El ataque ruso en Ucrania

Putin acelera sus planes de anexión de las zonas ocupadas en Ucrania

La Duma modifica el Código Penal ruso para forzar a los soldados a ir al frente e introduce los conceptos de 'movilización' y 'ley marcial'

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Un soldado pro-ruso en la región de Donetsk, el 17 de septiembre del 2022.

BarcelonaDesde que Moscú lanzó la invasión de Ucrania el Kremlin ha hablado de "liberar" a los rusófonos y de convocar referéndums para anexionarse los territorios ocupados. Hasta ahora, sin embargo, nunca había habido ningún anuncio tan firme como el que ha llegado este martes. Las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y las administraciones pro-rusas de las regiones de Jerson y Zaporíjia han convocado plebiscitos entre el 23 y el 27 de septiembre sobre la integración de estas zonas a Rusia. El Kremlin ya ha dejado claro que los apoya, argumentando que los residentes de estos territorios tienen derecho a decidir, mientras que Kiev ha asegurado que la celebración de estos referéndums "no cambiará nada".

Las autoridades de Donetsk y Lugansk aliadas con Moscú han decidido convocar "con urgencia" los plebiscitos, coincidiendo con la rápida contraofensiva del ejército ucraniano en el nordeste, que ha obligado a las tropas rusas a ceder terreno que habían ocupado en las primeras semanas de la invasión. Más tarde han anunciado la misma decisión los dirigentes pro-rusos de Jerson y Zaporíjia. Estos movimientos tienen un precedente no muy lejano y con unas circunstancias similares: en 2014 Rusia se anexionó la península ucraniana de Crimea con un plebiscito celebrado un mes después de su invasión, una votación que no ha sido reconocida por la comunidad internacional, pero que ha consolidado de facto el control ruso de esta zona.

Donetsk y Lugansk fueron reconocidas como repúblicas independientes por Rusia el 22 de febrero, dos días antes de la invasión. En estas dos provincias que forman el Donbass la guerra ya estaba instalada desde hacía ocho años, cuando Moscú ya ocupó parte de la región. La guerra que empezó ahora hace siete meses ha ampliado el territorio ocupado por las fuerzas rusas, pero Rusia no tiene el control total en ninguna de estas cuatro regiones que han convocado los referéndums.

Rusia dio la región de Lugansk por conquistada en julio, pero este lunes el líder ucraniano de la provincia anunció que las tropas de Kiev habían recapturado la localidad de Bilohórivka, muy cerca de la frontera de Donetsk, donde Moscú controla aproximadamente un 60% del territorio, especialmente alrededor de la costa del Mar de Azov. En Jerson, el ejército de Vladímir Putin consiguió un gran adelanto durante los primeros días de la guerra, pero la contraofensiva ucraniana ha conseguido recuperar parte del territorio. Finalmente, en Zaporíjia las autoridades ucranianas mantienen el control de gran parte de la región, incluida la capital.

Con todo, los líder pro-rusos de estas cuatro regiones han optado por acelerar los planes de anexión y han pedido a Putin que acepte su ingreso urgente en Rusia. "Le pido que estudie cuanto antes mejor, en caso de que el resultado del referéndum sea positivo, cosa que no dudamos, la cuestión del ingreso de la República Popular de Donetsk a la Federación Rusa", ha escrito Denís Puishilin, líder pro-ruso de Donetsk, en una carta dirigida al presidente ruso. "Este acontecimiento [el plebiscito] restablecerá la justicia histórica, la llegada de la cual anhelan millones de rusos", ha asegurado. Las autoridades pro-rusas han argumentado que la consulta se hará durante cinco días para garantizar las mejores condiciones para los votantes, los miembros de las comisiones electorales, observadores y periodistas.

Apoyo de Moscú

El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, no ha tardado nada en dejar claro su apoyo a los referéndums. "Desde el inicio de la operación militar especial [el eufemismo del Kremlin para referirse a la guerra contra Ucrania] en general y en el periodo que la precedió, dijimos que los pueblos de los respectivos territorios tenían que decidir su destino", ha dicho poco antes de marcharse hacia Nueva York, donde participará en la Asamblea General de la ONU. "Toda la situación actual confirma que quieren ser amos de su propio destino", ha añadido.

El expresidente ruso y uno de los principales aliados de Putin, el ex primer ministro Dmitri Medvédev, ha lanzado una nueva amenaza: "La invasión del territorio ruso es un delito que permite utilizar todas las fuerzas de autodefensa", ha dicho, en una referencia indirecta a las armas nucleares.

Mientras tanto, Kiev ha subrayado la falta de legitimidad de estos plebiscitos. El ministro de Exteriores, Dmitró Kuleba, ha escrito en Twitter: "Esta farsa de referéndums no cambiará nada". "Rusia ha ocupado ilegalmente partes del territorio de Ucrania y lo sigue haciendo. Ucrania tiene todo el derecho de liberar sus territorios y lo seguirá haciendo, diga lo que diga Rusia", ha añadido.

Desde los países occidentales también ha habido un rechazo frontal. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha avisado de que la UE “nunca reconocerá el intento de Rusia de legitimar su ocupación ilegal y brutal de territorios ucranianos”, y el presidente francés, Emmanuel Macron, lo ha considerado una nueva provocación de Putin.

Cambios en el Código Penal ruso

Paralelamente, este martes la Duma –la cámara baja rusa– ha hecho cambios en su Código Penal que buscan forzar a sus soldados a luchar al frente. El Parlamento ruso ha aprobado varias enmiendas que endurecen las penas por deserción, saqueo y rendición voluntaria de los militares en tiempos de guerra, con condenas de hasta 15 años de prisión. Lo más significativo de esta modificación es que incluye por primera vez en el Código Penal los conceptos de movilización, ley marcial y estado de guerra. Aún así, la diputada Olga Kovitidi, una de las autoras de las enmiendas, ha aclarado que "en la medida que se refiere a esta ley, no se ha declarado la movilización en el país", ha dicho en Telegram, según recoge el medio ruso Meduza.

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