"Nunca me he sentido segura en Dinamarca, continuamente piensas que tendrás que acabar marchándote"
Centenares de sirios huyen por miedo a ser deportados mientras el país escandinavo abre la puerta a los refugiados ucranianos
CopenhagueIsraa Raai Albalha llega agobiada a la cafetería del centro de Copenhague donde hemos quedado. Vive en Aabenraa, a unas tres horas de distancia, pero hoy ha acompañado a su padre a hacer unas gestiones a la capital. Vienen de la oficina de una agencia de viajes particular, la que gestiona el Gobierno danés para organizar el regreso de los refugiados que no son bienvenidos al país escandinavo. El padre de Israa, Mohamad Maher, ha recibido la notificación de que le han revocado definitivamente el permiso de residencia en Dinamarca, donde llegó en 2015 huyendo del régimen de Bashar al-Ásad, como tantos otros sirios, después de un periplo por media docena de países.
Hoy ha tenido que ir a la denominada Home Travel Agency para comunicar si quiere volver a Siria –el Gobierno danés ofrece ayuda económica para hacerlo–. La alternativa es irse a vivir, indefinidamente, a un centro de deportación, una prisión abierta para los solicitantes de asilo a los que se les ha denegado la residencia, pero que rehúsan marcharse voluntariamente.
Esta situación es la que se están encontrando desde hace más de dos años muchos refugiados sirios que viven en Dinamarca, que en 2019 se convirtió en el primer país europeo que empezó a revocar los permisos de residencia de refugiados sirios después de considerar que las condiciones en Damasco y la región de alrededor “ya no son tan graves” como para otorgar o extender la protección de manera generalizada. Desde entonces, los servicios de inmigración daneses han revisado un millar de casos. Según los últimos datos del ministerio de Inmigración, hasta el 30 de noviembre de 2021 se había decidido revocar o no renovar el permiso de residencia en 378 casos. De estos, la Junta de Apelación de Refugiados –la segunda y última instancia judicial– ha confirmado un centenar.
Entre ellos está el padre de Israa. Recibió la notificación el julio pasado; la apeló, y a finales de enero recibió la confirmación de que no tiene permiso para quedarse en Dinamarca. Su caso ha arrastrado también a Israa, que tiene 18 años, y a su madre. Ellas llegaron en 2016 a través de un proceso de reunificación familiar y, por lo tanto, su permiso depende del de Mohamad Maher. Ahora, las dos han solicitado asilo, con la esperanza de que así ellas puedan recuperar el permiso de residencia y, a la vez, se pueda reabrir el caso del padre. Tres meses más tarde, no tienen novedades.
"Él tiene problemas políticos en Siria. En los años 90 fue encarcelado por oponerse al padre del actual dictador sirio; fue torturado, tiene marcas visibles en las manos y está en la lista negra del régimen…, pero la junta de apelación no lo ha considerado suficiente –lamenta Israa–. No te puedes imaginar cuánto tiempo paso pensando en qué haremos si nos deniegan el permiso. No podemos volver a Siria y la alternativa es vivir indefinidamente en una especie de prisión donde no puedes hacer nada", añade.
En el poder desde junio de 2019, el gobierno socialdemócrata se ha marcado el objetivo de que Dinamarca tenga “cero demandantes de asilo” y hace referencia a los desafíos de cohesión social. "Dinamarca siempre ha sido abierta y honesta. Desde el primer día hemos dejado claro a los refugiados sirios que su permiso de residencia es temporal", justificó el ministro de Inmigración, Mattias Tesfaye, cuando el Gobierno anunció el cambio de criterio para los refugiados de la zona de Damasco.
“La legislación danesa se ha convertido en una de las más duras de Europa. Los criterios para conseguir asilo son muy limitados, con permisos de máximo dos años. Es muy difícil obtener la residencia permanente y casi imposible conseguir la ciudadanía”, explica Michala Bendixen, presidenta de la ONG Refugees Welcome de Dinamarca, que además resalta la diferencia de trato que hace años que reciben los refugiados procedentes de Oriente Medio y el que reciben ahora los ucranianos, lo que tilda de "discriminación étnica".
"Los refugiados ucranianos tienen que recibir ayuda urgentemente, pero las mejoras en la recepción y protección se tienen que aplicar a todos los refugiados", argumenta. Según Bendixen, en cuanto al asilo, "los ucranianos no se enfrentan a un riesgo mayor que otros refugiados, sino al contrario", y alerta que si el Gobierno danés no hubiera aprobado una ley especial, "probablemente no habrían conseguido el asilo". Hasta ahora, Dinamarca ha recibido 23.500 refugiados de Ucrania, según el ministerio de Inmigración, que ha destacado que ya son más que los que el país recibió durante todo 2015, el año récord.
En Dinamarca hay dos centros de deportación, donde se envían a los demandantes a quienes se ha denegado el asilo y que “no colaboran” en su regreso a los países de origen. "Son centros abiertos, pero extremadamente controlados, con muy poca libertad. Además, los que viven allí no tienen derecho a estudiar ni a trabajar ni pueden recibir ninguna ayuda económica. Aquí hay unas condiciones peores que las que puedes encontrar en cualquier centro penitenciario de Dinamarca y esta gente no ha hecho nada", critica Bendixen.
Dinamarca ya no es segura
Ante esta situación, muchos sirios han decidido probar suerte en otro país europeo, desafiando el Reglamento de Dublín, que establece que se tienen que quedar en el primer país donde recibieron la protección. Según Lighthouse Reports, una ONG de periodismo colaborativo con base en Ámsterdam, a principios de este año al menos 421 sirios habían huido de Dinamarca, principalmente hacia Alemania, pero también a Suecia, los Países Bajos y Bélgica.
La legislación establece que los sirios que llegan a otros países europeos tienen que ser devueltos a Dinamarca, pero en la práctica cada país tiene respuestas diferentes. Solo Suecia los está devolviendo automáticamente al país vecino. En los otros estados, muchos sirios reciben un permiso temporal mientras se estudia su caso. En Alemania, las decisiones de deportación se toman a escala regional y, según el semanario alemán Der Spiegel, ya ha habido juzgados que han otorgado permiso de residencia a refugiados sirios alegando que Dinamarca no es un país seguro para ellos. El digital danés Weekendavisen ha accedido a documentos de los servicios de inmigración alemanes que otorgan un estatus de protección subsidiaria a varias familias sirias que han huido de Dinamarca, un permiso que les da acceso al mercado de trabajo y la posibilidad de residencia permanente después de cinco años en el país.
Es una posibilidad que Israa descarta. "No podemos ir a otro país... nos volverían hacia Dinamarca. Además, mi vida está aquí. Llegué con 11 años; he estudiado, he hecho todo lo que me pedían para demostrar que quiero vivir aquí, para integrarme. Hablo mucho mejor el danés que el árabe", argumenta. Aun así, asegura que siempre ha vivido con miedo: "Nunca me he sentido segura en Dinamarca, porque estás continuamente pensando que tendrás que marcharte, que no eres bienvenida".