El fantasma de una invasión rusa vuelve a planear sobre las fronteras de Ucrania

Los Estados Unidos advierten a Kiev y a la Unión Europea de que la situación en la zona se complicará

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Miembros del Servicio  de Guardia Fronteriza de Ucrania en un entrenamiento cerca de la frontera con Bielorrusia y Polonia.

MoscúEl aumento de efectivos militares rusos en la frontera de Ucrania ha puesto en alerta a Occidente, que augura un invierno de tensión en la zona. Volodímir Zelenski, el presidente ucraniano, advirtió el domingo de que Moscú ha llevado cerca de 100.000 efectivos a las regiones fronterizas, y su preocupación es compartida por otros líderes europeos. El lunes, los ministros de Exteriores de Ucrania, Francia y Alemania mantuvieron una reunión después de la cual reafirmaron su apoyo a la integridad territorial del país, y los Estados Unidos –país que se ha mostrado más inquieto después de Kiev– ha procurado que a uno de sus aliados en la Europa oriental no le falte armamento. Por eso, Washington ha enviado recientemente cerca de 80.000 kilos de munición y 60 millones de dólares de asistencia. La semana pasada, la Casa Blanca envió un informe a varios gobiernos de la Unión Europea alertando de una posible invasión de Rusia a Ucrania.

La OTAN también se ha posicionado a favor de Kiev, a pesar de que Ucrania no forma parte de la alianza. Su secretario general, Jens Stoltenberg, ha advertido de que “cualquier provocación o acción violenta de Rusia será una gran preocupación”. Dmitró Kuleba, ministro de Exteriores ucraniano y uno de los grandes defensores de la adhesión de su país a la Alianza Atlántica, ha manifestado en una rueda de prensa que “es pronto para saber los planes de Rusia, si la acumulación militar es el plan principal y si estará acompañado de otras maniobras para desestabilizar Ucrania desde dentro”.

No es la primera vez que se divisan movimientos de tropas y vehículos militares en la frontera este año en el lado ruso; en la primavera ya se produjeron movimientos. Pero ahora hay un ambiente especialmente tenso después de la crisis migratoria en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, en donde Moscú se ha posicionado con Minsk. Algunas voces, de hecho, dicen que el Kremlin estaría aprovechando que todos los focos están sobre Bielorrusia para avanzar sus movimientos alrededor de Ucrania, especialmente en la región de Dombás, con una fuerte presencia de rebeldes prorusos. Un detalle que no pasa desapercibido para Fabian Burkhardt, experto en Europa Oriental, que recuerda que buena parte de los ciudadanos de estas zonas rodeadas por las tropas de Moscú tienen ciudadanía rusa, cosa que “siempre da (a Rusia) la opción de intervenir militarmente de forma legítima para proteger a sus ciudadanos, de acuerdo con la ley rusa, no con la ley internacional”.

Aparte del apoyo recibido desde Occidente, Kiev también se ha proveído por su cuenta de nueva tecnología que le permita responder a los rebeldes del Dombás. Los drones Bayraktar, de fabricación turca, son una de las nuevas armas del ejército ucraniano, y ya se han utilizado en el este del país. El uso de esta tecnología ha despertado recelo en Moscú y en los territorios controlados por los rebeldes, puesto que según el Kremlin no respeta los acuerdos de Minsk y asegura que el uso de drones puede “desestabilizar la situación”. El presidente ucraniano defendió la utilización justificando que "Ucrania solo utiliza el armamento para proteger su territorio y no viola ningún acuerdo". Moscú, por su parte, garantiza que no está preparando un ataque. El portavoz del Kremlin ha asegurado a Reuters que “estos titulares no hacen más que alimentar tensiones sin sentido ni fundamento. Rusia no es una amenaza para nadie”.

¿Anexión lenta?

Mientras tanto, Vladímir Putin aprobaba el lunes un decreto que permitirá que los productos fabricados en las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk puedan llegar al mercado ruso, en teoría para garantizar el “apoyo humanitario” en estas regiones de Ucrania controladas por rebeldes prorusos. Desde territorio ucraniano esto se ve como un paso más en la asimilación de estas provincias ucranianas en Rusia, con el caso de Crimea en la memoria. En el año 2014 esta región pasó a estar bajo control de Moscú, a pesar de que por ahora solo 16 países reconocen este territorio como parte de Rusia.

Uno de los pasos anteriores más destacados fue el reparto de pasaportes rusos entre los habitantes del Dombás, una medida de presión para Ucrania y también para los ciudadanos de estas regiones. Burkhardt subraya que esto es habitualmente visto como “una prueba para ver qué ciudadanos son leales a las repúblicas populares”. Según datos del ministerio del Interior ruso, cerca de 639.000 habitantes del Dombás habrían recibido este documento que los acredita como ciudadanos rusos.

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