Starmer dice que la "coalición de voluntarios" por Ucrania entra en una "fase operacional"

El 'premier' británico preside una cumbre virtual que dará paso el jueves a una reunión de mandos militares

Keir Starmer, primer ministro británico, durante un momento de la videoconferencia de este sábado por la mañana con 24 jefes de gobierno para evaluar la situación en Ucrania.
15/03/2025
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LondresMuchas más preguntas que respuestas. La nueva cumbre, en este caso por videoconferencia, que ha convocado este sábado por la mañana al primer ministro británico, Keir Starmer, para abordar las posibles negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania, impulsadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y cómo debería garantizarse la seguridad de Kiiv, ha terminado con poco más que un anuncio burocrático vestido de paso adelante. El próximo jueves, mandos militares de los países que han asistido –la gran mayoría de la UE, Nueva Zelanda, Canadá y Australia, más Ucrania y el anfitrión– se reunirán en Londres para pasar a una "fase operacional" –en palabras del premier–. Sin embargo, en cuanto al posible despliegue de la "coalición de los voluntarios", según la bautizó en la reunión presencial de hace dos semanas, en la línea de frente ruso-ucraniana para consolidar un alto el fuego, si es que se llega, el más caliente está en el fregadero.

Así, en la conferencia de prensa posterior al encuentro, Starmer ha mostrado las debilidades de una Europa que contempla, asombrada, cómo el juego lo llevan a cabo Washington y Moscú sin, prácticamente, posibilidad de alzar la voz. Pese a todo, Starmer, que no quiere perder pistón respecto al presidente francés, Emmanuel Macron, ha asegurado que hay más "determinación, nuevas propuestas y compromisos sobre la mesa".

Las buenas palabras no han podido eclipsar la falta de respuestas a cuestiones muy concretas: exactamente, ¿qué haría esta fuerza militar? ¿Podría enfrentarse militarmente con los rusos? No se sabe. En cuanto a los nuevos compromisos que ha comentado el premier, tampoco se sabe por parte de quién, ni qué países. Esta semana, en París, Macron aseguró que había "quince países interesantes". Pero seguían manteniendo las mismas ambigüedades.

¿De qué lado están Estados Unidos?

Starmer, por otra parte, tampoco ha podido responder a las objeciones de Rusia. Moscú ha dejado claro que no quiere tropas europeas en Ucrania. ¿Se avendrá, finalmente Vladímir Putin, presionado presuntamente por Trump? Una más de las muchas incógnitas. Como también lo sigue siendo la cuestión de las garantías de seguridad de Estados Unidos. El primer ministro ha reiterado que su posición no ha cambiado: una "coalición de voluntarios" europea necesitaría ese apoyo. ¿Estar está más cerca de conseguirlas, una vez se han reencontrado Washington y Kiiv? No se sabe.

Como tampoco se sabe qué pasaría si la posición de Trump no cambia. Porque la presencia de los voluntarios por la paz se basa en la premisa de que la Casa Blanca no ha cambiado de bando, que Estados Unidos no se ha alineado de repente con Rusia ni ha abandonado Ucrania. Durante la rueda de prensa, se le ha preguntado específicamente a Starmer si podría ser que la premisa fuera errónea. ¿Cuál sería el plan B? Starmer ha optado por mantenerse en el plan A: hablar con los americanos y lograr un acuerdo viable.

El próximo capítulo europeo de un proceso que ahora depende de la voluntad de Putin y de la supuesta fuerza negociadora de Trump tendrá lugar el próximo jueves. Los jefes militares de la coalición se reunirán en Londres para "avanzar en planes prácticos sobre cómo nuestros ejércitos pueden apoyar la seguridad futura de Ucrania", ha dicho también el premier. "Hemos acordado acelerar nuestro trabajo práctico para apoyar un posible acuerdo, así que ahora pasaremos a una fase operativa", ha añadido.

Por último, el primer ministro ha advertido a Vladimir Putin de que "el mundo está observando" y que Rusia deberá sentarse en la mesa de negociación "tarde o temprano", posibilidad por ahora muy poco probable. Pero sobre medidas concretas que hagan más daño a Moscú, como la incautación de los 250.000 o 300.000 millones de dólares rusos congelados en Europa occidental, sobre todo en Bélgica, posibilidad que sí se ha comentado en el encuentro, no se ha tomado ninguna decisión.

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