El cónclave para elegir papa empezará el 7 de mayo

Los cardenales comienzan a discutir las cualidades que tendrá que tener el próximo pontífice

La Capilla Sixtina, donde se instalará una chimenea para el cónclave, en el Vaticano, vista desde Roma.
28/04/2025
3 min

RomaUna semana después de la muerte del papa Francisco, los cardenales reunidos en el aula nueva del sínodo en el Vaticano han anunciado la fecha del inicio del cónclave que nombrará al sucesor. El 7 de mayo los purpurados con derecho a voto se cerrarán en la Capilla Sixtina para aislarse del mundo y elegir al próximo líder de la Iglesia católica.

La mañana del 7 de mayo, antes de la primera fumata que seguirá en la primera votación, todos los cardenales se reunirán en la Basílica de San Pedro para celebrar la misa pro elidendo romano pontifice, que estará presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el italiano Giovanni Batt. Por la tarde, se dirigirán hasta la Capilla Sixtina en procesión cantando el Veni Creator Spiritus, el himno con el que invocan al Espíritu Santo. Una vez dentro, todos a la vez pronunciarán un juramento en latín. Y después del¡Extra omnes! (todos fuera) de rigor, la puerta se cerrará para iniciar oficialmente el cónclave, que estará presidido por el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, uno de los favoritos para suceder a Francisco.

La fecha del cónclave ha sido decidida por los miembros del colegio cardenalicio que ya están en Roma y que se han reunido este lunes durante casi cuatro horas en la quinta congregación de cardenales, las asambleas diarias donde los purpurados acuerdan los pasos inmediatos tras el deceso del pontífice, cuestiones el futuro de la Iglesia. Intervienen todos los cardenales presentes en el Vaticano, no sólo aquellos que podrán votar porque tienen menos de 80 años, que en esta ocasión serán 133 en lugar de los 135 que componen el colegio cardenalicio actual, porque dos purpurados han renunciado a participar por problemas de salud.

Con las exequias del papa Francisco, que el sábado fue despedido por casi medio millón de personas en Roma, el preconclave entra en su fase más decisiva. El portavoz de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, ha confirmado que en la reunión de este lunes, en la que han participado alrededor de 180 cardenales, entre los que 110 electores, ha habido unas 20 intervenciones en las que se han abordado temas de relevancia para el futuro de la Iglesia a la que se ha hecho religiones y la cuestión de los abusos sexuales. Los purpurados comienzan así también a dibujar las cualidades que tendrá el líder espiritual de 1.400 millones de católicos para responder eficazmente a estos desafíos.

La incógnita de Becciu

Pero más allá del futuro de la institución y del currículo de su máximo jerarca, la asamblea es monopolizada estos días por la decisión que tendrán que tomar los purpurados sobre la entrada en la Capilla Sixtina o no del cardenal italiano Angelo Becciu, que llegó a ser el número dos de la Secretaría de Estado. Una brillante carrera diplomática en la curia vaticana que se truncó tras ser condenado por corrupción y abuso de poder en una sentencia histórica que el cardenal, que siempre se ha declarado inocente, recurrió.

El entonces influyente cardenal era además una de las personas más cercanas al papa Francisco e incluso su nombre sonó como posible sucesor. Todo cayó cuando en el 2019 los fiscales vaticanos abrieron una investigación para esclarecer operaciones financieras irregulares con los fondos del Òbol de Sant Pere y de la Secretaría de Estado que gestionaba Becciu, y que provocaron un agujero de 400 millones de euros en los balances de la Santa Sede.

Esta cifra exorbitante, según la justicia vaticana, habría sido utilizada para la compraventa de un inmueble en Londres por el triple de su valor inicial, para desviar fondos a una ONG que dirigía al hermano del cardenal y para crear una suerte de red diplomática paralela encabezada por una gastronomía de más gaseosa de millón de gasolina de miel.

Antes de que arrancara el juicio, Francisco forzó la dimisión de Becciu y le obligó a renunciar a sus derechos cardenalicios, pero él insiste en que conserva las prerrogativas, entre otras, votar en un futuro cónclave. El problema es que el fallecido papa no siguió el protocolo oficial –algo muy común en Jorge Mario Bergoglio– y no existía hasta ahora ningún documento que certificara la decisión del pontífice.

Sin embargo, la semana pasada el secretario de Estado, Pietro Parolin, que fue su antiguo jefe, presentó por sorpresa dos cartas supuestamente escritas por Francisco (están firmadas con una F) antes de su último ingreso hospitalario en febrero en el que prohíbe expresamente la entrada de Becciu en el cónclave. Ahora serán los mismos cardenales quienes tendrán que decidir el futuro del prelado italiano. Ciertamente, Dan Brown no pudo hacerlo mejor.

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