Cambio histórico en Irlanda del Norte: la líder del Sinn Féin, nueva ministra principal de la provincia
En 119 años los republicanos han mantenido el mismo objetivo: "Romper la conexión con Inglaterra, fuente infalible de nuestros males políticos"
LondresCuando este sábado, a las 13 h, hora local de Belfast, se reúna la asamblea de Stormont (el Parlamento de Irlanda del Norte) después de dos años exactos de no reunirse por el boicot del Partido Unionista Democrático (DUP), la líder del Sinn Fein, Michelle O'Neill, será nombrada ministra principal de la provincia y por primera vez el partido ocupará la máxima autoridad de los seis condados del norte. La formación republicana nació en 1905 persiguiendo la independencia de Irlanda, un objetivo que, tras la partición de 1921, mutó hacia la unificación de la isla.
De esta forma acabarán dos años de parálisis institucional por la protesta del DUP por los acuerdos post-Brexit. Esta semana han llegado a un pacto con Westminster, sobre todo cosmético, pero que, en principio, desvanece la mayoría de los controles para las mercancías que circulan entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, lo que en la práctica establecía una frontera interior en Reino Unido e implicaba un riesgo existencial para la britishness norirlandesa, a juicio de los leales a la corona. Algunos radicales unionistas han menospreciado el acuerdo, pero de momento no hay peligro de marcha atrás.
Legalmente, Michelle O'Neill y su viceministro principal, del DUP, tendrán el mismo poder y no pueden actuar uno sin otro, según lo establecido el rígido Acuerdo de Paz del Viernes Santo, de 1998, y el de Saint Andrews, de 2006. De hecho, a raíz de los dos últimos años de vacío de poder, uno de los debates políticos inminentes que tendrá que abordarse en Stormont es cómo reformar el sistema de poder compartido para evitar una situación como la que este sábado llega a su fin, que ha degradado hasta el extremo los servicios públicos del territorio por la inacción política. irlandeses se han visto privados de sus instituciones durante más de un tercio de los últimos 25 años. Que se restaure ahora el gobierno de la provincia y la asamblea y que lo haga con el Sinn Fein al frente tiene, pues, una doble carga simbólica, a pesar de los mencionados corsés.
El Sinn Féin ganó las elecciones de mayo de 2022, superando por primera vez a los unionistas del DUP. Sin embargo, en conjunto, el republicanismo todavía está lejos del objetivo, la reunificación, pese a las palabras de la presidenta y la vicepresidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald y Michelle O'Neill, respectivamente. En conferencia de prensa, el miércoles aseguraron que "la reunificación está más cerca", unas palabras mucho más que optimistas. Porque, hechas las sumas y restas, el número de parlamentarios republicanos es aún menor que el de unionistas (35/37). Hay que tener presente, además, que el partido Alliance –no partisano– fue el que más creció y que ahora tiene 17 sobre 90, casi el 20%.
Paradójicamente, el ascenso de O'Neill como máxima autoridad en un edificio que era visto como la casa de los protestantes podría anclar aún más la posición de Irlanda del Norte dentro del Reino Unido, puesto que se recupera la estabilidad y la confianza en elstatu quo y se deja atrás la turbulencia y la disfuncionalidad.
Escisiones tras escisiones
Tanto si estamos más lejos o más cerca de la reunificación, el salto que el Sinn Féin ha dado desde 1998 hasta ahora ha sido sin duda espectacular. En las primeras elecciones después de los acuerdos de paz, los republicanos obtuvieron el 39,7% de los votos. Pero elSDLP, de John Hume, fue el primer partido, con 24 escaños, mientras que el Sinn Féin del entonces histórico dirigente Gerry Adams, sólo logró 18, lo que le dejó en cuarta posición. En las últimas elecciones, en 2022, los unionistas consiguieron el 42,2% de los votos, mientras que los republicanos captaron el 40,3%. Sin embargo, en esta ocasión el Sinn Féin quedó muy por delante del SDLP: el 29% de los votos y 27 escaños respecto al 9,1% de los votos y 8 asientos de la asamblea.
