El excanciller austríaco Sebastian Kurz deja la política acusado de corrupción

Su sucesor y actual jefe de gobierno, Alexander Schallenberg, anuncia también su dimisión

El canciller de Austria, Sebastian Kurz.
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BarcelonaEl excanciller y líder del Partido Popular austríaco (ÖVP), Sebastian Kurz, ha anunciado este jueves que se retira de la política. Quien en 2017 se convirtió en el jefe de gobierno democrático más joven del mundo, entonces con 31 años, ha asegurado que las acusaciones e investigaciones contra él han minado su "entusiasmo" y "pasión" por la política. Este movimiento inesperado ha derivado, además, en otro anuncio sorpresa, la dimisión del actual jefe de gobierno, Alexander Schallenberg, que sustituyó a Kurz cuando renunció hace dos meses acusado de corrupción.

El 9 de octubre, Kurz dejó el cargo de canciller de Austria, pero se mantuvo como presidente y portavoz parlamentario del partido conservador, que ahora tendrá que iniciar un proceso de renovación del liderazgo. Schallenberg ha argumentado que dimite porque no tiene intención de asumir la presidencia de la formación, y considera que el líder del partido es quien tiene que ocupar también el cargo de canciller. "Creo firmemente en que ambas posiciones tendrían que estar ocupadas pronto por la misma persona", ha dicho en un comunicado. "Por eso pongo mi cargo de canciller a disposición tan pronto como se establezca el rumbo correspondiente dentro del partido", ha añadido. La dimisión de Schallenberg se hará efectiva cuando la ÖVP haya designado a un nuevo líder, que probablemente será el actual ministro de Interior, Karl Nehammer, según la prensa local.

"Ni santo ni delincuente"

Kurz vivió una rápida ascensión a la primera línea política antes de llegar a la treintena. Con 24 años fue nombrado secretario de estado; con 27, ministro de Exteriores, y a los 31, jefe de gobierno. En octubre acabó dimitiendo para intentar superar la crisis generada por su procesamiento en una investigación de la fiscalía por malversación de dinero público. A pesar de que su partido hizo piña a su alrededor, los Verdes, socios de gobierno, pidieron su cabeza, con la amenaza de apoyar a una moción de censura promovida por la oposición. La fiscalía austríaca lo acusa de haber utilizado fondos públicos para pagar la publicación de encuestas y artículos favorables a él y a su partido entre 2016 y 2018, cuando era ministro de Exteriores y ya intentaba allanarse el camino hacia la dirección de la formación conservadora. El 18 de noviembre, el Parlamento austríaco le retiró la inmunidad como diputado para facilitar otra investigación de la fiscalía, en este caso como sospechoso de falsos testimonios en una comisión de investigación.

El ya expolítico austríaco, que niega las acusaciones, ha asegurado este jueves que no es "ni un santo ni un delincuente". "Como canciller tienes que tomar tantas decisiones cada día que sabes desde el principio que también tomarás decisiones equivocadas", ha dicho en un comunicado. Kurz ha afirmado que entendía la política "como una competición de las mejores ideas", pero que en los últimos meses su rutina política era una sucesión de "acusaciones, imputaciones y procesos". "Siempre estás bajo observación. También tienes constantemente la sensación de que te están cazando", ha añadido. Kurz, que acaba de ser padre, no ha concretado su futuro profesional y ha dicho que quiere dedicar más tiempo a su familia.

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