Brotes de covid

La Eurocopa, foco de covid-19

La OMS culpa al torneo de la escalada de contagios en Europa debido a las multitudes en los estadios y a la variante delta

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Joves aficionados celebran a Wembley el gol de Harry Kan e contra Alemania el pasado martes.

BarcelonaMinuto 85 del Inglaterra-Alemania de este martes. Harry Kane, delantero centro y capitán de los ingleses, remata al fondo de la red una centrada por la izquierda de Jack Grealish y marca el 2 a 0. Inglaterra certifica su paso a cuartos de final de la Eurocopa y elimina al conjunto germánico, una gesta histórica: desde 1970, los alemanes siempre habían eliminado a los ingleses de los grandes torneos. El estadio de Wembley, lleno en un 50% del aforo con unas 44.000 personas, se hunde. En la grada, los aficionados locales saltan, cantan, gritan y se abrazan. Una escena que se repite en bares, pubs, en la calle o en domicilios particulares de todo el país.

No ha trascendido si la cancillera Angela Merkel siguió el partido. Si lo hizo, muy probablemente se puso las manos a la cabeza después del 2 a 0 de Kane. Y no por la derrota de su selección, sino por las escenas de euforia que vinieron después y que, según Berlín, favorecen la transmisión del covid-19 y ponen en riesgo la desescalada en Europa.

El de Merkel ha sido uno de los gobiernos europeos más preocupados por la llegada de la variante delta –originaria de la India, donde ha causado semanas de auténtica pesadilla–, y este jueves el ministro del Interior, Horst Seehofer, ha levantado la voz contra la UEFA: "Su posición es totalmente irresponsable", ha dicho en referencia a permitir las concentraciones multitudinarias en los estadios, propias de tiempos prepandémicos. No ha sido el único tirón de orejas que ha recibido el organismo que gobierna el fútbol europeo y que preside el esloveno Aleksander Ceferin. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha situado la Eurocopa como el principal foco de los nuevos contagios de covid que se están registrando en el Viejo Continente. Después de muchas semanas a la baja, los contagios se han disparado un 10% entre los países europeos. "Tenemos que mirar mucho más allá de los estadios", ha afirmado, también este lunes, Catherine Smallwood, responsable de emergencias de la OMS. "Tenemos que mirar cómo llega esta gente a los estadios, si viajan en autobuses llenos. Y cuando salen de los estadios, ¿qué hacen? ¿Se dirigen a bares y pubs abarrotados para ver los otros partidos? Son estos acontecimientos los que impulsan la propagación del virus", ha añadido. El jefe de la OMS en Europa, Hans Kluge, se ha expresado en la misma línea y ha admitido que estos tipos de acontecimientos deportivos pueden convertirse en "escenarios de supercontagio".

La UEFA se defiende

De momento, hay algunos episodios que justifican la inquietud de la OMS y de Merkel. En Finlandia, al menos 300 aficionados que viajaron hasta San Petersburgo para animar a su selección en el partido contra Rusia del 16 de junio han dado positivo por covid una vez han vuelto a casa. El jefe de seguridad de Salud local finlandés, Mika Salminen, explicaba que esto había disparado la ratio de infecciones diarias en el país. Una situación similar se ha vivido en el Reino Unido, donde cerca de 2.000 seguidores de la selección escocesa han acabado dando positivo después de viajar a Londres, una de las sedes de la Eurocopa. Según las autoridades sanitarias locales, de los 1.991 positivos unos 1.249 habían estado en la capital británica cuando ya eran contagiosos y, como mínimo, 397 habían ido a Wembley el 18 de junio para asistir al partido que enfrentaba a Escocia contra Inglaterra. También preocupa la fase final del torneo. Este fin de semana se disputarán los cuartos de final en cuatro escenarios diferentes: San Petersburgo, Múnich, Bakú y Roma. De los cuatro, la ciudad rusa (donde se enfrentarán España y Suiza) es la que vive una situación más delicada, con la cifra de contagios y de hospitalizaciones disparada y con el país batiendo récords de muertes diarias.

La UEFA no ha tardado en defenderse de las acusaciones. "La decisión final sobre el número de personas que asisten a los partidos dentro de las equipaciones de cualquier país anfitrión y estadio está bajo la responsabilidad de las autoridades locales, y la UEFA sigue estrictamente sus medidas", ha recalcado en un comunicado. Y es que cuando se definían los criterios para decidir la forma del torneo, el organismo explicó que el porcentaje de aficionados que entrarían en cada estadio sería calculado por cada uno de los países anfitriones. Y para hacerlo, se decidía según la proyección de la situación sanitaria, a partir de factores como el ritmo de vacunación local o el momento de desescalada en el que se encontraba el territorio en cuestión. Hay que recordar algún ejemplo controvertido, como cuando a finales de abril la UEFA desestimó que Bilbao fuera sede de la Eurocopa porque consideraba que el gobierno vasco era demasiado estricto con las normas covid para acceder al estadio.

Por este motivo, hemos visto estadios de todo tipos: llenos al 100%, como Budapest; llenos al 73,5%, como Copenhague; llenos a la mitad, como San Petersburgo, Londres o Bakú; o casi vacíos, como en Sevilla (25%-30%) o en Múnich (22%). Las medidas para acceder también eran diferentes. En Amsterdam, Copenhague o Múnich había que presentar, entre otros, un test de covid-19 para entrar al campo. Una medida que no ha sido necesaria en otras sedes, como Sevilla, Glasgow, Roma o Bakú. A pesar de que en principio la mascarilla era obligatoria en los recintos, se han repetido las imágenes de aficionados en las gradas sin utilizarla.

¿Otra oleada?

En la comparecencia de este lunes, Hans Kluge recordaba que el ritmo de contagio de la variante delta es mucho más rápido que el de la alfa –que se originó en el Reino Unido– e insistía en que se tiene que estar preparado para una nueva oleada antes del otoño. Si bien es cierto que, de momento y gracias a la vacunación, este repunte de positivos no se está traduciendo ni en hospitalizaciones ni en muertos, no se tiene que bajar la guardia. "Se están empezando a cumplir los tres requisitos para tener una nueva oleada: una nueva variante, un grueso de la población todavía sin vacunar y un incremento de la actividad social y económica".

Piensa lo mismo el epidemiólogo e investigador del ISGlobal Quique Bassat, que considera que si semanas después de levantar medidas hay una recaída importante significa que "nos tenemos que replantear qué se ha hecho mal". Según su opinión, era demasiado temprano para ver imágenes de estadios casi llenos. "Y no solo son los estadios. A mí me preocupa mucho más todo aquello que rodea los estadios: los bares, las fiestas y los viajes", explica al ARA.

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