Matanza de civiles en el Kazajistán, mientras Moscú envía tropas para sostener el régimen
Un portavoz de la policía de la república de Asia Central asegura que "decenas de asaltantes han sido eliminados"
LondresEn las últimas horas del miércoles y durante la madrugada de este jueves, paracaidistas rusos y de otros países satélites del Kremlin han volado a Kazajistán (Asia Central) como parte de una alianza militar exsoviética para ayudar a sofocar un levantamiento contra el régimen pro Moscú. Desde el domingo, y debido al aumento del precio del combustible en un país rico en petróleo, gas y uranio, grupos de manifestantes han asaltado edificios oficiales del gobierno kazajo y se han enfrentado a la policía y los militares en varias ciudades. Rápidamente, la situación ha acabado fuera de control y una amenaza para la estabilidad de uno de los grandes aliados del presidente ruso, Vladímir Putin. La presencia de las tropas extranjeras se concentra, de momento, en el oeste del país.
Algunas informaciones indican también que el expresidente del país Nursultán Nazarbáyev, hombre fuerte del régimen desde la independencia de la URSS hasta que abandonó el poder, en 2019, habría huido del país con su familia.
La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la versión del bloque pro Rusia de la OTAN, ha informado de que ha desplegado tropas de “mantenimiento de la paz” en Kazajistán. La acción preventiva del Kremlin, solicitada por el heredero de Nazarbáyev y actual presidente del país, Jasim-Jomart Tojáyev, ha tenido lugar después de que las fuerzas de seguridad locales informaran también en las horas pasadas de la muerte de “decenas de manifestantes” a raíz de los enfrentamientos, en lo que son ya los peores disturbios desde la caída de la Unión Soviética, en 1991.
En la operación militar participan tropas rusas, así como contingentes de Bielorrusia, Armenia, Tayikistán y Kirguistán. Durante esta noche, las fuerzas especiales kazajas también se han desplegado en el centro de Almaty, la antigua capital y el motor económico del país. Ha sido en Almaty donde se han registrado los incidentes más graves. Las imágenes que llegan muestran hoy a soldados kazajos con pasamontañas y equipación completa de combate patrullando por las calles vacías del centro comercial de la ciudad. La noche del día 4, sin embargo, los manifestantes estaban en las calles a pesar de la fuerte presencia de fuerzas militares. La ciudad, a estas alturas, está totalmente bloqueada.
"Ayer [por el miércoles] por la noche, las fuerzas extremistas intentaron asaltar edificios administrativos, el departamento de policía de la ciudad de Almaty, así como comisarías de la policía local. Decenas de asaltantes han sido eliminados", ha asegurado el portavoz de la policía, Saltanat Azirbek, según la agencia Interfax-Kazajistán, Tass y Ría Novosti. Hasta el miércoles por la tarde, al menos ocho agentes del orden habían sido muertos por los manifestantes, y 317 heridos, según el ministerio del Interior, citado por medios locales. A estas alturas, sin embargo, resulta imposible confirmar de fuentes independientes estas informaciones, ni tampoco el número de civiles que han perdido la vida.
En algunas ciudades, como por ejemplo Aktobe, la policía ha decidido no enfrentarse a los civiles, como también recogen imágenes de las redes sociales, a pesar del intento de apagar internet del gobierno que ahora controla Tojáyev.
Los graves incidentes son consecuencia de las protestas que, desde la semana pasada, tienen lugar por el aumento de los precios de los combustibles. Empezaron en el Kazajistán occidental y han sacudido al país a lo largo de toda la semana, hasta forzar la dimisión del gobierno y del primer ministro, en una especie de autogolpe de estado promovido por el presidente Jasim-Jomart Tojáyev. De hecho, el malestar creciente presenta un gran reto para su régimen autoritario y ha suscitado preocupación internacional, especialmente con el aliado clave Moscú. La protesta concreta por el aumento de precios del combustible ha evolucionado debido a una frustración más de fondo por la falta de derechos políticos, una economía estancada por la pandemia y la corrupción de las élites gubernamentales.
Tojáyev, sin embargo, ha acusado a los manifestantes de tener complicidades con el exterior y ha pedido explícitamente la intervención de Moscú y sus satélites contra los que tildó de “grupos terroristas” que han “recibido una amplia formación en el extranjero”. Hasta ahora, el OTSC se había negado anteriormente a intervenir en disturbios internos y la aceptación de enviar fuerzas a Kazajistán se tiene que leer como una muestra del nerviosismo del presidente ruso, Vladímir Putin, ante el posible colapso de uno de sus aliados más fuertes. Con una población de unos 19 millones de habitantes, con un gran sentimiento nacional, la presencia de tropas extranjeras no parece un movimiento especialmente beneficioso para la popularidad de Tojáyev.