Cumbre de la OTAN en Madrid

Erdogan se apunta en Madrid una victoria nacional

Turquía ya ha renovado la exigencia a Suecia y a Finlandia para que extraditen a 33 militantes kurdos

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La primera ministra sueca, Magdalena Andersson, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en Madrid.

Estambul / BarcelonaEl culebrón turco que implicaba dos países nórdicos, Suecia y Finlandia, para entrar en la OTAN ya es historia, después de que Ankara aceptara su entrada en la alianza militar con un acuerdo in extremis antes del inicio de la cumbre en Madrid. La prensa turca afín al gobierno de Recep Tayyip Erdogan lo tiene claro: “Con esta victoria, bajo el liderazgo del presidente Erdogan, el acuerdo internacional ha demostrado claramente que FETÖ –tal como denomina el ejecutivo de Erdogan el movimiento de Fethullah Gülen– es una organización terrorista, junto con el PKK, las YPG y el PYD”, titula este miércoles el diario Sabah. En cuanto a la prensa opositora, el anuncio ha sido recibido sin reacciones adversas y la comunidad kurda no ha hecho ningún anuncio.

Erdogan se apunta, pues, otra "victoria" en su lista personal en un momento en que su popularidad va a menos por una crisis económica galopante , según apunta al ARA el analista Howard Eissenstat, experto en el Próximo Oriente en la Universidad de St. Lawrence de Nueva York. Mientras la inflación escala y la lira cae, primer motivo de preocupación para el electorado turco, las incursiones en el exterior son la mejor arma de Erdogan para reivindicarse como líder indiscutible. Esto también implica recordar día tras día a su nación que una nueva incursión militar en el norte de Siria, precisamente contra los kurdos, es inminente. Y ahora que el memorándum firmado con Suecia y Finlandia también retira el embargo de armas que los países nórdicos tenían contra Turquía desde el 2019, los fusiles y bombas que dejaron de llegar a Ankara para evitar que se utilizaran contra las milicias kurdas acabarán donde Erdogan quiera.

Nueva petición de extradiciones

El memorándum, firmado este martes a última hora después de una reunión a cuatro al más alto nivel, compromete a los dos países nórdicos a cooperar con Turquía en materia antiterrorista, específicamente contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la milicia kurdo-siria YPG, y los seguidores de Gülen, acusado de instigar el golpe de estado fallido del 2016. La comunidad kurda en Finlandia no es muy numerosa; Suecia se lleva la mayor parte.

Los compromisos contra el terrorismo ya se estaban cocinando en clave legislativa tanto en Suecia como en Finlandia, con reformas legales para hacer ver a Turquía que este “compromiso” va en serio. El Parlamento finlandés ha aprobado recientemente varias enmiendas en su Código Penal para añadir nuevos delitos considerados como terrorismo, a pesar de que no han sido cambios ligados con las exigencias turcas: las últimas modificaciones entraron en vigor en enero de este año y amplían el ámbito de participación en la actividad de un grupo terrorista. Suecia, por su parte, ha promovido una nueva ley que se aplicará a partir del 1 de julio y que endurece también la legislación antiterrorista.

Entre otras cosas, las tres partes se comprometen a intercambiar información sobre quien pisa las calles nórdicas, quién entra o quién sale: aparentemente, la firma vendrá precedida por un flujo de inteligencia que lo sustente todo. Y con este intercambio pueden empezar a caer ciertas extradiciones que Turquía tiene pendientes y que la justicia sueca, por ejemplo, no ha resuelto ni contestado y que ahora “considerará”. Este miércoles, Ankara ya ha informado que renovará las peticiones a Suecia y a Finlandia para extraditar a 33 personas que considera terroristas: seis miembros del PKK y seis de FETÖ en Finlandia, y 11 del PKK y 10 de FETÖ en Suecia. "Volveremos a escribir sobre su extradición después del acuerdo, y se lo recordaremos", ha dicho el ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, a la agencia de noticias estatal Anadolu.

Falta saber cuál será la aplicación real de este punto, puesto que Estocolmo y Helsinki convienen que el PKK es una organización terrorista, pero no piensan lo mismo del movimiento de Fetullah Güllen, que está exiliado en Estados Unidos. Además, el sistema judicial turco es tildado por las organizaciones internacionales de poco imparcial. La gran mayoría de kurdos huyen para escaparse de la guerra o la persecución política, y Suecia y Finlandia han remarcado que las hipotéticas deportaciones se harán siempre siguiendo la legalidad nacional e internacional. Hasta ahora, Suecia ha rechazado la mayoría de las solicitudes de extradición solicitadas por Turquía, según publica el diario sueco Dagens Nyheter.

Ante algunas manifestaciones de preocupación por parte de la comunidad curda en Suecia, la primera ministra, Magdalena Andersson, ha querido mandar un mensaje tranquilizador: "Sempre hemos trabajado según la ley sueca y las convenciones internacionales, y nunca deportamos ciudadanos suecos. Si no se tiene relación con el terrorismo, no hay que sufrir". En cuanto a Finlandia, este martes el presidente, Sauli Niinistö, aseguró que el país no tiene ningún caso abierto, y este miércoles ha insistido: "No nos han presentado ninguna lista nueva de solicitudes, al menos que yo sepa", ha dicho.

A pesar de verbalizar, escribir y firmar todas estas intenciones que plasma el memorándum para obtener la fumata blanca turca, Eissenstat considera que, de momento, solo es una declaración de intenciones: “Como cuestión práctica, las concesiones de Suecia y Finlandia son, en gran parte, simbólicas”, explica. Porque, al fin y al cabo, lo que Turquía busca en la cumbre de Madrid –dice el analista– es hacer girar el debate a su alrededor y según su conveniencia. “El proceso de negociación permite a Ankara recordar a sus aliados su capacidad de influencia”, afirma. Y esto es lo que Erdogan quiere: presidir la mesa, porque, según Eissenstat, así el presidente puede “demostrar al electorado turco que todavía es capaz de «resistir en Occidente»”. Y el mensaje parece haber calado.

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