Argentina

Medio siglo sin Perón, un símbolo polémico de la vida política argentina

Cincuenta años después de la muerte del general, el movimiento que lleva su nombre está débil y se cuestiona su legado

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Juan Diego Perón y Eva Perón en Buenos Aires en 1948.

Buenos Aires¡Por ese gran argentino que se supo conquistar a la gran masa del pueblo combatiendo en el capital! ¡Perón, Perón, qué grande sonidos!” Son versos de la Marcha Peronista, el himno que identifica a los seguidores del Partido Justicialista o peronistas. El peronismo ha sido la corriente política dominante en los últimos 80 años de la historia argentina, con excepciones en las que han gobernado juntas militares a través de golpes de estado, el radicalismo –liberalismo reformista–, el macrismo –más conservador– y, desde de hace seis meses, el libertarismo de Javier Milei. Este lunes se cumple medio siglo de la muerte del general que ha marcado la política del país.

Desde el neoliberalismo privatizador de Carlos Menem en los 90 hasta el progresismo nacionalista de los Kirchner en 2000, el peronismo se ha adaptado al contexto y ha aglutinado ideas y electores de punta a punta del espectro ideológico. Si en la política europea la brecha fundamental es la que divide izquierdas y derechas, en Argentina está entre peronistas y antiperonistas.

“El peronismo es una forma de entender el acceso al poder y la gestión del poder”, define en conversación con el ARA el historiador Fernando Pedrosa. "El líder se relaciona directamente con los seguidores, y el partido es un instrumento para conducirlo al poder", explica. En ciencia política, sería un populismo clásico, donde "las ideas son el acompañamiento de una estrategia y una estructura que permita llegar al poder de manera eficiente", añade. De hecho, Juan Domingo Perón, militar de carrera, irrumpió en política participando del golpe de estado de 1930 contra el presidente Hipólito Yrigoyen, influido por las ideas fascistas de la Italia de Mussolini. A Perón le fascinó el estilo teatral del Duce, pero lo que le obsesionaba era una cuestión más de fondo: que el comunismo no sedujera a la clase trabajadora.

Acercamiento a los sindicatos

Argentina se industrializaba con la llegada de mano de obra inmigrante, "una masa social disponible para el comunismo", dice Pedrosa. "Y Perón se dio cuenta de que también era una masa disponible para él", añade. En 1943 volvió a participar en una vez abiertamente anticomunista y católico, y fue designado secretario de Trabajo del nuevo gobierno militar, desde donde inició políticas favorables a los sindicatos, consolidando una relación directa y construyendo poco a poco , un liderazgo propio que empezó a verse con recelo.

El 13 de octubre de 1945, Perón fue traicionado por los suyos y enviado prisionero a la isla Martín García, en el Río de La Plata. El día 17, cientos de miles de personas se manifestaron en la Plaza de Mayo por su libertad. La mujer de Perón, Eva Duarte, pronunció un discurso histórico desde el balcón de la Casa Rosada. Para muchos, esa noche se definió el peronismo –y, en consecuencia, el anticeronismo.

Al año siguiente, Perón fue elegido presidente. En el primer mandato "cambió el sistema electoral, estableció la educación católica obligatoria y mantuvo un estilo mussoliniano", siempre en buena relación con los sindicatos. En el segundo mandato “estaba desconcentrado, la muerte de Evita le afectó y se peleó con la Iglesia católica, que logró que le tumbaran en 1955”.

Se exilió 18 años, los últimos en la España de Franco, donde observó el auge del estado del bienestar, y en 1973 regresó a Argentina, enfermo. Ganó las elecciones con un 62% de los votos y nombró a vicepresidenta a su mujer, María Estela Martínez de Perón, “un error”, según Pedrosa, “ya ​​que no estaba preparada”. La otra persona de confianza era el ministro José López Rega, que había fundado la Alianza Anticomunista Argentina, una organización terrorista que seguiría operando durante su gobierno.

Para Pedrosa, “todo esto preparó las condiciones para el golpe de estado de 1976”. Perón murió el 1 de julio de 1974, y el 24 de marzo de 1976 un grupo de militares –entre ellos Jorge Rafael Videla– impulsó una dictadura que terminó siete años después con los famosos juicios en las juntas militares.

El peronismo en transformación

En los últimos años, el peronismo ha tendido hacia el centroizquierda y ha consolidado estructuras organizativas sólidas, así como una amplia base militante. Pero tras la abrumadora victoria de Javier Milei en las urnas, el movimiento se encuentra en reconfiguración, con elementos novedosos a tener en cuenta. “La gente pobre no votó a Macri, pero sí votó a Milei”, dice Pedrosa, y por eso “parte de la base electoral del peronismo le ha abandonado”.

El experto apunta a un cuestionamiento de las ideas base, “una crítica muy fuerte en el estado, sobre todo entre los jóvenes”, y, por parte del movimiento, “una falta de autocrítica”. Argentina está en un momento de transición: “Como decía Gramsci, cuando lo viejo no acaba de morir, lo nuevo no acaba de nacer”.

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