Escocia

El independentismo escocés reafirma la necesidad de la independencia, pero no tiene ninguna hoja de ruta

El primer ministro de Escocia aplaza el objetivo soberanista para centrarse en la gestión de los servicios públicos

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John Swinney, primer ministro de Escocia, en la clausura del congreso anunal del Partido Nacional Escocés.

LondresLa independencia sigue siendo el objetivo del Partido Nacional Escocés (SNP), pero la formación ha admitido implícitamente que no tiene ninguna hoja de ruta clara para llegar a ella. Con esta ambición y también incertidumbre, John Swinney, el primer ministro, ha cerrado este fin de semana en Edimburgo el 90 congreso anual. Un congreso celebrado bajo los efectos de la resaca de los resultados electorales del 4 de julio, "una noche increíblemente dura para el SNP", en palabras de Swinney durante su discurso de clausura. El SNP perdió 39 escaños en el Parlamento de Westminster y medio millón de votos.

El primer ministro puso negro sobre blanco la idea con la que muchos electores acudieron a las urnas a principios de verano, y que es la que tendrá que combatir el independentismo en el poco menos de dos años que restan hasta las elecciones nacionales si no quiere sufrir otro severo castigo. "Nunca más iremos a unas elecciones con la gente pensando «me gusta la idea de la independencia, pero esto puede esperar porque me preocupa más la economía, mi trabajo, el coste de la vida o el NHS [el servicio nacional de Salud]»".

Es esta preocupación por el día a día, sin embargo, y el cansancio de la población escocesa del gobierno conservador de Londres lo que acabó con la hegemonía electoral del independentismo, diecisiete años después de la primera victoria en el Parlamento de Holyrood de Alex Salmond. Sin mucho entusiasmo, los escoceses, como buena parte del resto de británicos, se lanzaron en brazos del laborismo más que moderado de Keir Starmer. Un laborismo que el SNP necesita combatir en los próximos meses, y del que Swinney dijo que implicaba "una intensificación de la austeridad conservadora". Y añadió: "El partido laborista que prometió cambios está aplicando las mismas recetas, la misma regla de la deuda conservadora, los mismos recortes de la agenda tory. El laborismo no ha aportado cambios; ofrece la misma austeridad perjudicial que los conservadores".

De hecho, Keir Starmer parece seguir al dedillo políticas de reducción del gasto recortando prestaciones sociales, como los pagos de beneficios fiscales a las familias con más de dos hijos o las subvenciones para hacer frente a la factura energética durante los meses de invierno; por no mencionar aspectos claves de las propuestas del SNP, como el retorno a la Unión Europea. Brexit, que se asocia también con inmigración, sigue siendo tóxica en Reino Unido, a pesar de los graves perjuicios que el divorcio con la Unión Europea ha causado a diferentes sectores de la economía del país.

Miopía política de Westminster

Más allá de cuestiones coyunturales, el problema actual del SNP sigue siendo el mismo que hace diez años, cuando tuvo lugar el referendo de independencia, en el que ganó el 'no' por diez puntos de diferencia. No hay suficiente crítica a favor de la secesión, como no hubo entonces. Y ahora, con un gobierno en Londres contrario al segundo referendo, resulta imposible repetirlo. Por eso Swinney aseguró que "el SNP luchó en las elecciones de 2017, 2019 y 2021 ofreciendo un compromiso para hacer un referéndum sobre la independencia": "Ganamos cada una de estas elecciones, y cada vez con una proporción de votos superior a la que lograron los laboristas aquí en Escocia o en todo el Reino Unido el 4 de julio". Y añadió: "En cada una de estas elecciones, los partidos de Westminster negaron –y siguen negando– la democracia escocesa. Han bloqueado la voluntad democrática del pueblo de Escocia. No podrían ser más miopes. Porque han destruido la base sobre la que mucha gente en Escocia cree que se fundó el Reino Unido: una asociación igualitaria de naciones y una unión voluntaria".

¿Serán suficientes estas palabras para que los escoceses vuelvan a confiar en el SNP, ¿cómo han confiado en las casi últimas dos décadas? Está por ver. Sin embargo, Swinney prometió que se asegurará "que la independencia se entienda como la ruta hacia un país más fuerte y justo". "Mi liderazgo consiste en ganarme el derecho a ser escuchado, cumpliendo las prioridades de la gente; se trata de las personas, la prosperidad, los servicios públicos y el planeta, y de mantenernos fieles a nuestros valores en medio de 'austeridad de Westminster", dijo. En otras palabras, el horizonte de la independencia sigue presente, pero mientras no se resuelve el callejón sin salida jurídico y político con Londres, hay que gobernar el día a día.

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