¿A cambio de qué Albania se queda los inmigrantes que Meloni no quiere?
Tirana aceptó el pacto sin pedir "nada a cambio", pero ha hecho avances en el esfuerzo por unirse al club europeo
BarcelonaLa ultraderechista Giorgia Meloni ha demostrado que no tiene miedo de enfrentarse a la justicia para defender su plan de deportación de inmigrantes. Los motivos que han llevado a Italia a promover un modelo que externaliza la gestión migratoria son más que conocidos. El ejecutivo ya explicó los beneficios en noviembre de 2023, entre los que destacaba el alivio de la sobreocupación en los centros de procesamiento en Italia, y el componente de "disuasión extraordinaria" que suponía para los migrantes con intención de llegar a las costas italianas. ¿Pero qué ha llevado a Albania a aceptar ceder suelo nacional a las autoridades italianas sin pedir "nada a cambio"?
"No pedimos nada a cambio. No se trata de un acuerdo comercial, sino de hermandad y proximidad", apuntaba el primer ministro albanés, el socialdemócrata Edi Rama, en el momento de firmar el acuerdo con su homóloga italiana . Tirana no recibe compensación tangible por su colaboración con el plan de Meloni (el acuerdo no contempla ninguna remuneración económica), sino que Albania aspira a ganarse aún más la confianza de Italia y mostrar –al menos al sector más duro de los 27– que está dispuesta a ayudar al bloque europeo a hacer frente a uno de los problemas que más les preocupa: la inmigración ilegal.
Según apunta Bojana Zorić, experta en los Balcanes Occidentales en el Instituto de Estudios de Seguridad de la UE, el país balcánico, que en 2009 solicitó el acceso a la Unión Europea, quiere "avances en la su candidatura a la UE" y espera que una Meloni cada día más fuerte dentro del club europeo pueda influir. "Albania sigue siendo una nación amiga y, a pesar de no ser miembro todavía, se comporta como si lo fuera. Esta es una de las razones por las que estoy orgullosa de que Italia haya apoyado siempre la ampliación en los Balcanes occidentales" , dijo Meloni el lunes.
Aunque el primer ministro albanés ha negado en varias ocasiones que el acuerdo fuera una contrapartida para los esfuerzos de Italia para impulsar la candidatura de adhesión albanesa, no fue por casualidad que el pasado martes Albania inició conversaciones en una conferencia intergubernamental en Luxemburgo para la adhesión a la Unión Europea. Tras el encuentro, Rama explicó que tiene la meta de unirse al club europeo a finales de esa década.
¿Por qué Albania?
Que países de la Unión Europea busquen externalizar la gestión migratoria no es ninguna novedad. Los acuerdos con Túnez, Turquía, Libia o Egipto para retener los flujos migratorios hacia el continente son sólo un ejemplo. Pero el caso de Albania tiene la peculiaridad de que se trata de un país europeo y que, por tanto, implica que los migrantes están protegidos por la Convención Europea de Derechos Humanos. Asimismo, también implicará una mayor presión para las autoridades locales, "que tienen menos capacidad y menos conocimiento sobre cómo abordar el problema", dice Zorić.
La decisión de Meloni de situar a los centros precisamente en Albania, país con el que no comparte ninguna frontera terrestre ni se encuentra en la ruta principal por la que los migrantes llegan a Italia, se debe sobre todo a las "relaciones de hermandad históricas entre ambos países", dice Zorić, lo que explica la fuerte presencia de albaneses en Italia. En 2019, vivían unos 440.000.
El primer ministro Edi Rama justificó la decisión de ceder territorio a Italia para acoger a los centros de internamiento amparándose en la "deuda" histórica que tienen los albaneses con Italia por la forma en que los adoptó a principios de los años noventa. Los vínculos entre ambos países mediterráneos se remontan a la Edad Media, cuando un grupo de albaneses llamado Arbereshe se instalaron en varios puntos de la península Itálica, pero llegan hasta el siglo XX, cuando la Italia fascista instauró un protectorado sobre el país balcánico.
Ahora bien, el sentimiento de deuda al que se refería Rama se remite al flujo masivo de albaneses que huyeron después de que el comunismo colapsara en 1990. En poco más de un año, Italia acogió a 40.000 albaneses. Cuesta juzgar si la acogida fue mejor que la del ejecutivo de Meloni a los solicitantes de asilo actualmente. El gobierno italiano clasificó a estos albaneses como "migrantes económicos ilegales" y los repatrió tras retenerlos en campos especiales en el sur de Italia.
Sea como fuere, Albania ha dejado claro que el trato especial es exclusivo con Roma, y que no prevé en ningún caso facilitar que otros gobiernos europeos puedan externalizar al país el procesamiento de las solicitudes de asilo. "Este es un acuerdo exclusivo con Italia para que amemos a todos, pero con Italia tenemos un amor incondicional", dijo Rama a mediados de septiembre en el Parlamento Europeo. Ahora bien, según Zoric, queda por ver si otros países que se encuentran en la cola para acceder a la UE podrían aceptar acuerdos similares para hospedar centros de internamiento. "Una cooperación más extensa dependerá del éxito del modelo", concluye.