¿Qué busca Netanyahu con la ola de ataques contra Hezbollah?

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El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant.

BarcelonaBenjamin Netanyahu se ha apuntado un triunfo importante con el ataque cibernético contra Hezbollah, que mejorará su imagen de forma sustancial en Israel, una cuestión que le ayudará a sostenerse como primer ministro. Ha mostrado liderazgo, iniciativa y originalidad, y con toda probabilidad los próximos sondeos recogerán esta tendencia.

Algunos medios hebreos indican que una de las consideraciones que había sobre la mesa era cierta urgencia material debido a que existía la posibilidad de que Hezbollah descubriera la trampa tramada por el Mossad, lo que habría precipitado la orden de Netanyahu.

Pero el primer ministro sin duda ha considerado otras circunstancias que apoyan su posición política y le garantizan su continuidad en el cargo. Entre estas circunstancias se encuentra la posible sustitución del ministro de Defensa, Yoav Galant, por otro político, Gideon Saar, quien la oposición recuerda que carece de experiencia militar.

Galant es un compañero de viaje molesto porque tiene iniciativa propia. Ha criticado a Netanyahu a menudo, y es partidario de un intercambio de prisioneros con Hamás. Este tema es fundamental para la continuidad del primer ministro, porque si se concreta la liberación de los rehenes habrá pocos argumentos para no crear una comisión estatal que investigue a los altos cargos por el fiasco del 7 de octubre.

La explosión en cadena de los buscapersonas y otros dispositivos electrónicos de Hezbollah permite a Netanyahu respirar, y le da más oxígeno para sacar adelante la sustitución de Galant si éste no rectifica sus posiciones contrarias a las posiciones del primer ministro.

Cambio de objetivo en la guerra

Por otra parte, y esto no es menos importante, Netanyahu traslada el foco del sur, es decir de la Franja de Gaza, en el norte, es decir en Líbano. Es como si el primer ministro hubiera dicho a Hezbolá que ya se siente libre de Hamás, que ha eliminado su amenaza, aunque no sea totalmente, y ha llegado el momento de concentrarse en Hezbolá. Gallant aseguró este miércoles por la tarde que el país se dirige hacia una "nueva fase" de la guerra y que el "centro de gravedad" se está moviendo hacia la frontera con Líbano.

La organización chiíta lleva once meses atacando el norte de Israel. Ha forzado la evacuación de decenas de miles de civiles. Ha bombardeado a diario objetivos militares y civiles y ha causado un considerable número de bajas, militares y civiles, durante todo este tiempo, además de unos destrozos no pequeños.

En las últimas horas, se especula con la posibilidad de que en cualquier momento Israel declare una guerra en Hezbollah, es decir, una guerra total, y no como durante los últimos once meses, una posibilidad que únicamente depende de la voluntad de Netanyahu. Esto será así sólo si el primer ministro israelí considera que puede darle beneficios para su porvenir político y personal.

Algunos medios de comunicación se han hecho eco de una conversación que Netanyahu tuvo esta semana con Amos Hochstein, el enviado especial de Estados Unidos por Oriente Próximo. Según estos medios, Netanyahu habría recalcado a su interlocutor que Israel –es decir, Netanyahu– sólo actuará en función de sus intereses, lo que implica que las demandas estadounidenses no siempre serán contestadas con un adverbio afirmativo.

En realidad, esto es lo que Netanyahu ha hecho cada día, por ejemplo, con el tema de los rehenes. Toda la administración estadounidense, con el presidente Joe Biden al frente, ha pedido al líder israelí que apruebe de inmediato el intercambio de los rehenes, pero al primer ministro no le ha interesado, así que no lo ha hecho a pesar de las presiones. Por el contrario, Estados Unidos sigue alimentando la gran maquinaria militar del estado judío.

En Tel-Aviv se comentaba el martes por la noche que Netanyahu ha detenido el cambio de ministro de Defensa, al menos hasta después de su viaje a Nueva York en los próximos días. El primer ministro hablará ante la Asamblea General de la ONU sobre la situación y el conflicto. Netanyahu quiere evitar ahora una salida prematura de Gallant, especialmente hasta ver qué ocurre con Hezbollah.

Netanyahu es un político astuto y no cederá ante las presiones de Estados Unidos ni ante las presiones de la oposición. El mensaje que está enviando es que no piensa abandonar la política después de tres lustros en el poder, que su carrera aún no ha terminado y piensa dar mucha guerra. Y la realidad es que tiene un apoyo importante de la población y los incidentes del Líbano sólo lo incrementará. Incluso una nueva guerra con Hezbolá podría hacerlo aún más popular.

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