BruselasEspaña fue, junto a Irlanda, el primer país en pedir de forma formal una revisión del acuerdo de asociación de la Unión Europea con Israel; ha sido uno de los estados miembros que más sanciones pretende aplicar contra el gobierno de Benjamin Netanyahu, y sobre todo desde el inicio de la guerra de Gaza, se ha erigido en una de las voces más contundentes del club europeo contra Tel-Aviv. La batería de restricciones en Israel anunciada este lunes por Pedro Sánchez lo constata, así como el hecho de que califique sin tapujos la guerra de Gaza de "genocidio". Sin embargo, a menudo sus demandas han quedado en nada en los pasillos de Bruselas y la UE sólo ha aplicado medidas muy tímidas de presión al ejecutivo israelí.
A estas alturas, el global de la Unión Europea casi no ha aplicado ningún tipo de castigo contra el gobierno Netanyahu y sólo ha congelado una parte de los fondos europeos Horizon, que financian proyectos de investigación e innovación científica, y de los que Israel también se beneficia. Por último, también decidió añadir a la lista negra personalidades y entidades de los colonos violentos de Cisjordania.
Ahora bien, Ursula von der Leyen ha pronunciado un discurso más duro de lo habitual contra Israel este miércoles y ha anunciado que propondrá una batería de sanciones. Precisamente, incluirá restricciones a colonos violentos de Cisjordania ya los ministros israelíes "más radicales", y una "suspensión parcial" del acuerdo de asociación con Israel, tal y como pedía España desde hace tiempo. De hecho, el gobierno español no ha tardado en atribuirse su mérito.
"Gracias al liderazgo y la influencia de España en la UE en defensa de los civiles, estas medidas comienzan a estar sobre la mesa", ha celebrado el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares. Así, pese a que la Moncloa apuesta por "la suspensión total del acuerdo de asociación", da "la bienvenida a la suspensión parcial", y hace público su "apoyo total" a Von der Leyen con las sanciones que ha anunciado este miércoles en el Parlamento Europeo.
Ahora bien, la UE aún mantiene el acuerdo de asociación con Israel, a quien da prioridad en el diálogo político y las relaciones comerciales. De este modo, no rompió ni congeló este pacto pese a la investigación de la Comisión Europea que constataba los "indicios" de que el ejército israelí estaba vulnerando los derechos humanos en Gaza, lo que incumplía una de las condiciones del mismo acuerdo. De hecho, la UE revisó el pacto –tal y como pedía España sin éxito– a petición de los Países Bajos y se sumaron una mayoría calificada de países, pero la gran mayoría sólo lo veía como un acto de presión en Netanyahu y no tenía la intención real de acabar sancionándolo. Además, para suspender parcialmente el acuerdo de asociación es necesario el visto bueno de los estados miembros, que siguen divididos y se prevé muy complicado que lleguen a un consenso para castigar a Netanyahu.
Sin embargo, desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 hasta ahora, la Unión Europea se ha acercado cada vez más a los posicionamientos propalestinos, como el del gobierno de Sánchez. Aunque de momento el blog sólo ha aplicado restricciones mínimas. En cuanto a cada país europeo de forma individual, cada vez son más los gobiernos estatales que reconocen al estado palestino. El año pasado dieron el paso España, Eslovenia, Irlanda y Noruega (que no está en la UE). También le reconocerán este año Francia, Malta y Bélgica; y se lo están planteando Portugal, Finlandia, Luxemburgo y, fuera de la UE, Reino Unido.
También han aplicado sanciones de forma individual contra miembros del gobierno de Netanyahu estados como Eslovenia, Países Bajos o Bélgica, y han aplicado restricciones a colonos violentos de Cisjordania o incluso han declarado ministros israelíes personas non grata. En cuanto a Alemania, que es uno de los países más proisraelíes de la UE y que siempre encalla las sanciones, también está mostrando señales de cansancio con Tel Aviv.
Borrell y Ribera, los dirigentes más propalestinos
Tanto Josep Borrell, cuando estaba al frente de la diplomacia europea en la anterior legislatura, como Teresa Ribera, como vicepresidenta primera de la Comisión Europea, fueron los grandes contrapesos de los dirigentes más proisraelíes. Entre los más cercanos a Tel-Aviv se encuentra la propia presidenta de la Comisión Europea, la alemana conservadora Ursula von der Leyen, y la presidenta del Parlamento Europeo, la conservadora Roberta Metsola. En este sentido, el dirigente catalán se despidió del cargo proponiendo romper el acuerdo de asociación de la UE con Israel, y Ribera la semana pasada rompió el guión consensuado por la UE y calificó la guerra de Gaza de "genocidio", una palabra cuya superior, Von der Leyen, siempre evita pronunciar.
Reino Unido no ve "intenciones genocidas" en la guerra de Gaza
El exjefe del Foreign Office David Lammy ha dejado claro en una reciente carta que el gobierno británico no considera que Israel actúe con "intenciones genocidas" en Gaza. La distinción legal y política permite a Londres mantener licencias de exportación de armas a Tel Aviv, aunque ha restringido algunas de ellas. El criterio del Foreign Office es que no corresponde al ejecutivo determinar si Israel está cometiendo un genocidio, sino en los tribunales internacionales, y que lo evaluado es únicamente si existe un serio riesgo de que haya intenciones genocidas. Según el último análisis recogido por Lammy, que lideraba el Foreign Office antes de la remodelación del gobierno del pasado viernes, la conclusión ha sido negativa, lo que avala seguir enviando armas.
En ese contexto ha llegado este martes a Londres el presidente israelí, Isaac Herzog. Pese a las críticas de algunos diputados, finalmente será recibido en Downing Street por el primer ministro, Keir Starmer, y no sólo por la nueva ministra de Exteriores, Yvette Cooper, como se había previsto inicialmente. La entrevista con Herzog tendrá lugar horas después de que Starmer se reuniera con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, este lunes por la noche.
El gobierno británico defiende que Herzog es un cargo simbólico y que no participa directamente en la ofensiva militar, aunque sus declaraciones han generado polémica. Oficialmente, el motivo del viaje es mostrar apoyo a la comunidad judía del Reino Unido frente al aumento del antisemitismo. Sin embargo, el encuentro con el primer ministro también tendrá lugar en medio del debate sobre el reconocimiento de Palestina como estado, una decisión que Londres podría anunciar a finales de mes en Naciones Unidas.