Reino Unido

Nicola Sturgeon dimite: "Ya no puedo dar a este trabajo todo lo que requiere"

Después de más de ocho años como líder del SNP, la heredera de Alex Salmond tampoco ha conseguido avanzar hacia la independencia

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La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, anuncia su dimisión. Imagen del miércoles 15 de febrero del 2023

LondresSorpresa mayúscula en el independentismo escocés. Nicola Sturgeon, la líder del Partido Nacional Escocés (SNP), y ministra principal del país desde noviembre de 2014, ha anunciado esta mañana de miércoles su dimisión. Desde su residencia oficial, Bute House, en el centro de Edimburgo, Sturgeon ha informado de que permanecerá en el cargo hasta que el SNP proceda a la elección de un nuevo o una nueva líder, en las próximas semanas. Sturgeon ha sido, hasta ahora, la jefa del gobierno escocés que más tiempo ha ocupado la responsabilidad, ocho años y cuatro meses, y antes un periodo casi idéntico como viceministra principal y número dos de Alex Salmond.

Durante la conferencia de prensa en la que ha comunicado la decisión, Sturgeon ha asegurado que su marcha no tenía nada que ver con las trabas coyunturales de la tarea de gobierno, especialmente graves en los últimos dos meses. "Esta decisión no es una reacción a las presiones a corto plazo. Esta decisión proviene de una evaluación más profunda y a largo plazo", derivada en parte del impacto de su tarea durante la pandemia y "la reflexión" que siguió, ha dicho. También, porque después de Navidad, ha experimentado la sensación "muy fuerte" de que las presiones del trabajo le pesaban más que antes. Sturgeon ha hecho especial mención al funeral de un activista del SNP que ha tenido lugar el pasado fin de semana, cuando habría cristalizado una idea que ya hacía tiempo que rumiaba: la del adiós.

"Si la única pregunta era si puedo luchar durante unos meses más, la respuesta es que sí, está claro que puedo. Si la pregunta es si puedo dar a este trabajo todo lo que pide y merece durante un año más, y durante el resto de esta legislatura, la respuesta sinceramente es diferente". De alguna manera, sus explicaciones equiparan la renuncia con la marcha de Jacinda Ardern, la primera ministra neozelandesa, que aseguró el mes pasado que "ya no me queda energía" para justificar también su sorprendente adiós.

Del todo inesperada

Prácticamente nadie en la vida política escocesa esperaba esta decisión, a pesar de las últimas dificultades que su gobierno ha tenido que soportar a corto plazo, especialmente en la tramitación de la ley trans, y a medio y largo plazo, en relación con el proyecto soberanista y el estado de la sanidad y la educación.

Con la marcha de Nicola Sturgeon, muchas incógnitas se abren ante el independentismo escocés, que ha vivido todo tipo de episodios convulsos –y también exitosos, como el resultado de las elecciones generales de 2015, cuando ocupó prácticamente todos los escaños en juego en Westminster– desde la derrota en el referéndum que puso punto y final al liderazgo de Alex Salmond, el padrino y avalador de la hasta ahora ministra principal.

A raíz de unas acusaciones de acoso contra Salmond, Sturgeon ha acabado peleada con su mentor. Y si bien esta pelea personal no se ha traducido en una fragmentación total del independentismo, sí que ha devenido un factor de debilidad de un movimiento que se mantiene en el poder nacional en Escocia desde 2007, cuando el SNP consiguió la primera victoria en el parlamento de Holyrood (Edimburgo), y que consolidaría más tarde, en 2011, ya con la primera mayoría absoluta.

En círculos independentistas se asegura que Sturgeon estaba cada vez más presionada desde diferentes sectores del partido, tanto por la parálisis del proyecto soberanista, después de que su demanda de autorización de un segundo referéndum consultivo fuera rehusada por el Tribunal Supremo del Reino Unido a finales del año pasado, como por la mencionada y polémica reforma de la ley trans que ha salido adelante, y que se ha estancado por un recurso judicial del gobierno central, interpuesto a mediados de enero.

Después del anuncio del Supremo vetando la segunda consulta, Sturgeon aseguró que haría de las próximas elecciones generales en el Reino Unido, programadas para finales del año que viene, un plebiscito sobre la independencia, "un referéndum de facto", según sus propias palabras, expresadas en la conferencia de prensa, una opción cada vez menos realista, y con no poca oposición interna dentro de la SNP, y que abocaba al proyecto soberanista a una vía congelada, ante la contundente negativa de Londres para facilitar la celebración de la segunda consulta.

En este sentido, la todavía ministra principal considera que con su paso al lado el Partido Nacional Escocés podrá decidir con más libertad, durante un congreso especial, que tendrá lugar en el próximo mes, cuál es la mejor vía para continuar el camino hacia la independencia. "Mi preferencia, utilizar las próximas elecciones de Westminster como referéndum de facto es muy conocida. Nunca he pretendido que es perfecta. Conozco bastante bien mi partido para entender que mi visión como líder tendría un peso enorme, probablemente decisivo. Y no puedo, en buena conciencia, pedir al partido que escoja una opción, según mi criterio, si no estaba convencida de que estaría presente como líder " para defenderla.

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