Una casa derrumbada este martes en Gaza, a consecuencia de los bombardeos israelíes.
Experto en Oriente Próximo
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Según datos divulgados por la ONU, en los últimos dos meses Israel violó el alto el fuego en la Franja de Gaza en más de 350 ocasiones, causando la muerte de más de 121 palestinos, la inmensa mayoría, civiles. Estos datos dan una idea clara de la fragilidad del alto el fuego que el presidente Donald Trump negoció con Israel y Hamás, y anunció en octubre.

Uno de los palestinos muertos es Raed Saad, uno de los principales líderes de Hamás en la Franja, asesinado el pasado sábado en un incidente que Estados Unidos criticó porque se hizo sin coordinación con Washington, según el portal de noticias estadounidense Axios. Según este medio, la Casa Blanca protestó directamente ante el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

¿Y cuál es la situación general hoy y su evolución previsible? La violación sistemática del alto el fuego por parte de Israel no parece tener que detenerse en breve. Israel dice que Hamás no ha cumplido su parte del pacto, puesto que todavía queda un israelí muerto bajo su control. Se trata de un joven que fue rehén de la Yihad Islámica antes de morir y ser enterrado en la Franja.

Por su parte, la Yihad Islámica asegura que no sabe dónde fue enterrado, porque durante los dos años de guerra perdió la ubicación de su tumba, una explicación que Israel rechaza. Los israelíes dicen que han comunicado a los palestinos los nombres de un puñado de milicianos de la Yihad Islámica que, según Israel, saben cuál es el sitio exacto de la tumba.

En cualquier caso, como este último cadáver no ha vuelto a Israel, el gobierno de Netanyahu considera que no está violando el alto el fuego con los bombardeos que arroja sobre la Franja, un argumento que no satisface del todo a la Casa Blanca aunque lo tolera, aunque haga algunas protestas aisladas.

Una segunda fase que no llega

La segunda fase del acuerdo de alto el fuego se está demorando, y eso no le gusta a Donald Trump, aunque no puede hacer gran cosa. La presión que el presidente estadounidense puede ejercer sobre Israel es limitada. Recordemos que durante la guerra, en más de una ocasión Trump pidió a Netanyahu que acabara con los bombardeos indiscriminados en la Franja, pero el alto el fuego no llegó hasta que el primer ministro israelí consideró favorable a sus intereses.

Para complicar las cosas, Hamás no está dispuesto a desarmarse hasta tener garantías de que se creará un estado palestino en los territorios ocupados. La organización islamista dice que las leyes internacionales avalan las armas de la resistencia, una situación que sólo cambiaría si se creara un estado palestino. Y ese escenario es un sueño imposible con Netanyahu en el poder.

Y aún hay más complicaciones: la Casa Blanca está encontrando dificultades para reclutar la fuerza internacional que durante la segunda fase del alto el fuego debería desplegarse en Gaza. Numerosos países consideran que enviar tropas a la Franja es demasiado arriesgado, por lo que la fecha orientativa para este despliegue, a mediados de enero, está en vilo.

En resumen, no hay motivos para demasiado optimismo ni a corto ni a medio plazo. El 29 de diciembre Netanyahu viajará a Estados Unidos para reunirse con Trump, pero no está claro que una reunión entre ambos mandatarios resuelva las cuestiones pendientes, entre otras cosas porque a Netanyahu ya le va bien la situación actual.

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