Europa

Los conservadores austríacos se abren a negociar con la extrema derecha para formar un nuevo gobierno

El presidente de Austria recibe al líder del Partido de la Libertad, Herbert Kickl

Manifestantes sostienen una pancarta que dice "Nazis fuera del Parlamento", mientras protestan con motivo de las elecciones al Parlamento austríaco en Viena, Austria, este domingo.
Beatriz Juez
05/01/2025
3 min

BerlínEl presidente federal austríaco, Alexander Van der Bellen, se reunirá este lunes con el controvertido líder de extrema derecha, Herbert Kickl, para buscar una salida a la crisis política que vive Austria desde hace tres meses, al día siguiente de que los conservadores austríacos hayan abierto la puerta a negociar con el Partido de la Libertad, de extrema derecha, la formación de un nuevo gobierno.

Van der Bellen recibirá, el Día de Reyes, al líder ultraderechista tras constatar que, con la dimisión de Karl Nehammer como presidente del partido conservador, "se han debilitado" las voces dentro del Partido Popular Austríaco (ÖVP) que descartaban una cooperación con el Partido de la Libertad (FPÖ) de Kickl, que ganó las elecciones del pasado 29 de septiembre. Nehammer, que anunció su dimisión también como canciller, aseguró al presidente austríaco que "la transición se llevará a cabo de forma tranquila y ordenada", según explicó Van der Bellen en una comparecencia televisada breve en el Palacio de Hofburg , su residencia.

Ahora que el nuevo líder del ÖVP, Christian Stocker, se ha mostrado abierto a negociar con la extrema derecha, queda por ver si Van der Beller, antiguo líder de Els verds, está dispuesto a encargar la formación de gobierno en Kickl. "Espero que el líder del partido con más votos tenga el encargo de formar un futuro gobierno. Si nos invitan a estas conversaciones (de coalición), aceptaremos la invitación", ha afirmado Stocker.

Si las negociaciones entre ambas formaciones prosperan, Kickl se convertiría en el primer canciller de extrema derecha de Austria, con el ÖVP como socio minoritario de la coalición. Si fracasan, habría que convocar nuevas elecciones, ya que los últimos comicios dejaron un parlamento en el que ningún partido superaba la barrera del 50% para formar un gobierno en solitario.

Stocker, de 64 años, ha sido nombrado este domingo presidente interino del ÖVP por la cúpula del partido, en sustitución del canciller saliente. Stocker, que en el pasado fue muy crítico con Kickl y con el FPÖ, ocupaba hasta ahora el cargo de secretario general del partido conservador.

Fracaso del cordón sanitario

Karl Nehammer anunció el sábado la dimisión del cargo y de la cancillería tras su fracaso a la hora de crear un cordón sanitario para impedir el acceso al poder de los ultras del Partido de la Libertad (FPÖ), un partido fundado por exnazis.

El 29 de septiembre, el FPÖ ganó las elecciones legislativas con el 28,85% de los votos. En segunda posición quedó el Partido Popular (ÖVP), de tendencia democristiana, con 26,27%, seguido del Partido Socialdemócrata (SPÖ), con 21,14%. También consiguieron escaños el partido liberal NEOS y Els Verds, con un 9,14% y un 8,26% de votos respectivamente.

Aunque el FPÖ ganó las elecciones, en octubre el presidente austríaco encargó la tarea de formar gobierno al hasta ahora canciller Karl Nehammer, líder del segundo partido más votado, ante la incapacidad de la extrema derecha de encontrar socios para formar una coalición. Pero las negociaciones entre conservadores, socialdemócratas y liberales, que iban a formar un tripartito que fuera la alternativa a la extrema derecha, han fracasado este fin de semana. Esto ha hecho que las conversaciones para formar un eventual gobierno vuelvan a la casilla de salida.

El presidente de la República constató que la situación política había cambiado el sábado, tras la retirada de Nehammer como presidente del partido conservador y de la renuncia a su mandato para formar gobierno. "Se trata de que Austria tenga un gobierno capaz de actuar y de encontrar una visión común del país en el que queremos vivir. Necesitamos un gobierno federal con una mayoría estable", dijo Van der Bellen.

La extrema derecha ha aprovechado la ocasión para meter cucharada: "No somos responsables del tiempo perdido, de las condiciones caóticas ni el enorme daño a la confianza causada. Al contrario: está claro que el FPÖ ha sido y es el único factor estable en la política interior austríaca", reaccionó Kickl en sus redes sociales.

"Stocker ha dejado claro que quiere llevar a Kickl y al FPÖ a la cancillería", aunque el partido ultraderechista es "un peligro en muchos ámbitos", advirtió el líder socialdemócrata Andreas Babler, ante la amenaza de un gobierno entre ultras y conservadores con Kickl como canciller.

En el pasado, la FPÖ ya ha sido el socio minoritario de gobiernos democristianos y socialdemócratas, pero no con Kickl como líder de la formación. Kickl, heredero político del histórico dirigente ultraderechista austríaco Jörg Haider, es un personaje controvertido: antiinmigración, pro-ruso, euroescéptico, antivacunas, ultranacionalista y admirador declarado de Viktor Orbán, primer ministro húngaro.

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