Oriente Medio aguanta la respiración a la espera de la reacción de Irán

Israel y sus aliados se preparan para afrontar un ataque iraní más amplio que el de abril

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Tropas de la Guardia Revolucionaria iraní durante un desfile militar en Teherán.

BeirutOriente Medio está al borde de una guerra total. El ataque a Beirut que mató al número tres de Hezbollah, Fuad Shukr, y después el asesinato en Teherán del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, han llevado Tel-Aviv a un callejón. Dos de las potencias armadas más fuertes de Oriente Medio, una estatal (el cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní) y otra no estatal (la milicia chií libanesa Hezbollah) han prometido vengar las muertes de estos dos altos dirigentes con una respuesta "calculada" y "en el momento preciso", lo que ha dejado a la región en una situación de total incertidumbre. La diplomacia internacional ha llamado a la calma a las partes para evitar una escalada, cuyas consecuencias tendrán efecto más allá de la región.

La pregunta ahora es si se podrá contener la escalada y evitar una guerra regional. La legitimidad de defenderse y responder es una de las cuestiones que más complica los esfuerzos diplomáticos por intentar detener una escalada regional, que parece inevitable. En las conversaciones con los jefes de la diplomacia de países como Egipto, Jordania o Arabia Saudí, las autoridades iraníes han apelado a su derecho a responder contra Israel al considerar el ataque contra Haniyeh una agresión armada en su territorio. El mensaje de Irán es que el líder de Hamás era su invitado y que, por tanto, su asesinato –que coincidió con la investidura del presidente Masoud Pezeshkian– “es una provocación demasiado grande para pasarla por alto” . El ayatolá Ali Jamenei lo ha dejado claro y ha dado luz verde a un ataque contra Israel. Dejar el asesinato sin respuesta, a ojos de los líderes políticos de Irán, haría que Jamenei se viera débil y podría envalentonar a sus enemigos.

La cuestión sigue siendo si esta respuesta conseguirá sus objetivos o si Israel y sus aliados conseguirán contrarrestarla. La ofensiva iraní sin precedentes del 13 de abril fue anunciada con tiempo, lo que permitió que Israel se preparara. Su sistema de defensa aéreo insignia, la Cúpula de Hierro, así como la coordinación regional y el apoyo del Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM), ayudó a Tel-Aviv a interceptar casi todos los misiles enviados por Teherán. La respuesta de Israel fue un ataque de represalia limitado. Esta vez Irán puede pensar que para lograr la disuasión es necesario un ataque más doloroso.

Los esfuerzos diplomáticos han sido infructuosos. Hasta ahora no se ha logrado detener la creciente tensión regional ni suavizar la postura iraní. Estados Unidos se está preparando, enviando aviones de combate y barcos de guerra, para reforzar las defensas frente a las amenazas de Irán y sus aliados. Las embajadas han pedido a sus nacionales residentes en Líbano que se marchen inmediatamente, y muchas aerolíneas internacionales han cancelado sus vuelos a Beirut, Tel-Aviv y Teherán.

Resumiendo: Israel y sus aliados se preparan para afrontar un ataque más amplio que el de abril, que podría involucrar a Hezbolá y otros grupos del Eje de la Resistencia.

El secretario general de Hezbollah, Hasan Nasrallah, advirtió en su último discurso de que su respuesta “llegaría, sola o como parte de una respuesta colectiva de todo el frente [de la Resistencia]”. Para la milicia chií libanesa, Israel ha atravesado todas las líneas rojas con el ataque a Beirut del 30 de julio que mató al alto comandante Fuad Shukr. Desde entonces, se han intensificado los enfrentamientos en la frontera. Sin embargo, la renovación de las hostilidades fronterizas no debería verse como la venganza prometida.

Una respuesta calculada

Algunos analistas sostienen que la reacción tardía de Irán responde a una posible acción conjunta. El asesinato de Haniyeh tuvo lugar después de la toma de posesión de Pezeshkian. En la ceremonia de investidura, en Teherán, también fueron invitados otros líderes del Eje de la Resistencia. El mensaje de Israel fue claro: cualquiera de ellos podría ser un objetivo y ser asesinado.

“Esto ha puesto todo el Eje de la Resistencia en una posición a la defensiva, y las represalias son necesarias tanto para vengar los asesinatos de Haniyeh y Shukr como para disuadir a Israel de matar a otros líderes proiraníes –como Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah; el general Ismail Ghaani, comandante del brazo militar de la Guardia Revolucionaria en el exterior, la Fuerza Quds, o Abdul-Malik al-Houthi, del grupo yemení Ansarallah, los Houthis–", explica al ARA Bashar al Lake, analista político cercano a Hezbollah.

Al Lake estima que Teherán no se limitará a lanzar misiles y drones desde su territorio, porque “estos últimos tardarían horas en llegar a sus objetivos en Israel, y este retraso ofrece a Israel y los sus aliados internacionales la posibilidad de interceptarlos como ocurrió el 13 de abril”. A su juicio, desde los demás frentes, los aliados de Irán “podrían lanzar andanadas de misiles y drones explosivos desde Líbano y Siria y llegar a sus objetivos en cuestión de minutos, lo que reduciría la capacidad de Israel para reunir una defensa eficaz”. Sea cual sea la respuesta, en última instancia se verá en el campo de batalla.

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