Italia

La mafia se sienta en la mesa

La detención del propietario de una conocida pizzería demuestra el peso del crimen organizado en la restauración en Italia

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Clientes frente a la pizzería Dal Presidente.

RomaLa mafia se sienta en la mesa es más que el nombre de una polémica cadena de restaurantes italianos. La Camorra, la 'Ndrangheta, la Cosa Nostra... Desde hace años, la mafia ha encontrado en el negocio de la restauración una tapadera perfecta para blanquear dinero ilícito. La reciente detención de los propietarios de la famosa pizzería Dal Presidente, en Nápoles, conocida por haber tenido entre sus ilustres clientes al exmandatario estadounidense Bill Clinton, es sólo el último episodio de una tendencia que preocupa cada vez más las autoridades del país transalpino.

“Dónde hay pizza está la mafia”, confesó un exsoldado de la 'Ndrangheta arrepentido poco después de la masacre que en 2007 puso fin a la vida de seis personas en un restaurante italiano en Duisburg, en Alemania, y dejó al descubierto los tentáculos de la potente mafia calabresa más allá de las fronteras italianas . Lo sospechaba también Giovanni Falcone, el magistrado siciliano asesinado por la Cosa Nostra en 1992 que impulsó con el FBI Pizza Connection, una investigación sobre el tráfico de droga a ambos lados del Atlántico. Y lo demuestra también la detención esta semana de cinco personas relacionadas con la pizzería Dal Presidente, entre ellas el titular del local y un policía corrupto acusados ​​de blanqueo de dinero con el agravante mafioso.

Según la investigación de la dirección Antimafia de Nápoles y la Guardia de Finanzas, los detenidos utilizaban presuntamente el restaurante, situado en una de las zonas más frecuentadas por los turistas que visitan Nápoles, para blanquear dinero de la Camorra. En concreto, detrás de Dal Presidente estaría el influyente clan Contini, que, junto con la familia criminal Licciardi y el clan de los Mallardo, controla desde hace décadas el tráfico de estupefacientes en la ciudad del Vesubio.

El actual gestor de la pizzería, Massimiliano Di Caprio, que cuenta con varias condenas previas por robo y tráfico de drogas, logró el local gracias al apoyo económico y la protección de Vincenzo Capozzoli, su cuñado, considerado el principal exponente del clan Contini. Con ellos también fue detenida la esposa de Di Caprio, Deborah Capasso. Las autoridades italianas también se incautaron de bienes por valor de tres millones y medio de euros.

Aunque es un restaurante muy conocido, la operación policial no sorprendió a Italia. Desde Milán hasta Nápoles, pasando por Roma o Florencia, no hay prácticamente ninguna investigación reciente sobre el crimen organizado en Italia en la que no aparezca en algún momento algún bar, restaurante o pizzería que es utilizado como auténtica lavandería por la mafia, especialmente después de la pandemia.

Lo confirma el último informe sobre delitos agroalimentarios elaborado por Coldiretti, la principal organización agrícola italiana, en colaboración con Eurispes, el instituto italiano de investigación social, política y económica. La facturación total delagromafía creció más de un 30% en el último año –unos 21.800 millones de euros aproximadamente–, porque la cadena de suministro de alimentos, la producción, el transporte, la distribución y la venta tienen todas las características necesarias para atraer el interés de las organizaciones criminales”. "El sector agroalimentario –se lee en el informe– se ha convertido en una de las áreas prioritarias de inversión" de la mafia "porque le permite infiltrarse en la sociedad civil".

A menudo, los propietarios o gestores de los negocios de restauración no mantienen aparentemente ningún vínculo con la actividad criminal: su objetivo es únicamente lavar el dinero de la mafia. Hace sólo unos años, la policía italiana descubrió que Vincenzo Falzetta, conocido como Banana, un empresario milanés propietario de algunos locales de moda y discotecas de la ciudad lombarda, blanqueaba el dinero procedente del narcotráfico para la 'Ndrangheta.

“Debemos hacer frente a organizaciones que están cada vez más interesadas en desarrollar negocios en colaboración en lugar de luchar entre ellas”, explica Gian Carlo Caselli, presidente del Comité Científico de la Fundación Observatorio Agromafie. “Ahora podemos hablar razonablemente de mafia 3.0. La estructura inteligente se pone al servicio transversal de las diversas organizaciones, acogiendo sus recursos financieros para mejorarlos e incrementarlos de forma que parezcan legítimos”.

La lista de bares, restaurantes o locales que han sido intervenidos por las autoridades italianas en los últimos años es extensa y se extiende a lo largo de toda la geografía transalpina: el Caffé de París en Roma, Donna Sophia en Milán o Villa delle Ninfe en la provincia de Nápoles son sólo algunos de los más de 5.000 establecimientos dedicados a la restauración que en los últimos años han terminado en manos del crimen organizado. Y el futuro no es nada esperanzador. Según un informe de la agencia de rating Cerved, en Italia, más de 9.000 restaurantes y pizzerías que se encuentran en una situación de vulnerabilidad financiera están expuestos a una posible infiltración del crimen organizado.

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