Tropas rusas en la región clave de Dnipropetrovsk
Ucrania admite la presencia del ejército de Moscú, que presiona como nunca las líneas de defensa y busca avances en Donetsk
Enviado especial a KiivTropas rusas avanzan en la región ucraniana de Dnipropetrovsk, en el frente oriental. La ofensiva territorial de Moscú es por ahora reducida, pero supone un golpe a la moral del ejército de Ucrania, que lleva meses perdiendo la iniciativa en el campo de batalla. La falta de soldados sigue siendo el gran problema de las tropas de Zelenski: la movilización de nuevos reclutas está estancada y muchos de los que luchaban están mutilados por la guerra o, directamente, enterrados. Rusia está aprovechando este verano para presionar a las líneas de defensa ucranianas como hacía dos años que no hacía.
El ejército de Vladimir Putin ya reivindicó en junio haber penetrado en la región de Dnipropetrovsk, el segundo núcleo industrial de Ucrania: la capital, Dnipró, era uno de los grandes motores económicos del país. No fue hasta este miércoles que el estado mayor ucraniano admitió la situación, aunque minimiza la versión del Kremlin. Según algunos centros occidentales que estudian la evolución de la guerra, los uniformados de Moscú ocuparon dos localidades: Zaporíjia y Novohrihorivk. Kiiv lo desmiente y asegura que siguen teniendo su control y que los combates todavía son intensos.
Hace meses que Zelenski alerta a los aliados occidentales de que Rusia no se detendrá hasta ocupar todo el territorio ucraniano en el este del río Dnipró, que divide el país en dos mitades. En mayo, el presidente ucraniano alertó de que uno de los objetivos del Kremlin este verano era poner un pie en Dnipró. Estas informaciones indican que el objetivo se habría cumplido.
Pero donde realmente centra los esfuerzos Moscú está en el Donbás, la región más ansiada de Putin. El dueño del Kremlin habría dicho a Trump que estaría dispuesto a congelar la guerra si se le entregara todo el Donbás, el verdadero motor industrial del país gracias a la metalurgia y la minería. Y es en el Donbás, concretamente en la región de Donetsk, donde se ve un avance más significativo de los soldados rusos. Servicios de inteligencia occidentales alertan de que el ritmo de conquista ruso lleva meses consecutivos incrementando. En julio, según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), las tropas invasoras habrían capturado 700 kilómetros cuadrados sólo en la región de Donetsk. Localidades como Pokrovsk, Kostantinivka y Dobropilia, que el pasado año tenían el frente a decenas de kilómetros, ahora tienen la guerra llamando a la puerta y ya han sido evacuadas y destruidas.
El pasado viernes, un soldado herido tomaba el sol en una calle de Kiiv. Estaba sentado en una silla de ruedas en el exterior de un centro de recuperación para militares. Pisó una mina en algún punto del frente de Járkov y ahora lleva una estructura metálica en la pierna derecha para intentar curarla. "La situación en el frente es muy complicada. Solo podemos defender y esperar un milagro: que vengan a ayudarnos", decía.
Otro militar herido asentía: "Hoy por hoy nos centramos en estabilizar la línea del frente, evitar ofensivas rusas, que nos ganen más terreno. Creo que, de momento, no tenemos suficiente fuerza para recuperar nuestros territorios ocupados por los rusos".
El mapa duele a los ucranianos
El mapa actual de la guerra daña a la mayoría de ucranianos, que no quieren renunciar a las zonas ocupadas a cambio de un alto el fuego. Básicamente porque no se fían de Putin y creen que, si esto ocurre, volverá a atacar al país en los próximos años.
Actualmente Rusia controla casi 114.500 km2de Ucrania. La península de Crimea, dominada al 100%, tiene una superficie de unos 27.000 km2. En Donbás –que incluye gran parte de las provincias de Donetsk y Luhansk– las tropas rusas han ocupado el 88% del territorio: todo Luhansk y el 75% de Donetsk, donde el ejército de Putin lleva centrando sus esfuerzos bélicos desde hace meses. En las provincias de Zaporíjia y Kherson, Rusia controla aproximadamente un 70% del territorio. Esta superficie supone el 19% del país. 114.500 km2 supone un territorio mayor que toda Hungría (93.000 km2). Miles de personas han huido de estas zonas, algunas de ellas reducidas a escombros por la guerra. Los que se quedaron, viven ahora bajo las directrices del ejército del Kremlin.
Kiiv –que lideró una incursión en la región rusa de Kursk el pasado agosto– ya no controla ningún territorio enemigo reconocido internacionalmente.