Chile entierra la Constitución de Pinochet en un referéndum que salió de la calle

El 78% de los electores avalan el cambio constitucional en un resultado histórico

Meritxell Freixas
3 min
Eufòria a la plaça Itàlia de Santiago de Chile, epicentre de la protesta.

BarcelonaLa movilización popular que hizo temblar a Chile el año pasado ha conseguido un cambio histórico: el referéndum celebrado este domingo entierra la Constitución heredada de la dictadura de Pinochet (1973-1990). Más del 78% de los electores han apostado por abrir un proceso constituyente (contra el 22% favorable a mantener la carta magna). La participación ha superado el 50% a pesar de las restricciones forzadas por la pandemia.

“Esta es la primera vez que se toma la decisión de cambiar la Constitución de nuestro país y quiero que las cosas mejoren. Tengo un hijo de 26 años y quiero lo mejor para su futuro”, decía Paula, una mujer de 50 años que hacía cola en la puerta del Colegio República Uruguay de Santiago para votar en el plebiscito constitucional que se celebró ayer domingo en Chile. Durante 12 horas –desde las 8 de la mañana hasta las 8 del anochecer– los colegios se llenaron de electores que tenían que decidir si querían o no una nueva Constitución que deje atrás la actual, instaurada bajo la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). En las mesas había dos urnas, porque los electores también elegían el órgano encargado de redactar el nuevo texto: la mayoría (79%) se han posicionado para que fuera una comisión formada íntegramente por 155 ciudadanos electos quien redacte el nuevo texto, y no una comisión mixta entre ciudadanos y diputados.

Las largas colas y la gran afluencia de votantes a los centros electorales durante la jornada ya anticiparon la participación histórica. Hubo recintos de votación en los que las colas atravesaban hasta cinco o seis calles, una imagen inédita en las citas electorales chilenas. Hace ocho años que el país instauró el voto voluntario, y desde entonces ha registrado una de las tasas de abstención más altas de América Latina. En las últimas presidenciales, en 2017, la participación no superó el 50%.

“Nunca habíamos visto un proceso de participación como el que estamos viviendo hoy. Evidentemente, será la participación más alta desde el año 2012”, apuntaba el presidente del Servicio Electoral (Servel), Patricio Santamaría. “He visto a mucha gente joven, como en ninguna otra elección. La gente se ha volcado en este plebiscito porque quiere cambiar el país”, opina Sara Hormazábal, de 66 años. “Estoy emocionada, es como un sueño pensar que el pueblo chileno puede acabar con la Constitución de la dictadura”, añadía la mujer, a quien la dictadura obligó a un exilio de 17 años en Suiza.

Votación en pandemia

El presidente chileno, Sebastián Piñera, votó a primera hora, e hizo un llamamiento a participar “de manera pacífica, cuidando la salud y respetando el resultado esta noche y los próximos días”. A pesar de que la mayoría de miembros del gobierno se habían mostrado partidarios públicamente de rechazar una nueva carta magna, Piñera –que no ha revelado su posición– ha insistido en que un triunfo del "Apruebo” no se tiene que leer como una derrota de su administración.

La jornada se desarrolló de manera tranquila y con estrictas medidas de seguridad impuestas por la pandemia, que el país todavía no tiene controlada. El ministerio de Salud ha informado de 1.540 nuevos casos y 52 personas muertas durante las últimas 24 horas. El 51% de la población vivió la jornada en cuarentena, con limitaciones a la movilidad, excepto para acudir a los centros electorales. El Servel obligó a hacer uso de la mascarilla en todo momento, a utilizar gel hidroalcohólico antes y después de la votación y a respetar las colas y la distancia física de al menos un metro entre votantes.

La jornada se ha comparado con el plebiscito de octubre de 1988, que planteó la continuidad de la dictadura de Pinochet. En aquella ocasión la participación alcanzó el 94% del padrón.

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