Guía para entender la crisis de Ucrania
Putin ha conseguido tener todas las opciones encima de la mesa y el pronóstico es incierto
BarcelonaLa crisis en Ucrania ha tensado al máximo las relaciones entre Rusia, por un lado, y los Estados Unidos y la UE, por el otro, y ha abierto la posibilidad –aunque todas las partes la niegan– de una nueva guerra en Europa. Rusia ha concentrado a decenas de miles de soldados cerca de la frontera, en un desafío sin precedentes desde la Guerra Fría, y la OTAN y sus aliados, temiendo una invasión, han incrementado su apoyo militar a Kiev. La vía diplomática sigue abierta, pero la situación es tan volátil que los analistas consultados no osan hacer pronósticos.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí?
A finales de 2013, el presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, aliado del Kremlin, anunció que no firmaría un acuerdo de asociación con la UE, después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, le propusiera una unión aduanera, que incluía también Bielorrusia y el Kazajistán. Esta decisión desencadenó protestas en Ucrania, conocidas como Euromaidan, que acabaron con la caída de Yanukóvich y el establecimiento de un gobierno prooccidental. Rusia respondió anexionándose unilateralmente la península de Crimea, que en 1954 el entonces presidente de la URSS, Nikita Khrusxov, había regalado a la república soviética de Ucrania. Poco después estalló el conflicto entre el gobierno de Kiev y las repúblicas autoproclamadas de mayoría rusófona del este de Ucrania, Donetsk y Lugansk, en la región del Donbass, que tuvieron el apoyo del Kremlin. El conflicto quedó congelado con un alto el fuego en el marco de los acuerdos de Minsk del 2015, pero la tregua se ha roto varias veces y el conflicto se ha convertido en una guerra de trincheras. El balance hasta ahora es de 14.000 muertos. El actual presidente de Ucrania, el ex cómico Volodímir Zelenski, ganó las elecciones de 2019 con la promesa de conseguir la paz, pero las hostilidades no se pararon. En noviembre Rusia empezó a movilizar tropas cerca de la frontera de Ucrania, alegando que la OTAN estaba intensificando su despliegue. Las autoridades ucranianas calculan que ahora mismo 100.000 soldados rusos amenazan su país.
¿Qué busca Putin?
Más que de lo que quiere Putin, de lo que se trata es de lo que no quiere. Rusia no quiere que Ucrania –ni ningún otro país de la órbita postsoviética– se integre en la OTAN. El 17 de diciembre presentó un listado de demandas a la Alianza Atlántica, cuando el despliegue militar ruso ya había empezado cerca de las fronteras de Ucrania. Entre las demandas, estaba que la OTAN no pudiera tener actividad en los países del Europa del Este, y que Washington y Moscú se comprometieran a no desplegar misiles de corto o medio alcance fuera de sus territorios. Se trataría de configurar y hacer reconocer jurídicamente una zona de influencia rusa en las repúblicas ex soviéticas que se emanciparon hace treinta años y que desde entonces llaman a la puerta de Europa y de la OTAN. Nicolás de Pedro, investigador del Institute for Statecraft especializado en Rusia, desinformación y guerra híbrida, cree que el objetivo de Putin es "forzar la rendición de Ucrania y forzar a los Estados Unidos y la UE a un cambio radical en el orden de seguridad europeo: la paradoja es que Washington y Bruselas parecen más dispuestos a hablar del segundo objetivo que del primero, y los ucranianos no parecen dispuestos a rendirse". "La buena noticia es que la OTAN está abierta a tener una discusión seria sobre el control de armamento, pero no sobre aspectos fundamentales, como la soberanía de los países o la amenaza del uso de la fuerza", añade.
¿Por qué Ucrania?
Carmen Claudín, investigadora del Cidob especialista en el espacio post soviético, añade un elemento en clave interna: "En realidad lo que Rusia teme en Ucrania no es la OTAN sino la libertad y la democracia. Putin está obsesionado con Ucrania, porque la sociedad ucraniana, con todas las contradicciones y problemas de una democracia balbuceante, es una sociedad que vive en libertad: la gente dice lo que piensa sin temer que su vecino lo denuncie. Y están demostrando que dentro de la zona post soviética, a pesar de haber sido una parte integrante de la URSS desde el principio, pueden construir un estado de derecho, que no hay ninguna fatalidad en el hecho de ser eslavo para que puedan vivir como nosotros; y que pueden resolver por ellos mismos sus problemas". Un ejemplo peligroso para la estabilidad interna del Kremlin, que ha contribuido a ahogar los movimientos sociales en lo que considera su espacio de seguridad: los últimos casos son Bielorrusia y Kazajistán.
¿Por qué ahora?
Ante una Ucrania cada vez más integrada en Europa desde un punto de vista económico y también político, el Kremlin ha movido ficha aprovechando la ventana de oportunidad que ha visto en la debilidad de sus rivales. Los Estados Unidos, con el presidente Joe Biden en horas bajas y el país polarizado, y después de la humillante retirada de Afganistán, no tienen ganas de implicarse en Europa. La UE está profundamente dividida, y el eje francoalemán chirría por los dos lados: en Berlín con un gobierno tripartito que recoge el relevo de Merkel, y en París con Macron ya en campaña electoral por las presidenciales de abril. Por no hablar de la crisis en la que está hundido el gobierno de Boris Johnson en Londres.
¿Habrá invasión?
Es la pregunta del millón. Putin tiene abiertas todas las opciones: puede atacar de diferentes maneras, en diferentes frentes y con más o menos intensidad. Pero también ha conseguido forzar una negociación diplomática que le puede dar réditos. "Si Putin puede evitar una guerra lo hará, porque en las guerras sabes cómo entras pero no cómo sales, pero tampoco se puede retirar sin una victoria", argumenta De Pedro. Claudín advierte, sin embargo, de las consecuencias de una salida diplomática en falso: "Si se cede a las demandas del Kremlin y Ucrania vuelve a la órbita rusa, que no será pacíficamente, ¿qué pasará con Moldavia, con Bielorrusia, con Armenia y con todo el mundo que crea que merece vivir en una sociedad democrática? Que no podrán, porque ahora es Ucrania pero después serán todos los otros".