Francia

Macron impulsa, con polémica, su ley de la eutanasia

Francia excluye a las personas que padecen enfermedades crónicas que no llevan a la muerte y los enfermos de Alzheimer

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Emmanuel Macron en el Hotel des Invalides de París.

ParísDespenalizar la eutanasia era una promesa electoral del presidente Emmanuel Macron. Y lo ha cumplido, pero con muchas dudas. Después de meses de pensárselo mucho, ha puesto sobre la mesa el proyecto de ley. Pero las reticencias políticas y la hesitación del propio Macron han hecho que el texto aprobado este miércoles por el consejo de ministros permita la eutanasia y el suicidio asistido en condiciones muy estrictas.

A diferencia de España, en Francia la futura ley prevé que solo puedan acogerse a personas que padecen una enfermedad que les conduzca a la muerte "a corto o medio plazo". Quedan excluidas las personas afectadas por enfermedades crónicas -aunque el sufrimiento físico o psíquico sea insoportable- y también quienes tienen Alzheimer, demencia o cualquier otra patología que afecte al discernimiento, aunque haya instrucciones previas del enfermo.

El gobierno presenta la ley como un refuerzo o una continuidad de los cuidados paliativos más que una ley de eutanasia, pero prevé la ayuda a morir para algunos enfermos. Se privilegiará el suicidio asistido -se facilita al paciente la sustancia letal para que se le administre él mismo- y sólo permite la eutanasia -que sea el médico quien administre la sustancia letal- en casos "excepcionales", cuando el paciente "no esté físicamente en condiciones" de hacerlo por sí solo. El texto también prevé que los médicos puedan acogerse a la cláusula de conciencia para rechazar participar en actos de eutanasia o suicidio asistido.

Eufemismos del gobierno

Macron ha presentado una ley restrictiva para sortear las reticencias de la derecha, clave para aprobar la reforma, y ​​de una parte de la sociedad francesa. La sorprendente estrategia del presidente, avalada largamente por la ministra de Sanidad, la conservadora Catherine Vautrin, es optar por los eufemismos para evitar hablar claramente de eutanasia y suicidio asistido. El texto lleva el título de "Ley de fin de vida" y tanto el presidente como la ministra hablan siempre "de ayuda a morir" para evitar pronunciar ambos conceptos tabú.

Vautrin ha llegado a decir este miércoles para justificarlo que eutanasia "es dar la muerte a alguien con o sin consentimiento" y que el texto francés habla siempre de consentimiento. La alergia del gobierno a decir las cosas por su nombre y el ímpetu por dar argumentos sorprendentes o definiciones muy propias, como la del consentimiento de la eutanasia, ha llevado a la prensa francesa a escribir múltiples artículos sobre la cuestión.

Para que la ley se pueda aplicar, todavía debe superar todos los trámites parlamentarios. El gobierno francés ha avisado de que la tramitación será larga -aunque llegará a la Asamblea en breve, a finales de mayo- y calcula que no se aplicará antes del 2026. Los contrarios empiezan a movilizarse: este miércoles, la Conferencia Episcopal de Francia ha anunciado el nombramiento de cuatro obispos que ejercerán de portavoces para realizar lobi contra el proyecto de ley.

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