Suráfrica

Se eleva a 72 el número de muertos en Suráfrica en las protestas contra el encarcelamiento de Zuma

Hay más de 1.200 detenidos por los saqueos y actos vandálicos registrados en el país desde el viernes

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un grupo de saqueadores se llevan pocos artículos que quedan para coger en un centro comercial vandalitzat

SabadellComo mínimo 72 personas han muerto y más de 1.200 han sido detenidas en Suráfrica a raíz de las protestas de los últimos días contra el encarcelamiento del expresidente del país Jacob Zuma. El ejército ha movilizado a 2.500 efectivos para ayudar a la policía a parar unas manifestaciones que en muchos casos han estado marcadas por la violencia y que han desembocado en saqueos, actos vandálicos y enfrentamientos con la policía. Entre las consecuencias de los disturbios ha habido tiendas y supermercados arrasados, fábricas saqueadas, centros comerciales incendiados y carreteras cortadas. Muchos comercios y gasolineras han cerrado, y también algunos edificios oficiales. Algunos manifestantes han tirado piedras contra las fuerzas del orden, que respondían con balas de goma. Este miércoles, la policía ha asegurado que gracias a operaciones de inteligencia había impedido que se incendiara un hospital y algunos edificios gubernamentales.

La gente saquea una zona cercana a un almacén en llamas

"Ningún nivel de descontento ni ninguna circunstancia familiar de nuestra gente da el derecho a nadie a robar, cometer actos vandálicos, hacer lo que quiera y violar la ley", ha avisado el ministro de la Policía, Bheki Cele, que ha asegurado que el gobierno actuará para impedir que la violencia se esparza y que los ciudadanos "se burlen del estado democrático". Según el ministro, si la situación se mantiene así algunas zonas del país podrían sufrir escasez de bienes básicos. De hecho, este miércoles, la Red Nacional de Hospitales ha alertado de que se está quedando sin reservas de oxígeno, medicamentos y alimentos. De momento, sin embargo, el gobierno ha descartado declarar el estado de emergencia.

Según las autoridades del país, detrás de esta oleada de violencia hay bandas de crimen organizado que aprovechan los desórdenes para cometer delitos con impunidad. "Lo que estamos presenciando son actos oportunistas de criminalidad, con grupos de gente instigando el caos simplemente para esconder saqueos y robos", dijo el lunes el presidente del país, Cyril Ramaphosa, que advirtió de que la situación afectaría a la seguridad alimentaria y sanitaria del país y tendría consecuencias sobre una economía ya muy perjudicada.

Una tienda saqueada en el barrio de Soweto, en Johannesburgo

Los primeros desórdenes tuvieron lugar viernes en la provincia de KwaZulu-Natal, de donde es originario Zuma. Uno de los lugares más afectados es Durban, la principal ciudad de la provincia y el puerto más importante del continente africano. Desde esta región, los disturbios se extendieron a la provincia de Guanteng, donde están Johannesburgo (la ciudad más poblada) y Pretoria (la capital administrativa del país). El lunes, una estampida en un centro comercial de Soweto, un suburbio de Johannesburgo de población mayoritariamente negra, provocó la muerte de diez personas. Este miércoles las protestas se han extendido a las provincias de Mpumalanga y Ningún Septentrional.

Respuesta a la sentencia

Las protestas empezaron dos días después de que Zuma se entregara a las autoridades para cumplir la pena de 15 meses de prisión que se le había impuesto por un delito de desacato a la justicia, porque se había negado repetidamente a presentarse ante la comisión judicial que investiga un supuesto caso de malversación durante sus años en la presidencia (2009-2018). Después de que se hiciese pública la sentencia, el 29 de junio, Zuma había denunciado una caza de brujas orquestada por Ramaphosa (que fue uno de los artífices de su caída del poder) y había afirmado que, con 79 años y en medio de la pandemia de covid-19, para él entrar en la prisión supondría una "sentencia de muerte".

Un grupo de presuntos saqueadores son arrastrados y golpeados por un grupo de vigilantes de la comunidad de Vosloorus

Finalmente, el miércoles por la noche, justo antes de que se le acabara el plazo para hacerlo, el expresidente decidió presentarse voluntariamente a las autoridades, pero el ánimo de sus seguidores (algunos de los cuales habían llegado a concentrarse alrededor de su casa para evitar que fuera detenido) ya estaba encendido. Al principio las protestas se limitaron a algunos cortes de carreteras, pero el viernes los disturbios ya habían subido de intensidad y se reprodujeron en la zona de Johannesburgo.

Este martes, la Fundación Jacob Zuma dijo a través de Twitter que "la paz y la estabilidad de Suráfrica están ligadas directamente a la liberación del presidente Zuma con efectos inmediatos". Un portavoz de la organización añadió, en declaraciones a Reuters, que "la violencia se podría haber evitado" y que fue "la decisión del Tribunal Constitucional de detener" al expresidente lo que provocó "la indignación de la gente". Medios sudafricanos informan de que la policía está investigando a personas del entorno de Zuma como posibles instigadores de los actos vandálicos.

El encarcelamiento de Zuma, que se presentó como una demostración de la solidez de la democracia sudafricana, ha sido el detonante de la oleada de violencia de los últimos días, pero detrás del estallido está la situación de pobreza crónica en la que viven grandes capas de la población, en el que es considerado uno de los países con más desigualdades del mundo, en buena parte heredadas de la época del apartheid. Los efectos económicos de la pandemia de covid-19, que justamente ahora se encuentra en el pico de la tercera oleada, con casi 20.000 casos diarios detectados de media la última semana, dispararon el paro hasta el 32,6% durante el primer trimestre de este año y han agravado todavía más la situación.

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