Cumbre de la OTAN en Madrid

¿Qué se decidirá en la cumbre de la OTAN en Madrid?

La invasión rusa de Ucrania será la cuestión principal, pero China, el Sahel o el gasto militar también preocupan

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Inicio de la cena de gala que el rey Felip VI ofrece a los mandatarios de la OTAN.

BarcelonaVarios mandatarios, empezando por el mismo secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, llevan semanas subrayando la importancia de la cumbre de la Alianza Atlántica que este miércoles empieza en Madrid. La invasión rusa contra Ucrania ha hecho tambalear el tablero global de manera abrupta, y el organismo –que nació para hacer frente a la expansión de la Unión Soviética– insiste que hay que prepararse para estos tiempos decisivos que comprometen de manera especial la estabilidad europea. Estará en la capital española, de hecho, donde se tiene que aprobar un nuevo concepto estratégico que oriente la alianza durante la década próxima y consolide y redefina las bases para el futuro. "El objetivo es trasladar un mensaje de unidad", dijo ayer el presidente español, Pedro Sánchez, después de recorrer las instalaciones que acogerán la cumbre con Stoltenberg.

A lo largo de este martes han llegado a Madrid los jefes de estado y de gobierno de los 30 países aliados –y los representantes de los estados invitados– para participar en la cena de gala ofrecida por el rey Felipe VI en el Palacio Real. Según ha trascendido, se servirá un surtido de entrantes, entre los cuales gazpacho, sardinas o croquetas, y merluza con salsa meunière como plato principal. También habrá unas cuantas patatas calientes: sobre todo cómo responder a la amenaza rusa y al nuevo clima de guerra fría que ha hecho incluso temer una confrontación nuclear. La adhesión de Finlandia y Suecia –incluso después del OK de Turquía–, el reto que supone el poder creciente de China, la inestabilidad en el Sahel o los nuevos horizontes que aparecerán en el ciberespacio son otros desafíos que estarán muy presentes estos dos días.

La amenaza rusa y reforzar Europa del Este

Stoltenberg reiteraba el lunes desde Bruselas que hay que definir Rusia como "la amenaza más importante y directa" para la seguridad de los aliados. La ambición de un Vladímir Putin cada vez más imprevisible es la preocupación más inmediata de la OTAN, que precisamente ha resucitado a raíz del ataque de Moscú contra Kiev. Por este motivo, en Madrid se tiene que dar luz verde a un plan para superar los 300.000 soldados de sus fuerzas de "alta disponibilidad", es decir, en nivel de "máxima alerta" en los países del Europa del Este. Esto supondría multiplicar por siete o por ocho la actual fuerza rápida de los aliados, que cuenta con 40.000 efectivos. "Queremos lanzar el mensaje de que estamos preparados para defender y proteger cada pulgada de nuestro territorio", añadía el noruego.

Más gasto militar

En la cumbre de Gales del 2014, se fijó como objetivo elevar el gasto militar de los aliados hasta el 2% del PIB. A pesar de que la guerra en Ucrania ha supuesto también un rearme considerable de varios gobiernos, algunos socios continúan alejados todavía de este objetivo. Según los nuevos datos de la Alianza, nueve de sus treinta estados miembros igualan o superan la recomendación de la OTAN de dedicar más del 2% de su presupuesto a defensa, y 19 más tienen el compromiso de llegar en 2022. Paralelamente, también se debatirá la financiación del organismo, que ahora es de unos 2.500 millones de euros al año. Incrementar considerablemente este presupuesto anual es uno de los objetivos de Stoltenberg, que argumenta la necesidad de estar al día para hacer frente a las guerras del futuro –con mucha presencia de la tecnología más innovadora–.

China, gran prioridad

Más allá de Rusia, China es, sin ningún tipo de duda, la gran prioridad para la Alianza. Sobre todo a largo plazo. Y esto quedará muy plasmado durante la cumbre de Madrid. Desde Washington hace tiempo que miran con desazón el crecimiento imparable de Pekín: consolidada como candidata a usurpar a Estados Unidos el título de primera potencia mundial en un futuro no tan lejano, se espera que el gigante asiático supere pronto a Washington como primera potencia tecnológica. Antes del estallido de la guerra ucraniana, el rumbo geopolítico había virado completamente hacia Asia. La alianza entre Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, anunciada en septiembre del 2021 para hacer frente al dominio chino en la región del Pacífico, es uno de los últimos ejemplos.

Mirar hacia el Sahel

La guerra en Ucrania también ha dejado en segundo lugar la región del Sahel, que parecía que tenía que ser clave en el nuevo concepto estratégico para los próximos diez años que se pactará esta semana en Madrid. La creciente inestabilidad en esta región de África –con golpes de estado recientes en varios países y donde los grupos yihadistas han ganado un peso considerable en los últimos años– preocupa sobre todo a Europa, concretamente a los estados del sur, que sufren consecuencias directas, como la inmigración. El español Pedro Sánchez, el italiano Mario Draghi y el francés Emmanuel Macron intentarán que también se centre la atención en la seguridad en El Sahel, donde, por cierto, crece la influencia rusa.

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