Reino Unido

Nicola Sturgeon promete una moneda propia si Escocia logra la independencia

La ministra principal presenta un plan económico que responde a interrogantes no resueltos durante el referéndum del 2014

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La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, en una imagen de archivo

LondresPaso adelante escocés. Escocia tendrá moneda propia "tan pronto como sea posible", siempre que el país se convierta en un estado independiente. Es una de las promesas que ha hecho este lunes la ministra principal, Nicola Sturgeon, en la presentación en Edimburgo del argumentario económico sobre el que su gobierno sustenta la necesidad de la plena soberanía. El nuevo libro blanco detalla la propuesta para reincorporarse a la UE, la inversión de los ingresos del petróleo en infraestructuras más ecológicas y una nueva política de inmigración para impulsar la fuerza de trabajo.

La oposición, en cambio, considera que la independencia empeoraría las turbulencias financieras actuales que atraviesa Reino Unido. Pero Sturgeon cree que seguir así arrastraría a Escocia por los "caminos económicos equivocados", mientras que insiste en que el país está dispuesto a andar a solas. "Estamos mucho mejor preparados que en 2014. Entonces Escocia no tenía sus propios impuestos o agencias como las de la Seguridad Social".

Sturgeon ha resuelto hoy algunos de los grandes interrogantes para sacar adelante la independencia que el gobierno de Alex Salmond no resolvió durante la campaña del primer referéndum, en 2014. La cuestión de la moneda, el uso de la libra inglesa, y la dependencia del Banco Central de Inglaterra fueron algunas de las debilidades más evidentes de esa iniciativa.

Pero desde entonces han aparecido nuevas dificultades a raíz del Brexit y de la pretensión escocesa de reintegrarse a la Unión Europea, en caso de independencia. En este sentido, en la conferencia de prensa Sturgeon ha asegurado que si bien sería una "absoluta sandez" hablar de pasaportes para pasar la frontera entre lo que quedara del Reino Unido y Escocia, y también de Irlanda, sí harían falta "acuerdos fronterizos para garantizar la continuidad del comercio de bienes y servicios en todo el Reino Unido".

Pero antes de tener una libra escocesa, el país tendría que ser independiente. Y, hoy por hoy, la posibilidad es difícil o muy difícil. Por un lado, porque Edimburgo resta a la espera de que el Tribunal Supremo decida si es legal o no que el Parlamento escocés convoque un segundo referéndum, que en teoría tendría lugar en octubre del año próximo. Y, por el otro, porque la mayoría de la población tendría que apoyarlo. Las encuestas son favorables, sí, pero solo con un margen de entre uno y dos puntos de diferencia.

Decisión del Parlamento

La presentación del programa económico para una hipotética independencia llega en el momento en el que el gobierno de Westminster vive un verdadero vía crucis económico, con la posible salida los próximos días de Downing Street de la primera ministra, Liz Truss, debido al caos económico generado por el ya exministro de Economía Kwasi Kwarteng, que seguía estrictamente sus órdenes y al que ha tenido que acabar sacrificando. Así, ha aprovechado para insistir en que el gobierno de Londres se ha quedado "sin una brizna de credibilidad" por la "crisis autoinfligida" por Truss, una prueba "clara de que Reino Unido no ofrece estabilidad económica ni seguridad financiera". "Escocia se enfrenta a la austeridad, a un crecimiento bajo, a sueldos y niveles de vida estancados" si se queda en Reino Unido. "La independencia no es un argumento abstracto, separado de la vida cotidiana de las personas. Tiene como corazón la ambición y, de manera crucial, nos dota de las herramientas esenciales para construir un país más justo, más rico, más verde y más feliz", ha dicho.

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