El primer ministro francés, dispuesto a revisar la polémica reforma de las pensiones de Macron
Bayrou se abre a renegociar la edad de jubilación para conseguir el apoyo de los socialistas y evitar depender de Le Pen

ParísEl nuevo primer ministro francés, François Bayrou, está dispuesto a revisar la reforma de las pensiones, que alargaba la edad de jubilación de los actuales 62 a los 64 años, una ley que impulsó el presidente Emmanuel Macron y que provocó una ola de protestas en la calle. Bayrou ha aceptado reabrir el debate de las pensiones para obtener el apoyo parlamentario de los socialistas y evitar depender de la extrema derecha de Marine Le Pen. Es su apuesta por intentar que su gobierno, en minoría en la Asamblea Nacional, sobreviva.
Los socialistas habían pedido la retirada o al menos la suspensión de la reforma, aprobada en el 2023, a cambio de no votar la moción de censura que ha presentado la izquierda radical (La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon), los comunistas y los Verdes. Bayrou, que necesita realizar equilibrios casi imposibles entre la derecha y la izquierda por no ponerse nadie en contra, no ha querido suspender la reforma y menos retirarla por miedo a perder la confianza de la derecha y de los macronistas, pero sí ha aceptado revisar la ley para poder mejorarla como pequeña concesión a los socialistas.
También ha aceptado volver a empezar el melón de la edad de jubilación, uno de los núcleos de la reforma y el punto que generó más protestas sindicales y ciudadanas. "Podemos buscar un nuevo camino para la reforma, sin ningún tótem y sin ningún tabú, ni siquiera la edad de jubilación", ha anunciado Bayrou este martes en su discurso ante la Asamblea Nacional. La ley prevé aumentar progresivamente la edad de jubilación hasta alcanzar los 64 años en 2030. Francia es actualmente uno de los países de la Unión Europea con una edad de jubilación más baja y la reforma supone situarla más cerca de la mayoría de los socios comunitarios.
Una única condición
La única condición que pone a Bayrou en las negociaciones para retocar la reforma es que no descuadre las cuentas. La ley tenía como objetivo aumentar los ingresos de la Seguridad Social para equilibrar las cuentas públicas. Con un déficit por encima del 6%, Francia necesita sanear sus cuentas. "No podemos degradar el equilibrio financiero que buscamos y en el que casi todo el mundo está de acuerdo", ha advertido el primer ministro.
Bayrou no quiere repetir los errores de su predecesor, Michel Barnier, que dio la espalda a la alianza de los partidos de izquierdas y prefirió buscar el apoyo parlamentario de la extrema derecha. Hasta que la líder del Reagrupamiento Nacional (RN), Marine Le Pen, decidió dejar caer al gobierno como estrategia política para desgastar a Macron y reafirmarse como alternativa al caos político que vive Francia, con una Asamblea en la que ninguna fuerza política ni alianza tiene la mayoría.
Los socialistas, decepcionados
La incógnita es si los socialistas tendrán suficiente con la concesión de Bayrou, que no es exactamente lo que pedía el partido liderado por Olivier Faure. Algunas fuentes de la formación aseguraron que están "decepcionados" con el discurso del primer ministro, de centroderecha, y que deben discutir si votan o no esta semana a favor de la moción de censura de Mélenchon.
Según apunta France Info, los diputados están "divididos". Si los socialistas en pleno eligen apoyar al nuevo gobierno y no votan la moción, la alianza de la izquierda se romperá definitivamente. Según el líder de La Francia Insumisa, diputados socialistas han firmado el texto de la moción. "La maniobra de división ha fracasado", ha asegurado Mélenchon a X. A pesar de su tuit, todavía no está claro qué posición adoptará formalmente el partido.
Aunque se abra el debate, es poco probable que se puedan aprobar modificaciones de la última reforma de las pensiones. Los partidos de izquierdas tampoco tienen mayoría en la Asamblea y habría que sumar otras fuerzas. El primer ministro, que ha dado de margen hasta otoño para acordar los cambios, ya ha citado este viernes a los sindicatos para empezar a negociar.
Romper la alianza
Sin embargo, si finalmente Bayrou consigue que el partido socialista se desmarque de los insumisos de Mélenchon, habrá matado a dos pájaros con una piedra: romper la alianza de la izquierda, el Nuevo Frente Popular, y ganar tiempo para poder negociar los presupuestos sin tener los socialistas en contra y sin depender por completo de la extrema derecha.
Bayrou sabe que la supervivencia de su gobierno depende de la negociación de los presupuestos para este año. Es su prueba de fuego. Si no consigue una mayoría parlamentaria suficiente para salir adelante y debe recurrir al artículo de la Constitución francesa que permite al gobierno aprobar las cuentas sin someterlas a votación en el parlamento, lo más probable es que acabe como Barnier, con una moción de censura que haga caer al gobierno. La cesión a los socialistas con la reforma de las pensiones puede servirle para que la formación de izquierda se abra a apoyar al ejecutivo y no se sume a una eventual nueva moción de censura si debe aprobar los presupuestos por decreto. De esta forma, que Le Pen vote a favor de la moción no servirá de nada.