Para entender este largo camino es necesario abrir el foco y repasar brevemente todo el siglo XX y la historia del partido. Una historia marcada por "constantes divisiones", como destaca la obra clave para entender y conocer la evolución de la formación, Sinn Féin, en hundred turbulento years, de Brian Feeney. Siguiendo al autor, hay que hablar de un mínimo de siete quebradizas. En 119 años ha habido tantas y algunas tan traumáticas que podemos preguntarnos en voz alta si el Sinn Féin de hoy tiene alguna conexión con el de hace seis décadas o con el original.
Es cierto que todas las almas del Sinn Féin han tenido el mismo objetivo, marcado por Theobald Wolfe Tone, el padre fundador del republicanismo irlandés (siglo XVIII): “Romper la conexión con Inglaterra, la fuente infalible de los nuestros malos políticos, y afirmar la independencia del país". No en vano Sinn Féin significa Nosotros mismos. Y cómo serlo, pacíficamente o de forma violenta, ha producido todas las divisiones.
En 1955, por ejemplo, en las elecciones generales del Reino Unido el Sinn Féin obtuvo 152.000 votos en Irlanda del Norte y dos escaños. Esto hizo creer al IRA que los católicos republicanos apoyaban la lucha armada. Y un año después se embarcaron. El resultado inmediato es que en las elecciones de 1959 el número de votos en el Sinn Féin cayó a 63.000. A raíz de la sacudida, los líderes republicanos de los años 60 –en una ola favorecida por el contexto internacional, la Guerra Fría y los distintos movimientos de liberación coloniales– volvieron hacia el marxismo y el activismo de izquierdas.
La importancia de las huelgas de hambre
El Sinn Féin actual es el que surge en 1969 tras otra escisión, en aquella ocasión contra los líderes marxistas partidarios de la no violencia, a quienes acusan de no defender los distritos católicos de Belfast de los ataques unionistas. En los setenta, el partido es, más o menos, el brazo político del IRA, sin voz propia y sin estrategia a largo plazo. El punto de inflexión llega tras las huelgas de hambre de 1981, cuando el movimiento, alentado por el apoyo electoral a Bobby Sands, entiende –y, por tanto, Gerry Adams– que hay que empezar a aterrizar en la vía de la pacificación.
Con el liderazgo de Adams desde 1983, con la esperanza de la hipotética reunificación que supone la firma del tratado angloirlandés de 1985 –que abre la puerta al referendo para decidir si el norte se integra en la república– y con la complicidad entre Adams y Martin McGuinness, excomandante del IRA, que también se da cuenta de la necesidad de poner bajo control político el brazo armado, se entra en el período clave que desembocará en los acuerdos de 1998.
Se produce otra escisión y surge la IRA Auténtico, pero ya tiene un apoyo muy marginal: sobre la mesa hay más de 3.500 muertos y veinte mil heridos. Por último, el Sinn Féin abraza a los "medios exclusivamente pacíficos y democráticos" para conseguir sus objetivos. El Viernes Santo de 1998 comienza una nueva historia para Irlanda del Norte. O casi.
En las elecciones del 2003, el Sinn Féin se convierte en el partido republicano más importante. Y en el 2020 resulta el partido más votado en el sur, aunque no llega a gobernar. Mientras tanto, ha muerto McGuinness (2017) y Adams pone punto final a su liderazgo de forma diferida. Entra en escena la generación de los llamados clean skins, los no manchados, de forma directa o indirecta, por los años de la lucha armada. La presidenta de Dublín, Mary Lou McDonald, y la vicepresidenta, Michelle O'Neill, la líder en el norte, son las caras modernas del Sinn Féin: socialdemócratas y europeístas. Ya no se habla de una "república socialista de 32 condados”, lema de los años setenta y ochenta.
Este sábado parte del largo camino se habrá hecho. El próximo año, con las elecciones a la república, el Sinn Féin podría también, por primera vez, conseguir el poder en Dublín, pero la reunificación está todavía muy lejos a pesar de la favorable tendencia demográfica.