La guerra dispara la popularidad de Macron

A las puertas de las presidenciales en Francia, su rol como mediador del conflicto seduce al electorado

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Emmanuel Macron, con Viktor Orban, Charles Michel y Mario Draghi, durante el encuentro para tratar el conflicto en Ucrania.

ParísCon el Palacio de Versalles como escenario y con toda la solemnidad que merece la ocasión –banderas de todos los países y la guardia republicana trajeada de gala–, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, recibía el jueves por la tarde uno a uno a los jefes de estado y de gobierno. Versalles, imponente palacio y símbolo del fin de la Primera Guerra Mundial, acogía este jueves y viernes a la cumbre de la Unión Europea con Macron como anfitrión, un papel con el que el presidente de la República y presidente de turno de la UE se siente cómodo. Apretones de manos, golpecitos en la espalda y amplias sonrisas para recibir a los veintisiete líderes.

A la misma hora que el jueves Macron recibía sus invitados, la televisión francesa LCI emitía en directo un debate electoral entre la candidata de la derecha, Valérie Pécresse (LR), y el candidato de extrema derecha Éric Zemmour (Reconquête), que parecía más un combate de boxeo dialéctico que un debate serio. Los dos candidatos a conquistar el Elíseo se abroncaban y se insultaban ante la desesperación de los dos presentadores. “¡Usted es ridículo!”, le decía Pécresse. “La ridícula es usted”, le contestaba Zemmour. “No estamos en el patio de una escuela”, les advertía la presentadora mientras su compañero se esforzaba sin éxito en evitar que los dos invitados no hablaran a la vez: “Un poco de civismo e inteligibilidad”, pedía. “Los espectadores no los pueden entender”, insistía. 

El lamentable espectáculo de Pécresse y Zemmour en la televisión mientras Macron jugaba en la primera línea de la política internacional es la metáfora del camino que ha cogido en Francia la campaña electoral: el presidente y candidato a la reelección de las presidenciales que se celebran el 10 y el 24 de abril ha disparado su popularidad en cuestión de días y parece difícil que alguno de los otros candidatos le impida ser reelegido. Zemmour y especialmente Pécresse, en cambio, se hunden en los sondeos a solo cuatro semanas de la primera vuelta. 

Campaña electoral

El papel de mediador que está jugando el presidente de la República entre Ucrania y Rusia, y el estallido de la guerra han jugado a favor de Macron. El candidato a la reelección ni siquiera ha puesto en marcha formalmente la campaña –solo ha hecho un desplazamiento electoral sin mitin y todavía no ha hecho público su programa– y se ha dedicado a hacer de presidente y a intentar parar la guerra liderando el diálogo europeo con el presidente ruso, Vladímir Putin. 

Los sondeos avalan la estrategia. Según una encuesta publicada este viernes por Le Figaro, el 42% de los franceses consideran que es mejor no cambiar de presidente en medio de una guerra en Europa y casi la mitad de las personas encuestadas hacen un balance positivo de su gestión como presidente. Ocho de cada diez franceses creen que Macron ganará las elecciones.

La guerra no solo ha eclipsado la campaña electoral, sino que ha dado la oportunidad a Macron de demostrar su liderazgo en Europa y en el mundo. La cumbre en Versalles ha sido el gran ejemplo. Él ha sido el protagonista. Ha elegido un lugar emblemático de la historia europea para recibir a los líderes de la UE y ha celebrado la rueda de prensa de la presidencia europea, emitida en directo por decenas de televisiones, en la impresionante Galería de las Batallas, una de las más bellas del palacio. Si la imagen más compartida en las redes sociales ha sido la del saludo de Macron al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, muy cariñosa, la que se queda en la retina de los franceses que votarán el 10 de abril es la de un presidente inflexible con Putin y líder de una Europa que pasa por uno de los momentos más difíciles de su historia. 

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