Rusia

La oposición rusa se hace una pregunta: ¿cómo se puede derrotar a Putin?

Opositores reunidos en Londres piden a la comunidad internacional que no reconozca las elecciones del 17 de marzo

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Una mujer sostiene una pancarta que representa al presidente ruso Putin durante una protesta ante la embajada rusa en, en Chisinau, Moldavia.

Londres"Hay que acabar con la discusión: Alexander Litvinenko y Alexei Navalni han sido asesinados por Vladimir Putin. En Rusia existe una sistemática manera de acallar a la oposición mediante el asesinato. Y eso es todo lo que debemos saber". La afirmación la ha hecho esta mañana en Londres Marina Litvinenko, la viuda del exespía ruso envenenado con polonio-210 en la capital británica en noviembre del 2006. Con estos dramáticos antecedentes encima de la mesa, Litvineko ha pedido con absoluta determinación que "no se hable de elecciones en Rusia". Una petición que también han compartido dos voces rusas del exilio en Londres, Vladimir Ashurkov, y Ksenia Maksimova, pese a las diferencias de estrategia que han mostrado para combatir a Putin.

El Kremlin anunció para el 17 de marzo una reválida sin opositores para Putin, y Litvinenko dice que no se pueden considerar elecciones: "Ante lo que le ha pasado a Navalni, lo que le pasó a mi marido y lo que ocurre con cualquier opositor ruso que se encuentra en la cárcel, la comunidad internacional no debe reconocer estas elecciones, que no sé exactamente cómo llamar; y no debe llamar a Putin presidente electo. Pueden llamarlo señor Putin o Herr Putin", ha dicho, en una referencia evidente a Adolf Hitler. "Hay que hacer lo mismo que con [Aleksandr] Lukashenko, al que nadie reconoce como presidente de Bielorrusia", ha añadido

Litvinenko ha comparecido este miércoles ante la prensa internacional en compañía de los mencionados Ashurkov y Maksimova, y del especialista británico en seguridad y crimen financiero Tom Keatinge. director ejecutivo de la Fundación Anticorrupción, el movimiento fundado por Navalni para oponerse al régimen del dictador ruso, y Maksimova –una ex supermodelo establecida en Reino Unido desde finales de los años noventa– es fundadora de la Sociedad Democrática Rusa de Londres, que funciona en red con entidades similares en diferentes ciudades del mundo, Keatinge, por su parte, es director del Centro de Estudios sobre la Delincuencia Financiera y la Seguridad del think tank Royal United Services Institute.

Pese a la coincidencia inicial, la intervención de Maksimova y Ashurkov también ha puesto de manifiesto la dificultad de establecer un solo frente común opositor en Putin, una circunstancia que se añade a la presión existente en el interior del país contra cualquiera que se manifieste contrario a la línea oficial. El director ejecutivo de la Fundación Anticorrupción –"amigo y colaborador de Aleksei durante años", según sus propias palabras– ha descartado unirse a los diferentes movimientos en todo el mundo impulsados por Maksimova para establecer un paraguas unitario para luchar contra el Kremlin y para que los gobiernos occidentales tengan una sola voz con la que hablar.

Para derrotar a Putin no hay "una bala de plata", admitió Ashurkov: "Es una cuestión de trabajo coherente. Nuestra premisa siempre ha sido que el régimen de Putin puede parecer estable pero cada vez es más frágil. Y nuestro objetivo como organización política profesional es ser la fuerza política más organizada cuando las cosas en Rusia empiecen a cambiar”.

Plataforma contra la guerra

Más allá de diferencias de estrategia política, en lo que sí se han mostrado de acuerdo Maksimova y Ashurkov, coincidiendo también con Marina Litvinenko, está en la responsabilidad directa de Putin en la muerte de Aleksei Navalni. "Su muerte no fue natural. Las autoridades rusas han hecho trapicheos vergonzosos con su cuerpo para intentar eliminar sus pruebas, pero creemos que fue envenenado".

Tras el retraso durante más de una semana en la entrega del cadáver a su madre, finalmente los colaboradores del opositor han anunciado esta mañana que Navalni será enterrado el viernes en Moscú, justo dos semanas después de que muriera en la remota colonia penal del Ártico donde cumplía una condena de treinta años de cárcel. Vladimir Ashurkov ha recordado que la muerte de Navalni ha provocado oleadas de "pena e indignación" en todo el mundo, y ha destacado que "incluso desde la cárcel había sabido difundir un mensaje de verdad y coraje, y se había opuesto en la guerra". En este sentido, Maksimova quiso romper una lanza por la "gran cantidad de rusos de la diáspora que se oponen a la guerra". En Reino Unido, Maksimova es especialmente conocida por las manifestaciones que promueve entre la comunidad del exilio, y que tienen como finalidad mostrar que existe una Rusia contraria a la invasión de Ucrania.

Pero si bien el enemigo a combatir está claro quién es, Putin, la manera de hacerlo no es tan clara. Fue desde la estatura moral de víctima del régimen, y desde la condición de "no formar parte de ninguna organización política", que Litvinenko expuso algunos de los problemas de la oposición a Putin. "En primer lugar, se trata de una cuestión de definición. Yo no soy política y no represento a ningún grupo de la oposición. Pero soy oposición a Putin. Luego tenemos al grupo de Navalni, un grupo opositor muy serio, que tiene un sistema, y lucha contra este régimen dentro de Rusia, y tenemos a Ksenia, que organiza todas las protestas pacíficas para demostrar que hay muchos rusos que no estamos de acuerdo con la guerra.Pues, bueno: quién representa a toda esta gente que ¿no está de acuerdo con Putin?".

Una pregunta que ha quedado sin respuesta. Pero un primer paso para conseguir una unión que Marina Litvinenko considera imprescindible es levantar una plataforma contra la guerra, "porque sólo una victoria de Ucrania en el campo de batalla puede ayudar a la oposición rusa a ganar en Rusia". Una victoria hoy por hoy más difícil, por la falta de apoyo militar de Occidente a las tropas de Zelenski, y por la durísima represión del Kremlin contra sus propios ciudadanos.

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