Trump reconcilia Londres y Bruselas… hasta cierto punto
Cinco años después del Brexit, Ucrania y la falta de compromiso de EE.UU. con Europa reparan algunas heridas del divorcio

Londres / BruselasEl aterrizaje de Donald Trump en la Casa Blanca ha sacudido el orden internacional surgido de la Segunda Guerra Mundial y después del hundimiento de la Unión Soviética. Uno de los muchos efectos, evidente desde Westminster, ha sido el acercamiento de Londres a Bruselas y también a París, ya perceptible inmediatamente después de la victoria electoral de Keir Starmer el pasado julio. Bajo el gobierno laborista, el Brexit no causa entusiasmo, quiere rehacerse la relación con la Unión Europea y reparar las heridas que dejó. Pero a pesar de la complicidad de las últimas semanas en la carrera armamentista para la defensa de una Ucrania y una Europa abandonada o casi por Estados Unidos, muchas aristas siguen aún sin limar. Y no será fácil suavizarlas.
En todo caso, cinco años después de aquella acre separación, ¿el primer ministro Starmer está reinventando el puesto del Reino Unido en Europa? "Parece que [el premier] está consiguiendo desempeñar un papel de liderazgo. Las relaciones han mejorado de forma constante desde que Boris Johnson estaba en Downing Street. Es una tendencia [desde entonces], y Starmer la ha continuado", dice al ARA el politólogo y catedrático de King's College Anand Menon, también director del think tank UK in en Changing Europe, laboratorio de ideas que ha analizado con lupa el impacto del Brexit.
De acuerdo con Menon, "la UE no es normalmente el lugar donde los europeos discuten sobre poder desplegar poder militar. Y eso ha abierto una vía para Reino Unido para ser central". Y pese al bromanza que viven Macron y Starmer como ejemplo del reencuentro entre la UE y Londres, y el apoyo de París a la llamada del premier para formar una "coalición de los dispuestos" para desplegar una hipotética fuerza de paz en Ucrania en la eventualidad de un alto el fuego permanente –una posibilidad que Moscú no acepta–, es paradójicamente Francia la que siempre se ha mostrado más escéptica al recuperar los lazos con Reino Unido. Y pide vincular el acercamiento militar con otros acuerdos sobre la mesa de la negociación.
Una de las cuestiones más tóxicas para Londres puede ser el retorno de la libre movilidad entre el Reino Unido y la UE para los menores de treinta años, por un período de 48 meses. Alemania, Francia y España lo piden con insistencia. La pesca, y el acceso de la flota francesa especialmente, pero también comunitaria, a las aguas territoriales británicas, es otro asunto muy sensible. Pero cualquier concesión de Londres sería considerada alta traición por parte de los brexiteros y conservadores.
¿Qué quiere Londres? Downing Street busca un nuevo pacto sobre alimentación, productos animales y fitosanitarios y bienes agrícolas, que reduciría la gran carga burocrática para los exportadores británicos hacia la UE y abarataría la importación de alimentos. Además, prácticamente acabaría con los controles en el mar de Irlanda de las importaciones que entran en Irlanda del Norte. La UE tiene acuerdos similares con Suiza y Nueva Zelanda, a partir del reconocimiento de los mismos estándares.
El laborismo está igualmente interesado en conseguir ganancias económicas rápidas con un acuerdo sobre energía, que podría implicar enlazar los sistemas de comercio de emisiones del Reino Unido y la UE, más inversión en tecnología energética y otros proyectos conjuntos en esta materia. Otro campo de negociación es un pacto para permitir que artistas e intérpretes de gira visiten más fácilmente a la UE, circunstancia que requeriría una excepción al acuerdo de Schengen. Fuentes de Whitehall indicaban hace meses que la anterior premier, Rishi Sunak, estuvo a punto de cerrarlo. Pero cuando Starmer llegó al poder, la Comisión Europea congeló la negociación en el momento en que se percató de que era una carta que podían jugar más adelante. Ahora, por ejemplo.
Finalmente, está el capítulo servicios. Un acuerdo sobre la materia se ve como lo más difícil. Londres quiere conseguir el reconocimiento mutuo de las calificaciones profesionales para permitir que abogados y especialistas en servicios financieros trabajen en la UE. Sin embargo, dado que el 80% de la economía del Reino Unido se basa en estos servicios, y la UE ha obtenido beneficios de la migración de partes del negocio de ciertas empresas financieras en Fráncfort y París, puede haber una resistencia firme de según qué grupos de interés.
Un funambulista en Downing Street
Starmer, pues, anda estos días sobre el alambre, como un funambulista. Necesita rehacer las relaciones con Bruselas y conseguir la serie de acuerdos comentados que permitan mejorar una economía de línea plana; necesita fortalecer la seguridad. No por casualidad, por primera vez después de cinco años de Brexit efectivo, Starmer asistió el lunes 3 de febrero a la reunión del Consejo Europeo, centrada en este campo y en la defensa. Algo que puede vivir episodios similares próximamente.
Y, al mismo tiempo, el acercamiento necesario en términos económicos a Bruselas debe hacerlo Starmer sin que los conservadores y los radicales de extrema derecha de Nigel Farage le puedan acusar de traicionar "la voluntad de pueblo", según la fórmula empleada para referirse al referéndum sobre la pertenencia a la UE de 2016.
Además, Starmer debe moverse sin alejarse demasiado de un Washington cada vez más imprevisible bajo la presidencia de Donald Trump para poder seguir pregonando la "relación especial" que une Reino Unido y Estados Unidos. Pero una relación cada vez más desigual que sólo parece interesar al presidente de Estados Unidos cuando la monarquía le recibe en el palacio de Buckingham con toda la pompa y circunstancia de la que es capaz.
Cooperación "vital"
En esa misma línea, los dirigentes comunitarios mantuvieron una llamada con el premier al día siguiente de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciara su plan de rearme para Europa. Le quisieron informar de primera mano. El presidente del Consejo, António Costa, aseguró tras la llamada de que la Unión Europea pretende reforzar sus alianzas y tejer nuevas, sobre todo ante el abandono de EEUU. "La cooperación entre aliados es vital", insistió el portugués.
Von der Leyen, por su parte, había asegurado en el Parlamento comunitario que el plan de rearme quiere priorizar la compra de armas producidas en el continente. Más allá del bloque europeo, llamó explícitamente a la intención de contar con compañías del Reino Unido y, entre otras, de Noruega. Cabe recordar, además, que Reino Unido y Francia son las únicas potencias nucleares del continente. Y Macron ha ofrecido recientemente su paraguas nuclear en Europa como alternativa a lo que ofrece el Pentágono.
Sin embargo, fuentes de Downing Street apuntan a que esperan celebrar una cumbre con la UE en abril o mayo para finalizar el reajuste.