es, justamente, el argumento de Bill Wiggin en la enmienda del proyecto de ley.

Además, en otra carta dirigida a Mitchell, firmada por decenas de organizaciones que actúan en la zona de preservación de Kavango-Zambezi, la segunda más grande del mundo, que incluye cinco fronteras internacionales –Angola, Botsuana, Namibia, Zambia y Zimbabwe–, se invita los parlamentarios británicos a "ver nuestros esfuerzos de conservación en lugar de escuchar a los activistas de los derechos de los animales, que no conocen ni tienen experiencia de vivir con especies salvajes”.

Neocolonialismo británico

La misma carta dice que el enfoque "paternalista, arrogante y desinformador, una nueva forma de colonialismo", puede llevar a los países africanos a "mirar hacia el este" en busca de alianzas y mercados con China y Rusia. "Para financiar los costes operativos [de las reservas], una gran parte de los ingresos proceden de la caza de trofeos, que se realiza de manera ética y se basa en sistemas de seguimiento científico", remarcan.

La Zona Transfronteriza de Conservación Kavango-Zambezi (KAZA TFCA) reúne 520.000 km². Tiene más del doble de extensión que el Reino Unido y en el territorio hay 20 parques nacionales, 85 reservas forestales, 22 zonas de conservación, 11 santuarios, 103 áreas de gestión de fauna salvaje, 11 áreas de gestión de caza y tres lugares declarados Patrimonio de la Humanidad: las cascadas Victoria, el delta del Okavango y las colinas de Tsodilo.

Amy Dickman, bióloga conservacionista del departamento de zoología de la Universidad de Oxford, ha argumentado reiteradamente que la pérdida de hábitat, la caza furtiva y los conflictos armados suponen un peligro mucho más grande para las especies amenazadas que la caza.

Por otro lado, una investigación de Eduardo Goncalves, fundador de la organización Campaign Ban Trophy Hunting, sostiene que "más de 1,7 millones de animales, incluidos leones, elefantes y rinocerontes en peligro de extinción, han sido sacrificados en la última década". Cazadores muy ricos compiten para acabar "con las criaturas más preciadas". Las cifras que mueve el negocio, asegura Goncalves, giran alrededor de los 340 millones de euros al año. Estados Unidos, Australia y Francia son algunos de los países que ya tienen una legislación como la que se debate en Reino Unido. Fue Boris Johnson quien en 2019, ya como primer ministro, se comprometió a poner fin a "esta práctica bárbara".

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