Cuba

Cuba pone punto final a la era Castro

Miguel Díaz-Canel se convertirá este fin de semana en el nuevo líder del Partido Comunista

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Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, aplaude el primer secretario del Partido  Comunista, Raúl Castro, al inicio del congreso que ha empezado este viernes en La Habana

SabadellDespués de 62 años gobernada por los hermanos Castro, Cuba inaugurará este fin de semana una nueva etapa marcada por el acceso al poder de una nueva generación nacida después de la revolución. El Partido Comunista de Cuba celebra desde este viernes y hasta el lunes su octavo congreso, en el marco del cual Raúl Castro, de 89 años, abandonará el cargo de primer secretario del partido. Su relevo lo cogerá, previsiblemente, Miguel Díaz-Canel, a quien Castro presentó como su sucesor al frente de la formación cuando le traspasó la presidencia del país, hace ahora tres años. En su intervención durante la inauguración del congreso, el líder saliente ha asegurado que esta nueva generación está "llena de pasión y de espíritu antiimperialista".

A pesar de que formalmente Díaz-Canel ya era la máxima autoridad de Cuba, en la práctica su cargo estaba supeditado al de Castro, que como líder del partido es quien realmente ostentaba el poder. "El presidente toma las decisiones del día a día, pero las directrices las marca el partido. Díaz-Canel ha cumplido muy bien el papel de ejecutor: es una figura muy tecnocrática, pero no es él quien toma las grandes decisiones", explica al ARA la investigadora del Cidob Anna Ayuso.

Con todo, desde que en abril del 2018 llegó al frente del país, Díaz-Canel sí que ha dejado entrever sus ideas sobre cómo tendría que evolucionar Cuba. "En el plano político es un defensor de las esencias de la revolución, la doctrina del socialismo y el autoritarismo hacia cualquier movimiento de disidencia", dice Ayuso. En cambio, en el ámbito económico representa "el sector reformista", que es "el dominante" dentro del partido, a pesar de que no está claro si lo es "por necesidad o por convicción". "Seguramente no había ninguna otra manera de avanzar", advierte la investigadora.

Reformas económicas

Uno de los cambios más relevantes que ha impulsado Díaz-Canel en el campo económico ha sido la unificación de la moneda, es decir, la desaparición del peso convertible, que hasta el año pasado era una de las dos monedas de curso legal en el país, paritaria con el dólar. Su supresión, que Castro ya había puesto en la agenda hacía años, ha disparado la inflación y ha comportado una importante pérdida del poder adquisitivo de los cubanos. Díaz-Canel también ha apostado por abrir el abanico de actividades económicas en que pueden operar las empresas privadas, a pesar de que Ayuso señala que los numerosos controles y limitaciones que el estado impone al sector privado dificultan mucho que se pueda desarrollar una economía "dinámica". "Se han abierto espacios, pero el entorno continúa siendo hostil", dice.

De hecho, cuando Raúl Castro sustituyó a su hermano Fidel como primer secretario del Partido Comunista, hace una década, ya anunció que su intención era abandonar progresivamente el modelo económico de inspiración soviética para favorecer una cierta apertura a la iniciativa privada, a pesar de que en la práctica las reformas han ido llegando con cuentagotas. El hasta ahora líder del partido también introdujo hace cinco años, en el anterior congreso, algunos cambios orientados a forzar un rejuvenecimiento de la cúpula política: se limitó a diez años el mandato del presidente y del vicepresidente y se determinó que los principales cargos del partido no los podrían ocupar personas de más de 70 años. En consecuencia, este fin de semana no solo Castro saldrá de la cúpula del partido, sino que también lo hará toda la vieja guardia revolucionaria.

