Macron admite que Francia está “fracturada” y promete batallar para unir el país

ParísLos resultados electorales de este domingo en la primera vuelta de la elección presidencial muestran una Francia dividida. El duelo entre el presidente saliente, Emmanuel Macron, y la candidata de extrema derecha, Marine Le Pen, que tendrá lugar el 24 de abril en la segunda vuelta es la imagen de esta “fractura” que tiene múltiples caras. Es la división entre la Francia rural –que ha votado mayoritariamente por Le Pen– y la Francia de las grandes metrópolis como París, donde la líder del Reagrupamiento Nacional no ha quedado primera en ninguno de los distritos. Es la fractura entre los ciudadanos que viven bien y los que se sienten abandonados por el estado. Es la fractura que está acabando con los partidos tradicionales. Es la división de la izquierda francesa. Es la fractura entre los demócratas y la extrema derecha.

“Más allá de la segunda vuelta, el país está fracturado”, admitía Macron este lunes, en una entrevista a BFMTV que ha hecho desde el departamento del Pas de Calais, una región donde Le Pen ha arrasado. “Hay cosas que no he hecho lo bastante rápido o cosas que no he escuchado”, aseguraba en un pequeño ejercicio de autocrítica. Es habitual que Marine Le Pen acuse al presidente de la República de dividir a los franceses y “deconstruir” el país. Este lunes, Macron ha prometido unir a los ciudadanos. “Estoy aquí, estoy luchando, quiero convencer, quiero escuchar, quiero respetar, quiero unir”, ha dicho.

Al día siguiente de la primera vuelta de la elección presidencial, los dos candidatos no han perdido el tiempo y ya han hecho actos electorales pisando el terreno y hablando con ciudadanos, una imagen que Macron evitó durante la campaña de la primera vuelta. Solo se le vio en dos ocasiones participar en actos electorales a pie de calle, en contacto con los ciudadanos. Ahora las encuestas auguran una victoria del presidente, pero muy ajustada, un hecho que obligará a Macron a salir a la calle y centrarse en la campaña para asegurarse la reelección. 

Le Pen, convencida de poder ganar

La campaña se prevé dura. El presidente francés, sin embargo, ha quitado importancia a las encuestas. “Si hubiera hecho caso de los sondeos, no habría sido nunca candidato a la presidencia de la República”, ha asegurado a BFMTV. Le Pen, que se ha desplazado al departamento del Yonne, en la Baja Borgoña, se ha mostrado convencida de cambiar las encuestas. “Los sondeos que se han hecho desde ayer por la tarde demuestran que estamos muy igualados. ¿Y esto qué quiere decir? Quiere decir que puedo ganar esta elección presidencial. Y volveré a decir durante toda la segunda vuelta lo que dije en la primera: si el pueblo vota, el pueblo gana”, ha dicho la populista. 

La clave de la segunda vuelta la tendrán los electores de izquierdas, que se quedan sin candidato en la segunda vuelta. El líder de extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, acarició el sorpasso a Le Pen –llegó a estar durante el recuento a 0,80 puntos de la candidata de Reagrupamiento Nacional–, pero finalmente se quedó en tercera posición con casi un 22%. Mélenchon es el ganador moral de los comicios, pero de nada le sirve la tercera posición. Según Le Parisien, el candidato, que tiene 70 años y se ha presentado a tres elecciones presidenciales, podría abandonar la política después del verano para presidir el Institut La Boétie, el think tank de su partido, Francia Insumisa. El diario puntualiza, sin embargo, que si Marine Le Pen gana las elecciones presidenciales, Mélenchon podría aplazar su salida de la política para hacer oposición a la extrema derecha desde la Asamblea Nacional.

Reforma de las pensiones

Macron y Le Pen celebrarán el 20 de abril, cuatro días antes de la cita con las urnas, un debate frente a frente. Abordarán todos los temas de actualidad, pero lo más probable es que el debate gire entorno a la economía, una de las cuestiones preferidas de la candidata de extrema derecha cuando se trata de atacar a Macron. El presidente creó cierta polémica hace unas semanas cuando anunció que quería alargar la edad de jubilación hasta los 65 años (actualmente está fijada en los 62). Este lunes ha explicado que es necesario para equilibrar las cuentas, pero se ha mostrado abierto a debatir y pactar la reforma. "No se puede volver a los 60 años cuando la esperanza de vida se está alargando. Que alguien me explique cómo se puede pagar. ¡Yo no soy mago!", ha exclamado.