Cuba

Archipiélago, la plataforma ciudadana que amenaza al régimen cubano

El asedio del gobierno de Díaz-Canel ha forzado a la cara visible del colectivo a exiliarse a Madrid

S.S.
3 min
Yunior García, dramaturgo y activista contra el régimen cubano, cara visible del movimiento Archipiélago, se ha exiliado en Madrid.

BarcelonaDespués del estallido popular del 11 de julio, que llenó las calles de Cuba en una protesta contra el régimen que fue ampliamente reprimida, el silencio de los últimos meses vuelve a romperse. Ahora quien coge la antorcha de la oposición al régimen cubano es un colectivo nacido en internet que agrupa a intelectuales cubanos, algunos dentro y otros fuera de la isla, eminentemente jóvenes. Es la plataforma ciudadana Archipiélago, que ya tiene 38.000 seguidores en Facebook y que convocó la fallida manifestación de este lunes. Ahora vuelve a convocar una marcha para el sábado 20 de noviembre.

Archipiélago nació pocas semanas después de las protestas del 11 de julio. Cuenta con 29 coordinadores, de los cuales 10 viven en el extranjero. Este miércoles se les ha sumado otro, Yunior García Aguilera, que ha huido de Cuba y ha aterrizado en Madrid este miércoles. García tiene 39 años, pero otros muchos integrantes de la plataforma tienen entre 25 y 29. Un colectivo muy joven que reclama la democratización de su país y pretende conseguirla "sin violencia". La misma plataforma, que se organiza a través de Facebook y Telegram, asegura tener como objetivo "impulsar el debate y el diálogo entre cubanos para encontrar consensos de manera cívica y pacífica para salir de la crisis".

La fuerza del nuevo colectivo opositor se mide también por la rápida y contundente represión que le ha aplicado el régimen cubano. La marcha que Archipiélago convocó para este lunes, 15 de noviembre, fue prohibida y todos los líderes del movimiento fueron sometidos a vigilancia policial. El mismo García Alguilera llevaba encerrado en casa desde el domingo porque agentes de la seguridad del estado se habían posicionado frente a su casa. Este dramaturgo y actor, además de activista, había anunciado que saldría a la calle aunque la manifestación estuviera prohibida y aunque tuviera que hacerlo solo, con una flor blanca en la mano. Pero no pudo hacerlo.

El gobierno cubano desplegó a numerosos agentes a varias grandes ciudades del país e impidió a los principales activistas que participaran en la marcha. La ONG Cubalex contabilizó 77 casos de personas detenidas o asediadas en sus domicilios, sea por agentes de seguridad o por simpatizantes del régimen que se manifestaban.

La plataforma Archipiélago dice que bebe del Movimiento San Isidro (MSI), un grupo de artistas e intelectuales, denominados a sí mismos "artivistas", que protagonizaron varias protestas y performances reivindicativas durante el año 2020, sobre todo en La Habana. Este julio el deterioro de la situación económica, que ya era precaria, debido a la pandemia del covid-19, que desembocó en escasez de alimentos, hizo eclosión en unas protestas mucho más amplias y populares. Pero de nuevo han cogido el testimonio los intelectuales de la isla, cada vez más jóvenes. Aun así, el exilio ahora de una de sus caras más visibles, Yunior García, que se suma a una decena más de portavoces que ya están fuera del país, genera dudas sobre su efectividad.

Después de las manifestaciones de julio, Human Rights Watch (HRW) ha denunciado "una estrategia brutal de represión diseñada para infundir miedo y reprimir la disidencia" por parte del régimen liderado por Miguel Díaz-Canel. HRW denunciaba que "el gobierno cubano se ha involucrado sistemáticamente en detenciones arbitrarias, maltratos a los detenidos y procesamientos penales por abusos como respuesta a las protestas antigobernamentales aplastantemente pacíficas de julio de 2021". Según su investigación, la represión que siguió a las protestas de julio incluyó "abusos brutales, incluida la violencia de género, durante la detención" y el procesamiento de "decenas de personas en juicios que violaban las garantías básicas del debido proceso". "Al menos un manifestante murió. Centenares continúan en prisión o bajo arresto domiciliario, incluidos algunos menores de 18 años", añadía HRW.

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