¿Quién apoya a Putin dentro de Rusia?
El presidente tiene una aprobación del 72%, pero su base electoral es sobre todo la gente mayor y de provincias
Tbilisi (Georgia)Plaza Roja, un día normal antes de la guerra. Un hombre cerca de la cuarentena luce una camiseta con el rostro del presidente ruso. Con la catedral de San Basilio de fondo, extiende una bandera rusa y espera a que una mujer que lo acompaña le haga una foto. El presidente Putin es un hombre popular. En cualquier tienda de souvenirs se pueden encontrar calendarios, imanes, camisetas, pegatinas y todo tipo de artículos donde aparece. Ahora en el merchandising se ha sumado la “Z”, el símbolo belicista que se ha impulsado desde el Gobierno ruso desde el inicio de la invasión de Ucrania.
Según centros de opinión independientes como el Levada, la aprobación del presidente ruso es actualmente de un 72%, mientras que otros centros estatales dicen que hasta un 79% lo apoya. Explica el analista Kirill Shamiev, de Riddle Russia, que “con la llamada en Rusia operación militar especial ha aumentado la valoración de la ciudadanía respecto al presidente Putin, el ejército y los servicios secretos”. "Es como cuando Estados Unidos invadió Irak, que se hablaba de «apoyar a las tropas»", añade. Desde su punto de vista, la población “no tiene toda la información y todavía no se han visto todas las consecuencias económicas", de forma que "la opinión pública del presidente podría caer”.
El apoyo al presidente ruso es más acentuado en las provincias que en las grandes ciudades y es especialmente popular en las repúblicas del Cáucaso a pesar de las denuncias de irregularidades electorales en buena parte de estas.
Choque generacional
“Desde que empezó la guerra, la relación con mis padres es mucho más tensa”, explica Liuba, nombre ficticio por miedo a posibles consecuencias. Sus padres son votantes convencidos del presidente ruso, mientras que ella es detractora del gobierno. “Tienen muy presentes los años 90, no quieren que vuelvan”. Esta década fue una época muy oscura para los rusos, marcada por el empobrecimiento, la incertidumbre y la inseguridad. Fue la época de las grandes privatizaciones y de la expansión del crimen organizado. Shamiev confirma lo que explica Liuba: “La base electoral de Putin son las generaciones más viejas”. En cambio, de cara a los más jóvenes, el analista cree que “el estado ruso ha estado fallando cuando ha querido hablar con ellos”. El analista concluye que Putin y su gobierno “no saben qué buscan los más jóvenes”.
También es importante un factor: la gente más grande tiende a mirar el mundo a través de la televisión, mientras que Shamiev remarca que “los jóvenes a través de internet ven cómo se vive en otros países como Austria, España o Estados Unidos”. Por este motivo la gente más joven es más proclive tanto a protestar contra el gobierno como a abandonar el país: alrededor del 50% de los menores de 25 años quieren irse a vivir al extranjero.
¿Alternativas?
Putin ha sido el presidente de Rusia durante 20 años. ¿Quién ha sido la alternativa al hombre fuerte del Kremlin? El opositor más conocido fuera del país eurasiático es el bloguero Alekséi Navalni. Su detención a principios de 2021 fue el chispazo para una serie de protestas que no cambiaron nada. Pero ¿cómo de popular es? Según estudios de opinión independientes, solo el 3% de los rusos lo señalan como el político en el que más confían. Putin, en cambio, tiene el apoyo de cerca del 30% de sus ciudadanos.
Aparte de otros nombres de Rusia Unida –el partido oficialista ruso– como el primer ministro, Mikhail Mishustin, o el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, en los sondeos de popularidad también aparecen los líderes de partidos de la llamada oposición sistémica.
Guennadi Ziugánov es el líder del Partido Comunista, la segunda fuerza del país y la mayoritaria en algunas regiones de Siberia y el Este Lejano ruso. Según los sondeos, cerca del 6% de la población lo apoya. En las últimas elecciones obtuvieron el 19% de los votos totales. Públicamente, en 2020 dijo que “Hitler quemó a rusos, polacos, judíos, gitanos y otros bastardos”.
Otra de las “alternativas” es el líder de la tercera fuerza parlamentaria, una de las caras más conocidas de Rusia, Vladímir Zhirinovski. Es conocido por su nacionalismo exacerbado –cree que Rusia tiene que convertirse en un imperio otra vez, incluyendo Alaska– y por sus exabruptos. Entre ellos destacan algunos como cuando se pegó en directo con un político de otro partido en 2003, cuando animó a uno de sus colaboradores a violar a una periodista embarazada que le había hecho una pregunta incómoda o cuando en 2014 pidió a Putin que se coronara como zar de Rusia. Un 10% de los rusos lo consideran el político más confiable del país. Tanto Putin como Zhirinovski y Ziugánov llevan desde los años 90 en política, y se han presentado a la mayor parte de las elecciones que ha vivido la Federación Rusa.