Dinamarca enviará a refugiados a Ruanda y otros países

Varias ONG alertan de una posible oleada de medidas antiinmigración si otros países siguen su ejemplo

Mar Bermúdez i Jiménez
4 min
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, durante una cumbre de la UE en Bruselas.

BarcelonaDinamarca ha aprobado la controvertida ley para externalizar la gestión de las solicitudes de asilo a países fuera de la Unión Europea. La decisión ha sido duramente criticada por organizaciones de derechos humanos, las Naciones Unidas y la Comisión Europea. Esta ley pretende subcontratar la acogida y la gestión de solicitantes de asilo a través de países de tránsito, entre los cuales Ruanda parece ser la principal opción. De hecho, en el mes de abril se firmó un memorándum entre Dinamarca y Ruanda donde se concretaban las líneas de actuación principales.

En este documento se explica que "es la visión del gobierno danés que el proceso de solicitud de asilo tenga lugar fuera de la UE para que rompa la estructura de incentivos negativos del sistema actual", un sistema que tilda de "injusto y no ético porque incentiva a niños, mujeres y hombres a embarcarse en viajes peligrosos por las rutas migratorias, mientras los traficantes de humanos ganan fortunas".

La ley aprobada hoy concreta que a los migrantes que lleguen al territorio se les registrará y se comprobarán sus huellas dactilares para asegurarse de que no han pedido asilo en ningún otro lugar de Europa. Después, se trasladarán a otro país que tomará el relevo. "Dinamarca no tendrá que proporcionar protección en caso de que el extranjero obtenga asilo después de que finalice la tramitación efectiva de la solicitud de asilo en el tercer país. Ahora bien, la protección tendrá que ser asegurada por el tercer país. Si se deniega el asilo en el extranjero, también será el tercer país en cuestión el que tendrá que hacerse cargo de la deportación de la persona", especifica el texto. También se especifica que un solicitante de asilo no será devuelto al país del que ha huido, ni tampoco a un país donde "se arriesgue a ser condenado a muerte o sometido a torturas, penas o tratos inhumanos o degradantes".

A cambio de encargarse de tramitar todas las solicitudes de Dinamarca, el país extracomunitario será compensado económicamente. El ministro de Inmigración danés, Mattias Tesfaye, explicó que los gobiernos con los cuales se tiene más contacto piden "inversiones, ayudas para la transición ecológica o el desarrollo". La lista de países candidatos que los medios daneses revelaron incluye Túnez, Egipto y Eritrea, pero es con Ruanda con quienes parece que las negociaciones han fluido mejor. De hecho, Dinamarca, junto con Austria, se comprometió a apoyar un campo de Ruanda, operado por la ONU, creado para recibir refugiados atrapados en Libia.

La ley se ha aprobado con 70 votos a favor y 24 en contra, hecho que sitúa el Estado un paso más cerca de conseguir el objetivo político marcado por el anterior gobierno liberal-conservador y que la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha continuado y endurecido: conseguir "cero demandantes de asilo". Otras medidas que el gobierno ha tomado, ampliamente rechazadas por organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, han sido la retirada de permisos de residencia a ciudadanos sirios, porque sus regiones de origen se consideran ya "seguras" según el gobierno de Copenhague, y una ley antiguetos que limita el número de habitantes "no occidentales" de los barrios.

Impacto internacional

La decisión puede complicar los esfuerzos de la Unión Europea para revisar la fragmentada legislación sobre migración y asilo, un tema extremadamente divisorio entre los miembros. La Comisión Europea ha cuestionado la compatibilidad de la ley con las obligaciones internacionales de Dinamarca. "El procesamiento externo de las solicitudes de asilo plantea preguntas fundamentales tanto sobre el acceso a los procedimientos de asilo como el acceso efectivo a la protección", ha dicho el portavoz de la Comisión, Adalbert Jahnz, que considera que la forma de actuar aprobada por Dinamarca "no es posible de ejecutar, según las normas y propuestas vigentes en la Unión Europea en virtud del nuevo pacto para la migración y el asilo".

Dinamarca ya tiene una de las posiciones más duras de Europa en materia de inmigración y solo pretende aceptar refugiados bajo el sistema de cuotas de la ONU. La nueva ley permitirá a Dinamarca trasladar los refugiados que lleguen a territorio danés a centros de asilo de un tercer país. "Si solicitáis asilo en Dinamarca, sabréis que os enviarán de vuelta a un país fuera de Europa y, por lo tanto, esperamos que la gente deje de buscar asilo en Dinamarca", ha dicho a la cadena DR el portavoz de Extranjería e Integración del gobierno, Rasmus Stoklund.

Los países de la UE debatieron sobre la creación de centros externos entre 2016 y 2018 después de que hubiera un gran aumento de solicitantes de asilo en el Mediterráneo que desbordó a la Unión. Las preocupaciones legales, humanitarias, políticas, de seguridad y financieras eclipsaban las propuestas de entonces. Las organizaciones de derechos humanos denuncian que trasladar el proceso de asilo a países con menos recursos mina la seguridad y el bienestar de los refugiados y vulnera sus derechos humanos.

"La idea de externalizar la responsabilidad de tramitar las solicitudes de asilo es a la vez irresponsable y una falta de solidaridad", dice Charlotte Slente, secretaria general de la ONG Consejo Danés de los Refugiados. "Modelos similares, como el australiano o el de los llamados "puntos calientes" de las islas griegas, han implicado graves incidentes de detenciones, agresiones físicas, procesos de asilo lentos, falta de acceso a la asistencia sanitaria y a asistencia jurídica", añade Slente. "El Parlamento ha votado un proyecto de ley que prepara el camino para un modelo que todavía no existe y que, por lo tanto, no saben qué implica realmente. Esto significa que ha votado a ciegas", critica.

Desde el Consejo Danés de los Refugiados, hay también preocupación por el impacto internacional de la ley: "Si un país rico como Dinamarca no está dispuesto a asumir responsabilidades, hay un riesgo significativo de que los países que acogen un número mucho mayor de refugiados también opten por renunciar a los esfuerzos mundiales para encontrar soluciones conjuntas y sostenibles". La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) también advirtió el mes pasado del inicio de una posible cadena de políticas antiinmigración. "Estas prácticas socavan los derechos de las personas que buscan seguridad y protección, las satanizan y las castigan, y pueden poner en riesgo su vida", dijo el alta comisaria adjunta de ACNUR, Gillian Triggs.

El número de refugiados que pidieron asilo en Dinamarca ha bajado constantemente hasta poco más de 1.500 solicitantes el año pasado, pasando de un pico de más de 21.000 en 2015. En 2020, 1.547 personas solicitaron asilo, la cifra más baja desde 1992. La pandemia contribuyó, pero más lo hicieron los esfuerzos del ejecutivo por conseguir este hito.

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