Zelenski viaja al este de Ucrania por primera vez desde el inicio de la invasión

Vestido de verde militar, el mandatario visita Járkov y se reúne con soldados que luchan en el Donbás

ARA
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Volodímir Zelenski durante su visita, este domingo, a Khàrkiv.

Barcelona“El Donbás será nuestro otra vez. Reconstruiremos cada pueblo y cada comunidad”. La frase la pronunció Volodímir Zelenski el sábado. Veinticuatro horas después, el presidente ucraniano, convertido ya en una figura política de primer orden, se plantaba en el este de Ucrania, por primera vez desde que empezó la invasión rusa contra su país. El viaje tiene una gran carga simbólica: desde hace semanas, el Donbás ha pasado a ser el principal objetivo de Moscú y es donde ahora se libran las batallas más cruentas del conflicto. El ensañamiento de las tropas rusas contra esta región está obteniendo sus frutos y, tal como apuntaba el primer ministro británico, Boris Johnson, y aceptaban desde Kiev, el Kremlin hace "progresos palpables". El futuro de la guerra y por lo tanto de Ucrania –y probablemente de Europa– se juega estos días en el Donbás.

La primera visita de Zelenski al este ucraniano se ha centrado en Járkov, la segunda ciudad del país y una de las más afectadas por la guerra. El presidente, tal como ha mostrado su equipo de comunicación a través de Telegram, ha visitado unos cuantos lugares de la ciudad, que antes de la invasión tenía cerca de un millón y medio de habitantes. Concretamente, ha participado en un acto con militares, a quienes ha querido trasladar su “orgullo sin límites”, ha observado los destrozos tanto en el casco urbano como en los alrededores y ha mantenido un encuentro con autoridades locales. Hace algunas semanas, las fuerzas ucranianas consiguieron echar a las tropas rusas de la cercanía de Járkov, pero el municipio todavía no respira tranquilo. Los bombardeos, de hecho, continúan afectando de vez en cuando a la ciudad. El jueves unos cuantos misiles cayeron en el centro de Járkov y causaron cinco muertos y diez heridos. Aun así, esta semana la ciudad había vuelto a recuperar una parte de la vida con la reapertura de más restaurantes y tiendas, y el metro –que ha servido de refugio a tantos ucranianos– volvía a funcionar.

Propio de un contexto de guerra, el viaje de Zelenski se ha hecho sin ningún aviso previo y, por lo tanto, sin convocar los medios de comunicación. Hasta ahora, durante los 95 días de guerra, el presidente casi no había salido de la capital, Kiev. Solo había protagonizado algunas visitas puntuales en localidades de alrededor, como Bucha e Irpín, una vez fueron liberadas de la ocupación rusa. En Járkov, se lo ha visto protegido con un chaleco antibalas de camuflaje y con su vestido de color caqui, habitual desde que empezó la invasión rusa. En todo momento ha estado rodeado de militares armados y de colaboradores.

El tono que los últimos días Kiev utiliza para hablar del Donbás es grave. El sábado por la noche, Zelenski denunciaba que la situación era "indescriptiblemente difícil". Días antes lo había calificado "de infierno" y "pesadilla", y había asegurado que las tropas del Kremlin "cometen un genocidio". La realidad es que la situación es muy complicada y los invasores estarían muy cerca de rodear del todo una de las ciudades clave de la zona, Severodonetsk, la más grande de la provincia de Lugansk, de 150.000 habitantes, que la artillería rusa está convirtiendo en una segunda Mariupol. Kiev, de hecho, admite que el 90% de la provincia de Lugansk ya está en manos de los rusos y que cada día mueren entre 50 y 100 soldados en primera línea del frente.

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