Guerra a Gaza

¿Por qué a Israel se le acaba el tiempo para destruir a Hamás?

Crece la presión de Estados Unidos para que Netanyahu detenga los ataques antes de Año Nuevo

The Economist
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Una unidad de artillería israelí opera en la frontera con Gaza.

JerusalénHan pasado nueve semanas desde que Israel empezó en bombardear la franja de Gaza y seis desde que envió fuerzas terrestres. Unos 18.000 habitantes de Gaza, en su mayoría civiles, han muerto. Pero hasta ahora Israel no ha logrado su objetivo principal de destruir las capacidades militares de Hamás, el movimiento islamista que gobierna Gaza y que, en un ataque terrorista el pasado 7 de octubre, asesinó a 1.200 israelíes y tomar a 240 personas como rehenes. Parece cada vez más claro que las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) tienen pocas semanas para terminar su trabajo antes de que Estados Unidos, el aliado vital de Israel, retire su apoyo a la ofensiva. Y el éxito parece poco probable.

Israel está intensificando sus operaciones. Ha desplegado toda una división aerotransportada de las IDF en la ciudad de Khan Younis, en el sur, y en sus alrededores, donde cree que se esconden los altos líderes de Hamás. Tres divisiones blindadas siguen operando en el sector norte, en la devastada ciudad de Gaza. Se han producido peleas feroces en las zonas de Shujaiya y Jabalia de esa ciudad. El ejército israelí está destruyendo túneles, donde se refugian los combatientes de Hamás, e infraestructuras, tanto militares como civiles, en la ciudad y en sus afueras.

Israel está intentando crear la impresión de que la resistencia se está hundiendo y que controla un extenso territorio. En las redes sociales, han aparecido imágenes de decenas de hombres rodeados por soldados israelíes, que ordenan que se desnuden y queden en ropa interior en busca de cinturones explosivos. El ejército ha levantado la bandera israelí en la plaza de Palestina de la ciudad de Gaza y ha encendido velas de Hannukká en varios lugares del campo de batalla. Pero ésta todavía no es la "foto de la victoria" -la imagen que confirma un triunfo final- que los ciudadanos israelíes exigen a sus líderes.

Un portavoz del ejército decía hace unos días que habían abatido a 5.000 miembros de Hamás, y admitía que por cada combatiente muerto se podían contabilizar dos civiles muertos. Pero Hamás tiene todavía miles de combatientes que salen de los túneles para llevar emboscadas a los soldados israelíes. Unos 100 uniformados de Tel-Aviv han muerto. Hamás aún mantiene a más de 130 rehenes que no fueron liberados durante la tregua temporal de noviembre. Están en peligro por el bombardeo constante.

El 8 de diciembre, soldados israelíes resultaron heridos en un intento fallido de rescatar a un rehén. Hamás mostró más tarde imágenes horripilantes de un rehén muerto, un civil israelí de 25 años. Hamás afirma que los israelíes le mataron en su intento de rescate, mientras que Israel asegura que Hamás le asesinó.

Israel tampoco ha logrado eliminar el liderazgo de Hamás ni destruir su infraestructura. Las IDF ha asesinado a varios altos comandantes de la organización islamista. Pero Yahiya Sinwar, el jefe general del grupo en Gaza, y Muhammad Deif y Marwan Issa, los comandantes de su fuerza de combate, han sobrevivido, hasta ahora. Esto es gracias en parte a la red de cientos de kilómetros de túneles de Hamás, que Israel no ha podido destruir pese a su potencia de fuego y sus capacidades de vigilancia con drones.

Destruir la red de túneles requiere meses

Los generales israelíes han dicho desde el inicio de la guerra que se necesitarían meses de operaciones minuciosas con soldados sobre el terreno para destruir esta red de túneles. Más de dos meses después, todavía pronostican un problema de "meses", como admitía este lunes un asesor de Netanyahu. Pero quizá no tengan tanto tiempo.

El número de muertes civiles ya está drenando el apoyo internacional a la ofensiva de Israel. Ahora Estados Unidos, su indispensable aliado, vacila.

El 8 de diciembre, Estados Unidos vetó una resolución de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía un alto el fuego inmediato en Gaza. El Reino Unido se abstuvo. El resto de trece miembros votaron a favor de la resolución. El veto estadounidense subrayó hasta qué punto Israel se ha vuelto dependiente de su aliado estratégico para el apoyo diplomático. También necesita más armas estadounidenses. El departamento de Estado acaba de aprobar un envío de 14.000 proyectiles de tanque de 120 milímetros, una de las principales municiones que el ejército israelí está utilizando en sus operaciones terrestres.

En público, ambos gobiernos niegan que la administración del presidente Joe Biden haya establecido ningún tipo de plazo para que los israelíes acaben su ofensiva. Pero varias fuentes han confirmado que durante su reciente visita a Israel Antony Blinken, el secretario de Estado estadounidense, dijo a los israelíes que deberían terminar antes del 2024.

Mientras, la administración también exige que Israel haga mucho más para aliviar el sufrimiento de los palestinos, especialmente en el sur de Gaza. Unos 2 millones de personas, más de tres cuartas partes desplazadas de su casa por los combates, están hacinadas, con suministros escasos y sin saneamiento, con el riesgo creciente de brotes de enfermedades.

Si Estados Unidos pide el fin de la lucha a principios de Año Nuevo, su suerte puede empezar a mejorar un poco. Pero es probable que ni la paz ni las condiciones de vida soportables vuelvan pronto. El bombardeo israelí en Gaza podría terminarse, pero es probable que el ejército israelí continúe una campaña de menor intensidad con sus fuerzas terrestres. En ese escenario, Hamás seguirá controlando partes de Gaza. Así, Israel habrá fracasado en su principal objetivo de destruir a los autores de la masacre del 7 de octubre.

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