Los gobernadores demócratas exhiben apoyo a Biden en medio de las dudas sobre su candidatura

Una veintena de líderes se han reunido con Joe Biden y Kamala Harris en la Casa Blanca

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La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, junto a los gobernadores de Minnesota y Maryland, Tim Walz y Wes Moore, respectivamente, a la salida del encuentro en la Casa Blanca.

WashingtonLos demócratas quieren detener el terremoto que desde hace días sacude su partido: el batacazo de Joe Biden en el debate de la CNN ha alimentado las dudas sobre su estado de salud. ¿Está en plenas facultades para presentarse? ¿Dará un paso al lado? De momento, los gobernadores del partido han decidido realizar un acto para mostrar unidad y esta madrugada lo han escenificado en un encuentro en la Casa Blanca. En total, más de veinte líderes estatales mantuvieron una reunión con el presidente y la vicepresidenta, Kamala Harris. "Hoy hemos visto al hombre que todos creíamos que podrá derrotar a Donald Trump y que lo acabó consiguiendo", aseguró el gobernador de Minnesota, Tim Walz, al terminar el encuentro.

Durante el encuentro, Biden les habría reiterado su voluntad de presentarse a las elecciones del 5 de noviembre y les habría asegurado que se encuentra en plenas facultades para ejercer el cargo. Algunos de los presentes en el encuentro han sido los gobernadores de Illinois, JB Pritzker; Michigan, Gretchen Whitmer, o California, Gavin Newsom. Estos tres nombres han sonado en las últimas horas como posibles sustitutos de Biden. Sin embargo, tal y como aseguró la líder de Nueva York, Kathy Hochul, éstos no habrían mostrado su voluntad de presentarse y todos habrían prometido su "apoyo".

Pese a esta escenificación, en estas últimas horas no han parado de circular rumores de todos lados. Según publicaba ayer el New York Times, Biden habría dicho a un aliado clave que se plantea dar un paso al lado si no es capaz de convencer a la opinión pública en los próximos días de su capacidad para continuar con la campaña. Desde la Casa Blanca desmienten que sea cierto. "Es un presidente que se levanta cada mañana y pone por delante a la gente. No hablaré sobre fuentes anónimas. Hablaré sobre lo que sé y lo que hace el presidente. Y su pasado habla por él", ha dicho la secretaria de Comunicación de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, durante la rueda prensa de hoy. Jean-Pierre ha asegurado que el presidente "claramente" no considera dar un paso al lado.

Pero fuera de la bunquerización del círculo más cercano a Biden, en las últimas horas han empezado a surgir las primeras voces díscolas dentro del partido. Este martes, el congresista demócrata de Texas Lloyd Doggett llamó al propio Biden para pedirle que reconsiderara su candidatura. "Tengo la esperanza de que tome la dolorosa y difícil decisión de retirarse", aseguró Doggett en un comunicado recogido por la CNN. El congresista, justificándose, ha recordado que "a diferencia de Trump, el primer compromiso del presidente Biden siempre ha sido con el país, y no consigo mismo".

La resaca del debate

Pese a estas voces disonantes dentro del partido, Biden ha optado por rodearse de su burbuja más cercana tras el debate en la CNN. De hecho, ocurrió el fin de semana rodeado de su familia y amigos. Este círculo parece no tener dudas sobre el estado de salud del presidente y le habría animado a continuar como candidato de cara a las elecciones del 5 de noviembre. Una de las voces más fuertes dentro de esa posición es la de la propia Jill Biden, su esposa, que mantiene que el demócrata está en plenas facultades.

Para continuar con la campaña, sin embargo, Biden se ha visto obligado a dar explicaciones sobre lo ocurrido en el cara a cara. En un primer momento, Biden justificó su voz ronca y la poca energía durante el debate debido a que había pasado un resfriado. Luego, en un acto de recaudación de fondos en Virginia, dio una nueva explicación: su mal rendimiento se debía al cansancio por los viajes internacionales durante las semanas previas al cara a cara. "Decidí dar la vuelta al mundo un par de veces poco antes del debate, no escuché a mi equipo y luego casi me duermo en el escenario", dijo el mandatario. Sin embargo, este "poco antes del debate" está cogido con pinzas, ya que la semana previa al duelo televisivo con Trump, Biden estuvo encerrado en Camp David preparándose con su equipo.

En los últimos días Biden ha comparecido en distintos mítines y actos en Carolina del Norte, Nueva Jersey y Virginia para intentar contrarrestar la imagen de anciano débil que quedó plasmada en las televisiones de todo el país. En sus comparecencias, el presidente mostró la energía y la claridad que le faltaron durante el debate el jueves por la noche. Pero esto no parece suficiente para frenar el malestar interno. Este miércoles Biden se reúne con gobernadores y congresistas demócratas preocupados por su estado de salud para intentar convencerles de que todavía está capacitado para sacar adelante una campaña electoral y asumir un nuevo mandato, si es reelegido. También tiene previsto hablar con el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, y el congresista Jim Clyburn.

De cara al público, Biden tiene planeada una entrevista con ABC News el viernes y está previsto que en los próximos días continúe con su gira por Pensilvania y Wisconsin.

Las encuestas no lo ven claro

El otro incendio que el equipo del presidente está intentando apagar es la presión externa. Después de que el New York Times publicara un editorial muy duro con Biden pidiendo que dé un paso al lado, el medio estadounidense ha publicado este miércoles un reportaje en el que decenas de personas del entorno de Biden aseguran que han constatado un deterioro de su estado en las últimas semanas . Por ejemplo, el artículo dice que un alto funcionario europeo presente durante el encuentro del G-7 en Italia habría explicado al medio que los líderes europeos quedaron "conmocionados" por su estado de salud. La misma fuente habría relatado que el presidente se mostró "fuera de sí" en distintas ocasiones.

Mientras se empiezan a filtrar las primeras voces críticas dentro de las filas demócratas, los donantes siguen paralizados mientras esperan que la crisis dentro del partido se aclare. A puerta cerrada, muchos de los grupos que ponen dinero a la campaña también han expresado sus dudas, y aún evitan posicionarse públicamente por temor a que esto empeore las opciones de la candidatura demócrata. De momento, siguen de cerca las encuestas de estos días, que tampoco dan tregua a Biden.

El fin de semana, una encuesta encargada por la CBS a YouGov apuntaba que el 72% de los electores creen que Biden no debería presentarse a la reelección. Este martes, una encuesta publicada por la CNN daba unos datos similares: el 75% de los votantes cree que los Demócratas tendrían más opciones de ganar si presentaran un candidato alternativo a Biden.

Dentro del baile de nombres para sustituir a Biden, uno de los que suenan, y que parecería lo más lógico, es el de su vicepresidenta, Kamala Harris. Aunque Harris no ha logrado alcanzar la popularidad que se esperaba, es una de las caras más conocidas. Así pues, la encuesta muestra cómo Harris, en un hipotético duelo con Trump, seguiría perdiendo por una diferencia ajustada de 2 puntos porcentuales: 45% frente al 47%. Eso sí, no dejaría de ser un mejor resultado que el previsto en esta misma encuesta para Biden, que solo obtendría el 43% de los votos, frente a Trump, que se llevaría el 49%.

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