Reino Unido

El exministro de Economía británico, Rishi Sunak, ya pretende el trono de Johnson

El líder laborista, Keir Starmer, y su número 2, Angela Rayner, exculpados de haber roto las reglas contra el covid

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Una réplica de cera de Johnson y de 10 de Downing Street, con el letrero de "vacant", en una imagen de hoy del museo de Madame Tussauds, en Londres

LondresEl rey ha muerto, viva el rey. Con el cadáver de Johnson aún rondando por Downing Street y por otros rincones del país –este viernes se ha desplazado a su circunscripción para dejarse ver, para que lo quieran y para hacerse selfies–, Rishi Sunak, el exministro de Economía británico y uno de los dos hombres que, con su dimisión, desencadenaron el pasado martes el fin de la era Boris, ha anunciado que presenta su candidatura a líder del Partido Conservador. Sunak es uno de los mejor posicionados en las encuestas internas entre los militantes tories, que son, al fin y al cabo, los que elegirán al nuevo guía espiritual del partido una vez los diputados del grupo parlamentario hayan procedido al oportuno cribaje y dejen solo dos candidatos.

El exresponsable del Tesoro ha publicado esta tarde un vídeo de tres minutos en los que dejaba constancia de sus intenciones. Con la etiqueta #ready4Rishi, Sunak asegura que está "preparado para ser el próximo líder del Partido Conservador y el nuevo premier". "Restauremos la confianza, reconstruyamos la economía y volvamos a unir el país", añade. En el vídeo de campaña, el candidato se centra en la importancia de la familia y en su visión del Reino Unido. "Nuestro país se enfrenta a grandes retos, los más graves para una generación. Y las opciones que tomemos hoy decidirán si la próxima generación de británicos también tendrá la oportunidad de un futuro mejor", dice.

Pero Sunak tiene dos problemas para conseguir una de las dos plazas finales. El primero, que ha permitido que la degradación en el seno del gobierno fuera demasiado lejos. Por lo tanto, su nombre está vinculado a la etapa de desmadre protagonizado y azuzado por Johnson. Además, tiene en la cabeza las cuentas públicas y no circulará por la vía del endeudamiento para llevar a cabo las promesas de reequilibrio territorial hechas hasta ahora por el ejecutivo. Es partidario de estrecharse el cinturón y considera imposible que después del esfuerzo que la pandemia exigió al Tesoro se puedan bajar impuestos. Y bajar impuestos es uno de los mandamientos clave que hipnotizan a los conservadores.

El segundo problema de Sunak es que es multimillonario y no tendría el tirón de Johnson en el norte del país, tradicionalmente laborista y que él cautivó en 2019 con la causa del Brexit. Además, tanto Sunak como su mujer se han visto implicados en sendos escándalos. Él por tener una green card (permiso de residencia y trabajo en Estados Unidos hasta el octubre pasado) y Akshata Murty por haber pagado solo una mínima parte de impuestos en el Reino Unido acogiéndose a unas normas de los años 50 del siglo pasado, cuando se pretendía que los inmigrantes indios no se vieran doblemente penalizados fiscalmente, en el país de origen y en el de destino. Aun así, la mujer ha continuado manteniendo acciones hasta finales de abril en una compañía India, propiedad de su padre, que ha seguido haciendo negocios con Rusia a pesar de las sanciones occidentales.

Exigencia de elecciones

Por otro lado, el líder laborista, Keir Starmer, y la número 2 del partido, Angela Rayner, han sido hoy exonerados de romper las reglas del covid durante un acto de campaña electoral en mayo del año pasado. La policía de Durham, en el norte de Inglaterra, abrió en abril de 2022 una investigación sobre una reunión-cena con potencialmente más gente de la permitida a finales de una jornada de activismo que habría podido romper las reglas entonces imperantes.

En el momento más álgido del escándalo del Partygate, cuando estaba a punto de publicarse el informe de la funcionaria Sue Gray sobre las fiestas de Johnson, Starmer prometió ante la opinión pública que si era multado dimitiría. Una manera de poner presión sobre Johnson si él mismo era sancionado, como sí que pasó, en compañía de Carrie Johnson y Sunak.

La exculpación de hoy le ha posibilitado hacer una intervención política y reclamar la convocatoria de elecciones generales, una exigencia que de ninguna forma aceptarán los conservadores. Aun así, ante la insistencia de Johnson de mantenerse todavía en Downing Street, Starmer ha prometido la presentación de una moción de censura para la semana que viene. No tiene más que un valor simbólico, porque los tories nunca tumbarán su gobierno para convocar elecciones adelantadas, en unos momentos en los que no tienen líder y las encuestas dan una ventaja de 14 puntos a los laboristas.

Veinticuatro horas después del adiós en diferido de Johnson, el primer ministro ha seguido hoy nombrando ministros y altos cargos del gobierno para llenar los agujeros generados entre martes y jueves por la mañana.

Por otro lado, Downing Street ha anunciado que Johnson y Carrie finalmente no celebrarán la fiesta de boda que tenían prevista para el 30 de julio en Chequers, la residencia oficial de campo del primer ministro británico. La intención era celebrarla de manera multitudinaria para compensar la pequeña ceremonia del año pasado, cuando se casaron –por las regulaciones del covid solo pudieron participar 30 personas–. Durante algunas horas, este jueves se había especulado que Johnson quería continuar en el cargo fuera como fuera básicamente para no renunciar al evento en la propiedad del Tesoro.

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