El ataque ruso a Ucrania

Suecia detecta un cuarto agujero en el gasoducto del Báltico

El gobierno danés y varios expertos descartan un accidente, pero no dan pistas sobre qué ha causado los escapes ni su autoría

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Terminal del gasoducto Nord Stream a Lubmin, Alemania.

BarcelonaLos guardacostas suecos han detectado un cuarto agujero en el gasoducto Nord Stream 2, según informa el diario Svenska Dagdbladet. Dos de los agujeros están dentro de las aguas de la zona económica exclusiva de Suecia y otros dos dentro de la danesa, pero ninguno dentro de sus aguas territoriales. El agujero se encuentra cerca de otro que se ha detectado en el Nord Stream 1 y se había encontrado hace días. La UE considera que se trata de un acto de sabotaje contra la infraestructura que debe servir para llevar gas de Rusia hasta Alemania sin pasar por la Europa central, y ha prometido una respuesta "contundente".

Quizás no se podrá demostrar nunca quién está detrás de los agujeros en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en el mar Báltico. Pero ahora mismo queda claro que no ha sido un accidente. Las conducciones, construidas para abastecer a Alemania de gas ruso, están a una profundidad de entre 70 y 90 metros bajo el mar y cuentan con un revestimiento de cemento y acero. Los agujeros por los que se escapa el gas acumulado en los tubos son demasiado grandes como para pensar que los ha causado el ancla de un barco. Los expertos del Centro Sismológico Sueco no tienen ninguna duda de que los dos temblores que detectaron el lunes de madrugada eran explosiones y las autoridades danesas hablan abiertamente de un ataque. Un ataque a una infraestructura civil para desestabilizar al adversario: la guerra no convencional complementa la que se libra en el campo de batalla de Ucrania.

Los agujeros –dos en el Nord Stream 1 y uno en el Nord Stream 2– causaron el lunes una fuerte caída de la presión de las conducciones, que están cerradas por la guerra de Ucrania (la segunda no llegó a entrar nunca en funcionamiento porque se tenía que inaugurar meses después de la invasión) pero llenas de gas. Según informa el diario alemán Der Spiegel, los operadores de las instalaciones están revistando todos los protocolos de seguridad y alertan de que precisamente el trazado de las conducciones está diseñado para evitar que un accidente las pueda dañar simultáneamente y admiten que nunca se había visto una situación así. Un experto en robots submarinos, que ahora se encargarán de investigar qué ha pasado, destaca los elevados estándares de seguridad y la robustez del gasoducto: cree que una manipulación deliberada es la única explicación plausible.

También es significativo que los agujeros hayan aparecido justo al límite de las 12 millas náuticas que marcan las aguas territoriales de Dinamarca: así no se puede invocar la cláusula automática de defensa compartida de los estados de la OTAN cuando uno de ellos es atacado dentro de su territorio.

Lo que no queda claro es cómo se han podido poner explosivos en los gasoductos sin que nadie se diera cuenta. La marina danesa, que ha restringido el tráfico marítimo en los alrededores de la isla de Bornholm, también ha hablado de indicios de sabotaje y todavía van más allá. Apuntan que una acción tan compleja técnicamente tiene que ser obra de un estado. Y que en un ataque de estas características, necesariamente tendría que haber implicadas fuerzas especiales, como buzos militares o un submarino. Pero en el mar Báltico, donde pocos rincones superan los 100 metros de profundidad, es difícil que un submarino pase inadvertido y ni Suecia ni Dinamarca han dejado entender que tengan ningún indicio de ello. Se sabe que Rusia cuenta con submarinos tipos Losharik que se pueden mover a unos 3.500 metros de profundidad y que el Kremlin los ha usado para cortar cables de fibra óptica en el Atlántico. Una fuente militar británica citada por The Guardian apunta que sería posible que una embarcación comercial plantara minas discretamente, detonadas días o semanas más tarde.

Berlín, advertido por la CIA

Una información del mismo diario apunta que la CIA habría informado al gobierno federal alemán de posibles ataques a los gasoductos el verano pasado y que Berlín trabaja con la hipótesis de que la explosión ha sido intencionada. La empresa Energinet ha justificado que se establezca el nivel naranja, el segundo en la escala de alerta de seguridad del sector. El medio cita una fuente anónima del gobierno, que afirma que "no podemos imaginar otro escenario que no sea un ataque premeditado".

En cuanto a la posible autoría, el diario alemán Tagesspiegel asegura que se investigan dos hipótesis. La primera, que un grupo pro ucraniano haya atacado la instalación para asegurarse de que el gas ruso solo pueda llegar a Europa central a través de los gasoductos de Ucrania o de la rama Iamal, que pasa por Polonia. La segunda, que sea el propio Kremlin quien haya hecho el sabotaje para disparar todavía más el precio del suministro en Europa, como asegura el gobierno polaco. Cuando se supo la noticia de los escapes de los gasoductos, el precio del megavatio hora se disparó a 192,5 euros en el mercado de referencia alemán, un 10% más que el día anterior.

Como era previsible, tanto Kiev como Moscú se sacuden la responsabilidad: el asesor de Zelenski, Mijaílo Podoliak, habla de "otro ataque terrorista ruso" y el Kremlin se ha limitado a decir que "no descarta nada".

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