Netanyahu ignora las presiones para detener la guerra tras la muerte del líder de Hamás
Los aliados occidentales creen que la eliminación de Sinwar ofrece una oportunidad para un alto el fuego y una negociación
El CairoCuando este jueves se confirmó que el ejército israelí había matado en Gaza al líder de Hamás, Yahya Sinwar, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebró rápidamente la noticia y aprovechó la ocasión para declarar que su asesinato ofrece una oportunidad para reanudar los esfuerzos para conseguir un alto el fuego en la Franja y un intercambio de rehenes y prisioneros. Sin embargo, las subsiguientes reacciones de altos cargos militares y políticos de Israel, tanto del gobierno como de la oposición, han enfriado estas expectativas y apuntan a una continuidad de la guerra.
Durante una llamada mantenida el mismo jueves, Biden y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, hablaron de cómo aprovechar el momento para acabar con la guerra y devolver a Israel a los rehenes que están en Gaza, según la Casa Blanca. En esta línea, su asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, declaró que Sinwar suponía un "gran obstáculo" para la paz en la Franja y que ahora ha sido "eliminado". Además, está previsto que el jefe de la diplomacia del país, Antony Blinken, vuelva pronto a la región para intentar reanudar las negociaciones.
También en Israel algunas voces están intentando presionar en esa dirección. La principal agrupación de familiares de rehenes ha instado al gobierno israelí a convertir "el éxito militar" que supone la muerte de Sinwar en un "éxito diplomático" en forma de acuerdo para el regreso de los cautivos. Y uno de los principales líderes de la oposición, Yair Lapid, ha considerado que "este es el momento de duplicar y triplicar los esfuerzos para llevar a casa" a los más de 100 secuestrados que todavía están en Gaza, en línea con lo que han defendido múltiples líderes europeos.
"No es el fin de la guerra"
Sin embargo, los principales dirigentes del país no han mostrado señales de querer acabar con la guerra. Netanyahu, que es de quien en última instancia dependería esta decisión, ha declarado que la muerte de Sinwar "no es el fin de la guerra en Gaza" y no ha hablado de ninguna iniciativa diplomática. De forma similar, el portavoz del ejército, Daniel Hagari, ha asegurado que "el trabajo no ha terminado" y ha avanzado que continuarán hasta que todos los rehenes vuelvan a casa "por cualquier medio".
Más contundentes todavía se han mostrado los socios de extrema derecha de Netanyahu, que retienen una gran influencia sobre la ofensiva en Gaza porque de ellos depende la sostenibilidad del gobierno. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, ha declarado que Israel debe "seguir con todas las fuerzas hasta la victoria absoluta". Y el responsable de Finanzas, Bezalel Smotrich, ha criticado los llamamientos exteriores a detener la guerra y ha reiterado que el único acuerdo aceptable es la "rendición total" de Hamás, la deportación de sus miembros y la liberación de los rehenes.
Miembros destacados del partido de Netanyahu, el Likud, se han expresado en parecidos términos que sus aliados de extrema derecha dentro del ejecutivo. Y así lo han hecho incluso adversarios políticos del primer ministro. Entre ellos destaca el líder del principal partido de la oposición y exmiembro del gabinete de guerra formado a raíz de la ofensiva contra Gaza y disuelto a mediados de junio, Benny Gantz, que ha avanzado que el ejército israelí “tendrá que seguir operando en Gaza durante años”.
Pese a que el clima dentro del gobierno y del Parlamento israelíes no es proclive a volver a impulsar negociaciones indirectas con Hamás, la administración de Biden sigue culpando sólo a Sinwar de haber sido uno de los principales obstáculos para la consecución de un alto el fuego en Gaza. En cambio, no está claro hasta qué punto Washington está presionando a la sombra y en paralelo a Tel-Aviv para que cambie de rumbo y apueste por la vía diplomática, a pesar de que Netanyahu ha torpedeado de forma sistemática cualquier posibilidad de acuerdo desde hace meses.
Hamás, pendiente de nombrar a un nuevo líder
Hamás, por su parte, tampoco ha mostrado indicios de estar preparado para reanudar de forma inmediata las conversaciones indirectas con Israel. En uno de los comunicados que ha emitido para alabar la figura de Sinwar, el grupo ha declarado que no devolverá a los rehenes hasta que el ejército israelí detenga la ofensiva en Gaza, retire a las tropas del territorio y libere a los cautivos palestinos encarcelados en Israel. Hasta ahora la última palabra de Hamás sobre las negociaciones con Israel se cree que la tenía Sinwar, por lo que ahora no está claro de quién dependería ese tipo de decisión.
En este sentido, se especula que el número dos del buró político de Hamás y la figura que mayor protagonismo ha tenido en las negociaciones con Israel, Jalil al Haya, asumirá ahora un rol más destacado. Pero Al Haya está fuera de Gaza, lo que le dificultaría la tarea. En el país se considera que el hermano de Sinwar, Mohammed, o algún comandante de campo podrían tomar el relevo. Pero no está claro hasta qué punto pueden comunicarse con el resto del grupo ni si saben dónde están los rehenes. Además, no se cree que tengan posturas muy distintas de Sinwar.
Por otra parte, aunque la muerte del líder palestino ha devuelto momentáneamente la atención a Gaza, una de las primeras pistas sobre los planes de Netanyahu podrían venir de Irán, ya que Israel todavía amenaza con golpear al país tras el ataque iraní a principios de octubre en respuesta a los asesinatos de los líderes de Hezbollah, Hasan Nasrallah, y Hamás, Ismail Haniyeh.
Además, el hecho de que un alto el fuego, sobre todo en Gaza, podría beneficiar a la candidatura del Partido Demócrata a las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 5 de noviembre, en contra de la opción preferida de Netanyahu, también se considera que quita prisa por actuar en el primer ministro israelí.