Berlín perfila un permiso de residencia de larga duración para disidentes rusos

Los visados de 90 días que les otorgaron para entrar a Alemania están a punto de caducar

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Berlín, Alemania

Dortmund (Alemania)Sin seguridad, sin futuro quedaron Maksim Kournikov y Mikhail Zygar al cabo de pocos días de que estallara la guerra en Ucrania. Descubiertos bajo el punto de mira de las autoridades de Moscú. Los dos son periodistas rusos críticos con el Kremlin. Kournikov es subjefe de redacción en la radio Echo Moskwy, que a principios de marzo paró su actividad. Zygar es jefe fundador de Dozhd, el único canal televisivo independiente de Rusia, que también tuvo que suspender sus retransmisiones, si bien pronto tendrá garantizada una licencia para volver a emitir desde Letonia, Georgia, los Países Bajos y Francia.

Kournikov y Zygar viven ahora en Berlín, donde huyeron como muchos de sus compatriotas contrarios al régimen de Vladímir Putin. Cuánto tiempo se quedarán todavía no lo saben decir. Volver a Rusia, donde siempre han comunicado con mucha claridad sus posiciones y convencimientos, les dificultaría mucho la vida, incluso la pondrían en peligro. Pero llegaron a Alemania con un visado para 90 días que justo este mes les caduca.

A finales de mayo Zygar denunció, a través de Spiegel Online: “Para los directores de medios independientes [rusos] que han venido a Alemania la cosa está clara: la solución para sus problemas de residencia no tiene ninguna prioridad y la burocracia alemana no está preparada para ayudar rápidamente a los disidentes y periodistas rusos”. Kournikov, citado por la web de la televisión pública ARD, coincide en que, a pesar de las esperanzas que se hicieron los dos primeros meses de estancia en Berlín, “en la práctica las cosas no son tan fáciles”. “Es una situación poco comprensible y que saca bastante de quicio”, ha dicho.

Algunos de sus colegas de profesión rusos que también huyeron hacia Alemania incluso han pensado, en plena desesperación, en hacer una huelga de hambre y acampar ante la cancillería para hacer notar la urgencia en la que se encuentran.

Por eso voces como las de Sergey Lagodinski, político alemán de raíces rusas que ocupa un escaño del partido verde en el Parlamento Europeo, se han hecho escuchar para reclamar que los opositores rusos no queden atrapados en los obstáculos burocráticos del sistema de asilo de Alemania. “No nos podemos arriesgar que estas personas se queden aquí de manera ilegal o se muden a otro país porque no pueden quedarse entre nosotros. Esto sería para Alemania una muestra de incapacidad absoluta”, ha expresado.

Presionado y a contrarreloj, el gobierno federal ha reaccionado para auxiliar a Kournikov, Zygar y a los otros 70 disidentes rusos que han huido hacia Alemania a raíz del estallido de la guerra en Ucrania. Después de semanas de discusiones en diferentes departamentos del ejecutivo, fuentes del ministerio del Interior han confirmado a Der Spiegel que se han trazado unos planes, con varios programas de becas y ofertas de trabajo, que permitirán a estos periodistas y opositores rusos llegados al país tener la base para lograr el pertinente permiso de residencia. Los visados de 90 días que les otorgaron deprisa y corriendo para entrar a Alemania se reconvertirán en visados de larga duración. “El gobierno federal está trabajando para que autores del mundo cultural y mediático de la Federación Rusa críticos con el régimen, que entraron en el país con un visado Schengen y que ahora desean quedarse en Alemania durante un periodo más largo para continuar su trabajo aquí, puedan obtener un permiso de residencia para trabajar en territorio federal”, se lee en un documento elaborado para una reunión específica del gabinete.

Coordinación con las regiones con más migrantes rusos

El ejecutivo del canciller Olaf Scholz se está coordinando a tales efectos con diferentes autoridades regionales, como por ejemplo las consejerías de Interior de la ciudad de Berlín y del land de Sajonia, dos de los territorios donde más migrantes rusos han ido a parar en esta nueva ola.

Para los disidentes que todavía están en Rusia o en terceros países como Armenia o Georgia, los ministerios alemanes de Interior y de Exteriores también están elaborando una base de datos. “Existe una especial obligación política de Alemania hacia las personas que en los últimos años han defendido los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho en contra del rumbo político de los dirigentes rusos”, estipula un documento confidencial del Gobierno de Berlín citado por Der Spiegel. Con la protección de estos disidentes –esta es la esperanza del ejecutivo alemán de coalición– se alentará otros ciudadanos rusos a posicionarse en contra de la guerra.

En Alemania hay una gran representación de rusohablantes –unos tres millones– que emigraron en los años 90. Curiosamente, la mayoría de estas personas estaban acostumbradas a ver la televisión rusa y no han sido menos influidas por la propaganda de Putin que las personas que viven en Rusia. Por eso Zygar, Kournikov y la septuagésima de periodistas y críticos con el Kremlin que han llegado ahora creen que podían ser útiles a Alemania. Se veían con el doble rol de informar a sus compatriotas que continúan en Rusia y a los alemanes rusohablantes que, desde el inicio de la guerra, no pueden ver más sus canales de televisión habituales de propaganda porque están bloqueados.

Se calcula que entre 200.000 y 500.000 rusos y rusas salieron de su país en los días inmediatamente posteriores al inicio de la guerra ante el endurecimiento de medidas de represión que los amenazaban. Muchos fueron a Armenia, a Georgia, al Báltico. También a Alemania. Deprisa y corriendo el Gobierno de Berlín se esfuerza ahora en no descuidar a los disidentes de Putin que están en el exilio alemán.

Peligro creciente por el espionaje ruso

La Oficina Federal Alemania de Protección de la Constitución advierte del peligro al alza que amenaza el país a través del espionaje y los ciberataques rusos contra redes de administraciones y centros políticos, económicos y académicos, lo que podría provocar “daños notables”. Desde los servicios secretos alemanes se entiende que estas actividades rusas “intensificadas” son una respuesta a la guerra en Ucrania, a las tensiones en el este de Europa y a las sanciones económicas y comerciales de la UE contra la Federación Rusa.

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