Biden acelera el refuerzo en Ucrania antes de que llegue Trump
El presidente estadounidense intensifica la ayuda militar a Kiiv para que tenga mayor fuerza de cara a una posible negociación con Rusia
WashingtonLa victoria de Donald Trump ha sido el detonante para que la administración de Joe Biden haya adoptado políticas más agresivas en la guerra de Ucrania. Hasta ahora, el presidente estadounidense tenía marcadas unas líneas rojas sobre el apoyo que enviaba al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, por miedo a escalar el conflicto con Rusia. Pero ahora, en menos de una semana, Washington ha dado luz verde a dos aspectos delicados: por un lado, que Kiiv pueda lanzar misiles de largo alcance de fabricación estadounidense en territorio ruso –una petición que llevaba meses encallada–; y por otra, ha cambiado su política sobre el uso de minas antipersona, autorizando su suministro a las tropas ucranianas
El argumento oficial de la Casa Blanca para justificar el cambio radical de la doctrina con Kiiv es la presencia de soldados norcoreanos en el campo de batalla y los recientes ataques de Rusia sobre el frente ucraniano, donde intensifica la ofensiva. Pero de fondo está la alargada sombra de una nueva administración entrante, la de Trump, que se augura hostil con el apoyo a Kiiv mientras parece tener mejor sintonía con el presidente ruso Vladimir Putin. Pese a estar en la oposición, Trump logró que la bancada republicana bloqueara durante meses un paquete de ayuda militar crucial para Ucrania. Más allá de su manifiesta oposición al apoyo militar a Ucrania, el pasado mes de septiembre, el ahora presidente electo insinuó que Ucrania debería haber cedido territorio a Rusia antes de la invasión del 2022.
La preocupación no es sólo que en los próximos meses Ucrania se encuentre que su principal aliado hasta ahora corte el suministro de armamento, sino que se produzca una negociación de paz con Moscú en la que el principal mediador sea Trump. La semana pasada, el embajador ruso en Naciones Unidas de Ginebra, Gennady Gatilov, dijo que Rusia estaba abierta a sentarse a hablar del fin de la guerra si lideraba las negociaciones Trump.
El magnate ha presumido en varias ocasiones de tener un plan para acabar con la guerra de Ucrania rápidamente, el temor es que este plan sea presionar a Zelenski para que ceda los territorios ocupados a Putin. convencido de que la guerra terminará "pronto".
Antes de terminar el mandato y en previsión de una posible futura negociación, Biden está intentando reforzar a Ucrania al máximo. No sólo cambiando su doctrina en el uso de armamento estadounidense, sino también acelerando el envío de suministro militar. El martes anunció una venta de armamento por valor de 100 millones de dólares y el miércoles, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, adelantó un nuevo paquete de ayuda militar valorado en 275 millones de dólares. Según el comunicado del departamento de Defensa, el paquete proporciona municiones para los HIMARS, artillería, armas antitanque, drones y equipos de protección. Se trata de la 70ª entrega de ayuda que hace Washington desde agosto del 2021. Todavía falta entregar cerca de 6.000 millones de dólares de los 61.000 que el Congreso aprobó el pasado abril y que el gobierno estadounidense se ha comprometido a hacerlos llegar antes del 20 de enero, día en el que Trump tomará posesión del cargo.
La manga ancha por parte de Washington llega cuando ya se han cumplido 1.000 días del estallido de la guerra y en un momento en el que Rusia lleva meses liderando la ofensiva en el frente. Pese a que en septiembre Ucrania lograra dar un golpe de efecto con la invasión de Kursk, la situación en el campo de batalla no es favorable para Kiiv. Y, a las puertas del invierno, el constante lanzamiento de misiles por parte de las tropas rusas debilita a las defensas ucranianas y ha dejado comprometido el sistema eléctrico.
Una de las principales razones por las que Zelenski pedía a los aliados la autorización de utilizar los ATACMS –el nombre con el que se conocen los misiles de largo alcance– en territorio ruso era para poder llegar a las bases desde donde Rusia lanza los misiles contra Ucrania.
Riesgo de escalada
El precio a pagar por garantizar una Ucrania más fuerte ante una posible negociación y un aumento de la ofensiva rusa, es exponerse a un mayor riesgo de escalada. El martes, justo después de que Biden autorizara el uso de los misiles de largo alcance para atacar territorio ruso, Moscú volvía a enseñar los dientes y hacía cambios en su doctrina nuclear. Putin oficializó la reducción del umbral del uso de armas nuclear frente al escenario de un ataque con armas convencionales por parte de un país no nuclear que reciba apoyo de una potencia nuclear. Los mensajes que llegan estos días del Kremlin apuntan directamente a los aliados occidentales y en la televisión rusa imaginan hasta qué ciudades europeas podrían llegar sus misiles intercontinentales.
La escalada, pues, es un hecho. Poco después de que Ucrania recibiera la autorización de Biden, las tropas de Zelenski ya han disparado en dos ocasiones misiles de largo alcance. La primera eran ATACMS de fabricación estadounidense, y la segunda eran los Storm Shadow británicos. Putin ya respondió afirmando que se ha escalado Ucrania a un "conflicto global" y respondió lanzando un misil hipersónico contra Ucrania en un aviso a la OTAN. Putin juega con la carta de la amenaza nuclear y con una Europa en alerta ante el miedo a que el conflicto se extienda más allá de las fronteras ucranianas. Putin también es consciente de los riesgos de mayor escalada. Putin es consciente, quizás aún más, del cambio de poder que se producirá en Washington en poco menos de 60 días. Y parece que le espera con ganas.