Reivindicación de la continuidad

Más allá del cambio de liderazgo, el congreso de este fin de semana (que se hace a puerta cerrada y sin presencia de medios extranjeros) tiene que analizar los resultados de estas reformas económicas y plantear las líneas maestras de la política cubana de los próximos años. "Lo que sería interesante del congreso es que hubiera un mandato muy claro al gobierno para emprender transformaciones relativamente importantes y rápidas", dice, en declaraciones al diario argentino Clarín, el economista Ricardo Torres, de la Universidad de La Habana. Pero no parece que esto vaya a pasar, y el mismo Díaz-Canel ha señalado también en esta dirección: en un tuit publicado poco rato antes del inicio de la asamblea del Partido Comunista, lo ha llamado el "congreso de la continuidad".

Esta es, de hecho, la idea central que están intentando transmitir el partido y los medios oficiales cubanos, mediante el hashtag #SomosContinuidad. Y el segundo secretario de la formación, José Ramón Machado Ventura (que, con 90 años, es uno de los que también tendrá que abandonar el cargo), ha inaugurado la sesión expresando la "convicción" de que el partido continuará "siendo fiel al legado y las enseñanzas de Fidel y Raúl [Castro]".

"Creo firmemente en la fuerza y la naturaleza ejemplar de mis compatriotas, y mientras viva estaré preparado para defender la patria, la revolución y el socialismo", ha dicho Castro en su discurso inaugural.

"El recambio generacional viene por necesidad, ¡son nonagenarios!", dice Ayuso, y remarca que los nuevos líderes, a pesar de ser más jóvenes que los actuales, no representan las generaciones más jóvenes, sino que son personas de unos 50 o 60 años (Díaz-Canel, por ejemplo, cumplirá 61 el próximo martes). Todos ellos, pues, nacieron después del triunfo de la revolución el 1959 y, por lo tanto, "han crecido adoctrinados desde el minuto 1". En opinión de Ayuso, los nuevos dirigentes cubanos "hacen de puentes hacia no se sabe qué", puesto que, para ella, el gran interrogante es qué papel jugará la siguiente generación, "que ha tenido más contacto con el exterior", una vez le llegue el momento de acceder al poder.

Momento crítico

El fin de la etapa Castro llega en "una de las situaciones más complejas que ha vivido la revolución", según ha dicho el economista cubano Omar Everleny. El país vive inmerso en una profunda crisis económica (el año pasado el PIB cayó un 11%) que ha provocado escasez de productos de primera necesidad y ha convertido las largas colas para conseguir alimentos en una imagen cotidiana. El malestar social se ha empezado a hacer visible los últimos años en las redes sociales, que han ofrecido a los cubanos un nuevo espacio para expresarse libremente al margen de los medios oficiales.

Las sanciones impuestas por el ex presidente de los Estados Unidos Donald Trump, como por ejemplo la prohibición de los cruceros norteamericanos o la restricción del envío de dinero a la isla (unas sanciones que Joe Biden no considera prioritario modificar, según ha informado la Casa Blanca este viernes), acabaron de hundir una economía muy tocada por décadas de gestión ineficiente y de embargo, y la pandemia de covid-19, que ha hecho desaparecer una de las principales fuentes de ingresos del país como es el turismo, ha sido la estocada final.

Cinco prototipos de vacuna

Los laboratorios cubanos han desarrollado hasta cinco prototipos diferentes de vacunas contra el covid-19, dos de les cuales (la Soberana 02 y la Abdala) ya están en la fase 3 de los ensayos clínicos y se espera que se puedan a empezar a utilizar a lo largo del verano. Serían las dos primeras vacunas contra el covid desarrolladas en América Latina. De hecho, aunque todavía no haya sido aprobada oficialmente, la Soberana 02 ya se empezó a administrar al personal sanitario a finales de marzo. Hasta ahora, en Cuba se han diagnosticado unos 90.000 casos de covid (entre 11,2 millones de habitantes), de los cuales casi 80.000 se han detectado durante 2021. Durante la última semana, el número de casos nuevos se ha situado cerca de un millar al día, y el miércoles se llegó al máximo de muertes, con 11 en 24 horas. Desde el inicio de la pandemia el coronavirus ha provocado 491 defunciones en la isla, según las cifras oficiales.

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